EL DESAFÍO- FROST/NIXON

La televisión todavía era en blanco y negro e Internet era una palabra desconocida. Yo estaba en el salón, viendo la tele. Y vi a un señor muy circunspecto leer unos papeles. Era por la tarde y, entonces, sólo había dos cadenas de televisión. Me acerqué al despacho de mi padre y le pregunté:

 

  • – Papá, ¿que significa dimitir?

 

No recuerdo si me lo explicó, pero su reacción al enterarse de que Adolfo Suárez había dimitido hizo que dicha palabra, dimisión, se me quedara grabada a fuego en el subconsciente como una de las más graves, serias e importantes que se puedan pronunciar.

 

Y de todo ello me acordaba viendo la excelente y atípica película de Ron Howard «El desafío- Frost/Nixon», que debería reportar a Frank Langhella un más que merecido Oscar por su interpretación del dimisionario presidente norteamericano.

 

De Nixon he oído mucho, pero saber, saber… francamente poco. Quizá es el Presidente americano con peor prensa de la historia, después de Bush Jr, obviamente. Además de protagonizar el Watergate y de hacerse acreedor del apelativo Tricky Dick (algo así como Dick el Tramposo), pasa por ser el culpable de los desmanes en Vietnam y Camboya y de haber protagonizado las peores aventuras neocolonialistas en América Latina.

 

Por si fuera poco, la (aburridísima) recreación que de él hizo Oliver Stone en la fallida «Nixon», nos lo presentó como un hombre alcoholizado, paranoico, violento y profundamente antipático.

 

De todo ello hay en «El desafío-Frost/Nixon», sin duda, pero el personaje es menos de cartón piedra, más humano, más complejo, más cercano, más entendible. A través de detalles como el de la conversación acerca de los zapatos de cordones y los mocasines italianos, por ejemplo, el personaje alcanza una dimensión impensable antes de ver la película.

 

Lo que no entiendo es porqué en vez de «El desafío», no la han titulado «El duelo», tal y como Nixon describe su encuentro televisivo con Frost, un periodista todoterreno, osado y valiente que se lanza al vacío para provocar uno de los hitos televisivos de la historia americana: una confesión pública de culpabilidad, en pantalla, de quién hasta el momento había conseguido evadir cualquier responsabilidad.

 

La película va oscilando entre las astracanadas de Frost y la seriedad de Nixon, mientras preparan el duelo, en una narración sencilla y sin complicaciones. Hasta que llegan los momentos realmente intensos de la película: las primeras charlas de los contendientes frente a las cámaras, a modo de combate de boxeo. Y, después, por supuesto, la fantasmagórica llamada nocturna en que Nixon se muestra como es, en realidad, con sus miedos y frustraciones. Hasta llegar a un desenlace tan clarividente como exquisito.

 

Que el director de blockbusters como «El código Da Vinci» se haya metido de lleno en un proyecto tan a contracorriente como éste demuestra que Hollywood puede seguir dándonos agradables sorpresas como esta «El desafío- Frost/Nixon», que no arrasará en los Oscar, pero que te reconcilia con un cine norteamericano incisivo, combativo, interesante y atractivo que, sin necesidad de pirotecnias o alardes visuales, deja un excelente regusto en el paladar.

 

Lo mejor: un inconmensurable Frank Langhella.

 

Lo peor: Que está pasando inadvertida entre el resto de estrenos oscarizables.

 

Valoración: 7

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.             

SLUMDOG MILLIONAIRE ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO?

A-consejo: leer escuchando esta música: http://tinyurl.com/aod2de

 

Significativo, lo de la sesuda e hiperconcienciada crítica cinematográfica occidental que asiste a una película sobre la India que, con sus contradicciones y miserias a cuestas, termina resultando vitalista y luminosa… y la ponen a caer de un burro con argumentos como éste: «Pornografía de la pobreza para el público occidental», de la prensa americana. O este otro, originalísimo, muy española: «Turismo de la miseria.»

 

Lo que nos gusta, demasiadas veces, moralizar a cuenta del cine… vale que le pasemos la mano por el lomo a una peli regularcita, pero con buenas intenciones. Ahora bien, me parecen indignantes las críticas basadas en el hecho de que una película rodada en Bombay muestre la miseria de sus calles, pero, a la vez, sea capaz de dar una imagen poderosa, optimista y alegre de sus habitantes. Como si fuera un pecado o algo parecido.

 

«Bombay es la clave, es una ciudad tan intensa, con una pobreza extrema, pero también llena de vida. Sus habitantes sobreviven en condiciones muy duras, pero conservan una gran dignidad y lo que percibes en ellos es una gran fortaleza y alegría. Así que lo que decidí fue dejar que toda esa exhuberancia impregnara las imágenes, rodar con la máxima libertad posible, sin esquemas previos, para que ese nervio recorriera la película.»

