Las obligaciones de un Estado

No sé si leyeron mi columna de ayer, pero les resumo muy brevemente, además de que puedes leerla aquí: una encuesta realizada por IDEAL a través de redes sociales daba como resultado que un 80% de los participantes no acogería a un refugiado en su casa, lo que me llevó a pensar si yo lo haría o no. Y la respuesta, honestamente, sería que no.

Refugiados

A partir de ahí contaba yo una historia que, teniendo final feliz, tampoco dejaba un excesivo buen sabor de boca. Al compartir en Facebook la columna, intervino Ilya U. Topper, un tipo muy interesante y al que, en realidad no conozco. Nos cruzamos varias veces durante la Feria del Libro, en el marco de las charlas organizadas por la activa Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, pero no llegamos a hablar. Y sobre eso hablo hoy, en el periódico.

 

Transcribo las palabras de Ilya: “Es un debate falso. Completamente falso. Porque un país (España) no es “nuestra casa”: una cosa es el espacio privado de mi vivienda y otra el territorio de mi país. Tampoco montaría un concierto de Iron Maiden en mi salón, pero apoyo que haya salas de concierto para hacerlo. Ni metería a un montón de drogadictos en mi casa, pero me alegro de que mis impuestos financien centros de desintoxicación. Ni siquiera invitaría a comer al alcalde a mi cocina, pero me parece muy bien que su sueldo sea del erario público”.

Teatro Lorca

Y concluía señalando que este tipo de encuestas son herramientas para convencer al ciudadano de que España no tiene obligación de acoger refugiados, lo que es falso porque, de acuerdo con la ley internacional, sí tiene esa obligación.

Me consta que la intención de la encuesta de IDEAL iba por otros derroteros, más cinéfilos, emocionales y sentimentales. Pero permítanme que, de eso, hablemos mañana. Hoy, me quedo con las sabias y lúcidas palabras de Ilya. Un estado de derecho es un ente complejo que, ocupando un lugar en el mundo, tiene una responsabilidad supranacional y debe actuar conforme a los dictados de la ONU y de los acuerdos internacionales suscritos por los gobernantes.

Vergüenza ser europeos

Y España, en el caso de los refugiados de la guerra de Siria, los está incumpliendo de forma sistemática. Fíjense en la denostada Merkel. Por mucho daño que electoralmente le esté haciendo su política con respecto a los sirios, no ceja en el empeño. En otros aspectos, habrá que criticarla. En éste, chapeau.

Jesús Lens

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Frialdad intolerable

Mi artículo de hoy, en IDEAL, comienza así: lean, lean ustedes “Los surcos del azar”, por ejemplo. Se trata de un tebeo de Paco Roca que cuenta la historia de Miguel Ruiz, un republicano español exiliado en Francia.

Los surcos del azar

Lean “Herejes”, de Leonardo Padura, en la que se cuenta la historia del barco S.S. Saint Louis que, en 1939, permaneció varios días fondeado frente a La Habana. Y si no tienen ganas de leer, vean la película “El viaje de los malditos”, que cuenta la misma historia, aunque de forma completamente distinta.

herejes padura

Leer historias del pasado, aunque sea del pasado reciente, suele hacer que nos llevemos las manos a la cabeza. ¿Cómo pudieron ser los franceses tan crueles y despiadados con los españoles que huían de las tropas franquistas? ¿Cómo pudieron tratarlos tan mal, encerrándolos en campos de concentración?

¿Y qué me dicen de aquellos cerca de 1.000 judíos que habían escapado de Hitler y a los que no dejaron desembarcar en Cuba, obligándoles a volver a la Alemania nazi en la que les esperaba la más cruel de las muertes? ¿No es algo inconcebible, nauseabundo y repugnante?

Dentro de tres, cinco, diez o cincuenta años, habrá escritores y cineastas que cuenten el conocido como Drama de los Refugiados, y los ciudadanos que lean sus novelas o vean sus películas, sentirán el mismo asco, impotencia e incomprensión que experimentamos nosotros con estas historias de la II Guerra Mundial.

Los surcos del azar humillación

Ahora, sin embargo, por muchas imágenes que vemos en los medios de comunicación, el tema de los refugiados nos deja fríos. Como ese otro drama, al que ya hace años que nos acostumbramos: el de la inmigración.

Resulta sintomático que, cuanto mayor énfasis ponemos en el lenguaje -con el DRAMA DE… se nos llena la boca-, menos esfuerzo hacemos por revertir la situación. Al menos, por intentarlo. O por presionar a los que podrían hacer algo realmente útil.

Sí. Es una situación muy compleja. Por supuesto. Pero busquen información sobre los Niños de Morelia, por ejemplo. Y verán que, cuando quieren, pueden. Tecleen en Google el nombre de otro barco, bendito en este caso: el Sinaia que llevó a México a 1.599 refugiados españoles.

Sinaia

Sí. Las circunstancias no son las mismas y tal y tal y tal. Pero los refugiados sirios sufren, se congelan y mueren a las puertas de Europa. ¡Y hay que hacer algo! ¡Ya! Porque es de justicia.

Jesús Lens

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