El leopardo

Vaya por delante una confesión: el subgénero nórdico de la novela negro-criminal no me apasiona especialmente. Excepción hecha de las descargas de adrenalina que en su momento me provocó la lectura de la trilogía de Larson, no soy muy fan de esos tochos de 800 páginas en los que los personajes invierten dos de ellas en decidirse a abrir una puerta. y, después, otras dos en abrirla.

 650_RH28948.jpg

Sin embargo, todas las referencias que tenía sobre el noruego Jo Nesbo, desde la publicación de El petirrojo, eran buenas. Así que decidí iniciar este 2015, con la lectura de El leopardo, publicado por Penguin Random House en su prestigiosa colección Roja & Negra.

Lo primero que me sorprendió es…

(Si tiene curiosidad por saberlo, este CLICK te lleva a una de nuestras páginas hermanas: Calibre 38, donde tienes la reseña completa)

Jesús Lens

Firma Twitter

El hombre de arena

Durante unos días, los pocos que me duró la lectura de “El hombre de arena”, me convertí en un tipo más huraño e insociable que de costumbre. A cada propuesta que se salía de las obligaciones forzosas del día a día respondía con un “No” tan cortés como inflexible.

 El hombre de arena

Y es que hacía tiempo que no me enganchaba de esa forma a un libro, buscando cualquier rato para leer. Hasta que llegó el fin de semana y, por fin, pude tumbarme el puñado de horas necesarias para terminar una lectura adictiva. Muy adictiva.

Y eso que yo, en esto de la novela negra, no soy muy de nórdicos que digamos, por mucho que en su momento cayera rendido a los pies de Lisbeth Salander y de Larson y disfrutara de la lectura de “El último lapón”, que ya reseñamos aquí.

Kepler.

¿Les suena el nombre?

A mí no me sonaba de nada. Hasta que fui al cine a ver “El hipnotista”, hace unos meses, película sueca basada en una de las novelas de un autor, Lars Kepler, que, en realidad, son dos personas. Y, además, pareja: Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril, padres de tres hijas y que antes de unir sus fuerzas ya contaban con una sólida carrera como escritores, por separado.

 El hombre de arena Lars Kepler

De aquella película recuerdo, sobre todo, lo opresivo de su ambientación, su fotografía sucia y gris y lo extremadamente fea que aparecía en pantalla una ciudad tan hermosa como Estocolmo. Y el frío, claro. El frío, gélido. Y la nieve. Y el hielo.

Y de todo ello hay en “El hombre de arena”, claro.

Todo comienza con un asesino en serie. Encerrado. Peligrosísimo. Letal. Solo una comparación es posible: Hannibal Lecter. Y tenemos a un policía, claro. El que le dio caza, precisamente. Y la acción de precipita con la aparición de una persona desaparecida mucho tiempo atrás. Y nos encontramos con una agente, kamikaze, que tendrá que infiltrarse en una institución psiquiátrica para tratar de resolver un enigma de proporciones insondables, enfrentándose no solo a los demás internos sino también sobre todo, a sus demonios. Que no son pocos.

 El hombre de arena dibujo

A partir de ahí, quinientas y pico páginas auténticamente adictivas, escritas en capítulos cortos, de dos páginas como máximo, que te invitan, te incitan y casi, casi te obligan a seguir leyendo.

¡Qué sensación más gustosa, la de terminar un capítulo, estar muerto de sueño y decirte a ti mismo eso de “uno más y apago la luz”!

 El hombre de arena lectores

Sé que mi a admirado Ignacio Midore no le gusta la costumbre que tenemos algunos de “devorar” libros, dado que la pasta de papel resulta ciertamente indigesta. Pero si hay un libro que he devorado, metafóricamente, en los últimos meses, ése ha sido “El hombre de arena”. Y mira que una de las frases promocionales del libro ya advierten de ello:

“Aunque el ritmo galopante de “El hombre de arena” invita a devorarlo, el lector debería tomarse su tiempo para deleitarse con el fascinante mundo creado por los Kepler”

Lo voy a dejar aquí. La novela está recién publicada por la editorial Planeta y no quiero dar ni una sola pista sobre el contenido, los protagonistas o la trama. De hecho, lo que apunté hace unos párrafos apenas sirve para hacerse una primera, ligera y vaga idea de lo que espera al lector.

A buen seguro, “El hombre de arena” no tardará en ser llevada al cine. Yo que tú me adelantaría y sería el primero de tus amigos y conocidos en leerla, para poder recomendarla después con esa frasecilla que, en el fondo, tanto nos gusta soltar, tomando una caña en la barra del bar: “yo la leí antes”.

Jesús Lens

 Firma Twitter

El último lapón

Confieso que dudé al abrir el paquete recién llegado desde la librería Negra y Criminal.

(Uno de los grandes momentos de cada mes, dicho sea de paso, es el de abrir esa caja de cartón, procedente de La Barceloneta, y asomarme a descubrir los tesoros que los sabios Paco Camarasa y Montse Clavé le han añadido, por su cuenta, a mis peticiones).

 El último lapón

Digo que dudé porque ahí estaba, entre otros títulos, la novela El último lapón, dedicada por su autor. Y como no hace mucho que estuve en Noruega, Suecia y Finlandia, me apetecía enfrentarme a una trama negra y criminal que acontece en un escenario tan improbable como la gélida Laponia, solo comparable a aquella Antártida del tebeo Whiteout, de tan grato recuerdo.

Pero… ¿y si Olivier Truc era otro de esos autores nórdicos pesimistas y apesadumbrados que necesitan tres páginas para decidirse a abrir la puerta del dormitorio, al levantarse de la cama?

Sigue leyendo

Jesús Lens

Firma Twitter