Cultura para Salvador

A mediodía de ayer hubo fumata blanca. Cs y PP llegaron a un acuerdo de gobierno y, dado que Vox ha vuelto a hacer lo de siempre —caldear el ambiente, tuitear, amenazar… y terminar reculando— se aclara el futuro inmediato del ayuntamiento de Granada. Es una buena noticia.

A falta de ver cómo se instrumenta la prometedora oficina metropolitana llamada a coordinar las relaciones con otros municipios cercanos, hay que destacar que Luis Salvador se reserva para sí Cultura, con la colaboración de Lucía Garrido, además de Comunicación, Granada Inteligente y TG7. Es un aviso para navegantes, una señal inequívoca de que la apuesta de Cs por la capitalidad cultural del 2031 va en serio. Y eso es otra magnífica noticia.

No debemos olvidar que, en su primera intervención como alcalde, Luis Salvador arrancó su discurso hablando precisamente de la faceta cultural de Granada. Antes de referirse a la situación económica del ayuntamiento, de los desafíos del turismo o del urbanismo, aquel sábado ya tan lejano, Salvador habló de la capitalidad cultural, no sabemos si por darle en la línea de flotación al alcalde saliente.

Al poco de llegar a la alcaldía, Paco Cuenca convocó una reunión sobre el 2031 y nos citó a unas 30 o 40 personas del tejido cultural granadino. Me gustó su propósito: que la capitalidad sirviera para pensar y diseñar la Granada del futuro, empezando a trabajar desde ya para construirla. Entre todos, pensé yo. ¡Inocentico! Después de aquella primera toma de contacto, y a pesar de quedar emplazados para una siguiente reunión, nunca más se supo.

El resto, ya lo saben, que lo hemos escrito otras veces (leer AQUÍ): el PSOE creó una comisión de gente cercana cuya apuesta de futuro era un puñado de museítos con los que contentar a las familias del entorno y a los poderes fácticos de la Granada eterna.

Luis Salvador viene apostando fuerte por la capitalidad cultural. Buena falta nos hace a los granadinos tener un objetivo de futuro ilusionante que sirva para sumar esfuerzos, aunar voluntades y racionalizar inversiones.

Jesús Lens