¡Qué gobiernen ellos!

Empiezo a percibir un runrún entre algunos comentaristas políticos: ¡qué gobiernen ellos! A Unidos Podemos, se refieren. El planteamiento: si le pegan el zarpazo al PSOE, que Pedro Sánchez les apoye. Y que, de golpe y porrazo, se encuentren en La Moncloa. A ver cómo se apañan.

El ejemplo que invoca esta corriente de opinión es el de Tsipras. ¿Se acuerda el lector de aquellas semanas en las que Tsipras y Varoufakis iban a poner de rodillas a la Unión Europea y a sus instituciones? Días en los que las redes sociales echaban humo, glorificando al pueblo griego que, a la vuelta de los siglos, parecía llamado a recuperar el espíritu originario de los padres fundadores de la democracia.

Tsipras

Poco tardó en desmontarse aquella ilusión. Varoufakis dimitió y, desde entonces, hace lo que mejor se le da: hablar y cobrar por dar lecciones. Mientras, Tsipras, la Gran Esperanza Blanca de la Nueva Izquierda Europea, tuvo que tragar con las imposiciones de la Europa comunitaria, seguir haciendo recortes y, en consecuencia, soportar la ira de su pueblo, en forma de huelgas y manifestaciones.

Hoy, el peor enemigo de Iglesias, es Tsipras. Porque personifica el fracaso de una ilusión. De hecho, la situación de Grecia me recuerda a la célebre frase de Mike Tyson, esa que no verán en el sobrecillo de azúcar de su café de hoy: “Todo el mundo tiene un plan… hasta que le das la primera host…”, digo, el primer puñetazo en la boca.

Tyson plan

“¡Qué gobiernen ellos!”, empiezan a pedir algunos. Que Rajoy, Sánchez y Rivera permitan que Unidos Podemos lleguen a La Moncloa y se vean obligados a convertir la retórica en hechos. A ver qué tal les va. Que se den un baño de realidad. Y de realismo. Dentro de la legalidad vigente, por supuesto.

Estos comentaristas están convencidos de que, en seis meses o un año, el Pablismo se vendría abajo, como un castillo de naipes, deshaciéndose como el azucarillo en el café.

Castillo de naipes

Extrapolando la teoría al ámbito granadino, quienes le conocen, sostienen que Alberto Matarán es un buenazo. En todos los sentidos de la expresión. Un espíritu libre y un alma cándida que, si tuviera que poner los pies en el suelo, no tardaría en enredarse y hocicarse, perfecto ejemplo de una izquierda ilusionista que parece vivir en los mundos de Yupi.

Jesús Lens

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