 

¡Y vaya si lo ha conseguido, Danny Boyle, en la estupenda, atractiva, hiperactiva y rabiosamente contemporánea «Slumdog millionaire», estrenada en España como «¿Quién quiere ser millonario?»!

 

Además, desde que empezó a postularse como una de las candidatas a acaparar los grandes premios del cine del 2008, Óscar incluidos, la película ha sido acosada y acusada, por tierra, mar y aire, de infinidad de maldades, desde que los niños protagonistas fueron explotados laboralmente hasta que se ha utilizado el nombre de técnicos locales de la India con el único fin de dar una pátina de autenticidad a lo que no es serían sino las pijas vacaciones en la miseria de los otros de un Danny Boyle que tiene la extraña habilidad, desde su memorable «Transpotting», de poner el dedo en las llagas más purulentas y sangrantes de la sociedad global en que vivimos.

 

En este caso, la televisión será usada como metáfora de los anhelos y las esperanzas de buena parte de los parias de una sociedad tan compleja como la india. A través de una historia tan sencilla como bien resuelta, cada pregunta que le hacen a Jamal en el programa televisivo servirá para contar una historia, en forma de flash-back, que nos muestra distintos capítulos de su vida, a través de los que se construye un vibrante, contradictorio, cruel, divertido, colorista, sangriento, romántico y esperanzador fresco de la India contemporánea.

 

En críticas como las reseñadas anteriormente se pueden leer decenas de sesudas interpretaciones sobre «Slumdog millionaire». A mí me gusta la simplicidad con que la define su director: «Siempre intento usar temas universales. Si hablamos de género, en términos occidentales, ésta es una narración dickensiana; en términos bollywoodienses, es un clásico que enfrenta al buen y al mal hermano».

 

Y la música. ¿La escucharon? Un lujo. Desde que comienza. Hasta que termina, con ese número final que puede parecer extemporáneo, pero que responde a las mejores intenciones de un Boyle al que agradecemos todas estas declaraciones -que nos han dado hecha la reseña- y que sostiene lo siguiente acerca del cine de Bollywood: «Sus películas no se ciñen a la rigidez de una trama, sino al disfrute del momento. Me encanta que sitúen la música en un primer plano, al contrario de lo que hacemos nosotros, que intentamos camuflarla dentro de la narración. Por eso disfruté tanto cuando montamos la músico.»

 

Y todo ello está cogiendo desprevenida a una crítica occidental, firmemente asentada en unos valores que tendremos que ir cuestionando. Porque la India ha venido para quedarse. Spielberg ya está filmando allí. Como Disney. Como el mismísimo Saturday night live. Bollywood es un negocio billonario. El negocio que no cesa. El mestizaje está servido. Y, de inmediato, la Tercera Revolución de la Historia del Cine: el 3-D.

 

Amigos, hay que cambiar de paradigma, hay que abrir la mente. Hay que ver «Slumdog millonaire» y dejarse seducir por la capacidad visual de Boyle. Caiga quien caiga. Los tiempos están cambiando, también el cine, y estamos siendo testigos privilegiados de ello.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.                    

ENCUESTAS

Por serenar los ánimos tran la «bronca crediticia y bancaria» (lean los Comentarios, que no tienen desperdicio) y después de la última encuesta sobre series, en que House y Perdidos se llevaron el gato al agua, por encima de CSI y Boston Legal; en esa Margen Derecha tan desaprovechada de su pantalla amiga tienen dos consultas muy concretas, cerradas y determinadas.

 

Una sobre baloncesto. Nuestra competición favorita: la Copa del Rey. ¿Un clásico como el Madrid o el Barça? ¿Todopoderoso (y verdulero) TAU? ¿Algún outsider tapado?

 

Y la otra, claro, sobre los Óscar. Más allá de que gane o no gane Pe (ojalá que sí, por mucho que nuestra querida Pe-tarda irrite a tantos) ¿Cuál creen que será la gran vencedora de los Premios de la Academia?

 

Jesús Lens, preguntón.  

ÓSCAR 2009: PE, SÍ.

Ya están aquí. Las nominaciones a los Óscar. Ahora sí que empieza a terminarse el 2008. Después de los balances, los anuarios, los resúmenes y las listas; las nominaciones a los Óscar nos señalan la temperatura de la cartelera.

 

Una cartelera en que triunfan los espíritus más independientes… dentro de la industria, claro.

 

Aquí tienen la lista completa y pronto montamos una encuesta / porra ¿nos les parece? Para ver tráilers y demás, ésta es buena página. La que más suena es «Slumdog Millionaire».

 

Jesús Lens.

 

PD.- Color, glamour, diversión… que contrasta con esta foto de Gaza que dejamos esta mañana.