CUAVERSOS: «MY BLUEBERRY NIGHTS»

Es día de Cuaversos, pero hasta ahora apenas tuve tiempo de ponerme con calma frente al teclado del portátil. Mis disculpas.

 

¿Saben? Estoy un poco shockado por «My blueberry nights». A medida que pasan los días, se engrandece su recuerdo. Me vienen flashes. Me vienen imágenes y ayer me hice con su banda sonora, que suena ahora mismo a todo volumen. Les voy a dejar algunas de esas canciones. Una de ellas, el Cuaverso de hoy, con su letra y su traducción.

 

Película de carretera, de encuentros y desencuentros, de conversaciones, copas, fugas, huidas y descubrimientos. Película de bares, de cafés, de garitos y antros varios.

 

Una película preciosista, poética y mágica, hipnótica.

 

Les dejo con esta canción de Norah Jones, muy en línea con el espíritu de la película de Wong Kar Wai. Y la letra, más abajo. Es mi Cuaverso de hoy.

 

Recibo el correo de una amiga:

 

«Te lo dije una vez: con 2046 aprendí dolorosamente que las cosas que no puedes tener… es mejor dejarlas marchar… Te lo dije. Lo recuerdo como si hubiera sido esta mañana…»

 

Sí.

 

Es lo que tiene el cine de Wong Kar Wai: provoca, excita, prende e incendia. Pero, ¿están de acuerdo con esa aseveración? ¿Hasta dónde, hasta cuándo hay que luchar por lo que queremos? ¿Cuuándo es el momento de dejarlo marchar?

 

Sigue el correo:

 

«… Mi relación de amor-odio con Kar Wai. Cómo me gustaba seguir sus privados juegos de encadenar historias…. los amantes the «In the mood for love» se besan en el pasillo de un hotel, ante la puerta 2046…. Los amantes de «2046» bailan un tango sobre un suelo blanco y negro (como en «Happy Together») pero en «2046» Kar Wai descubrió el cielo y yo que ya no teníamos una relación tan íntima y privada…. en fin, como siempre, al hablar de él, me sale una poética…»

 

Sí.

 

Eso es lo bueno ¿no? Por eso nos gusta el cine, nos gutan los libros, nos gustan los discos… por eso nos gusta esta vida. Porque todo ello hace que afloren los sentimientos.

 

Ahora, una confesión: yo, de quién estoy enamorado, es de Natalie Portman. Secretamente. Locamente. De verdad. Desde que la descubrí en «León el Profesional», cada vez que la veo me gusta más. Y más. Y más. Me enamoran su mirada, su sonrisa, su lunar. Tanto que no he querido ver su desnudo integral en ese famoso corto que sacó el año pasado.

 

En fin.

 

Debilidades y mitomanías de un cinéfilo compulsivo.

 

Les dejo la letra de…  

 

COME AWAY WITH ME

 

Come away with me in the night
Come away with me
And I will write you a song

Come away with me on a bus
Come away where they can’t tempt us
With their lies

I want to walk with you
On a cloudy day
In fields where the yellow grass grows knee-high
So won’t you try to come

Come away with me and we’ll kiss
On a mountain top
Come away with me
And I’ll never stop loving you

And I want to wake up with the rain
Falling on a tin roof
While I’m safe there in your arms
So all I ask is for you
To come away with me in the night
Come away with me.

Esta canción se llama «Pájaros», es de Gustavo Santaolalla

y es una maravilla 

VEN CONMIGO

Ven conmigo en la noche
Ven conmigo
Y te escribiré una canción

Ven conmigo en un autobús
Ven conmigo a donde no nos puedan tentar
Con sus mentiras

Quiero caminar contigo
En un día nublado
En campos donde la hierba amarilla crece a la altura de la rodilla
Para que no intentes venir

Ven conmigo y nos besaremos
En la cima de una montaña
Ven conmigo
Y nunca dejaré de amarte

Y quiero despertar con la lluvia
Cayendo en un tejado de estaño
Mientras yo estoy a salvo en tus brazos
Así que todo lo que te pido es
Que vengas conmigo en la noche
Ven conmigo.

MY BLUEBERRY NIGHTS

En su subjetivo, personal y parcial resumen de lo mejor del año, mi gurú particular, Carlos Boyero, reseña lo siguiente: «No siendo fan incondicional del cine de Wong Kar Wai, me fascina el trasplante de sus obsesiones, de encuentros y desencuentros amorosos, de su inconfundible y poderosa estética que ha realizado al cine norteamericano con «My blueberry nights.»

 

Y, como (casi) siempre, no puedo sino coincidir al 100% con su apreciación. De hecho, entré en la sala cargado con un cierto resquemor. Otras películas del esteta cineasta chino me habían gustado mucho formalmente, pero habían terminado aburriéndome sobremanera. Así que…

 

Además, las críticas a su película americana, en general, no habían sido buenas. Nada buenas. Y eso que el guión viene firmado por él y por el grandioso escritor Lawrence Block, uno de mis novelistas negros y criminales más queridos y respetados. Y la banda sonora, compuesta por Ry Cooder, por lo que podíamos esperar un cierto aroma a «París, Texas», por supuesto. (Música e imágenes, pinchando en estos Cuaversos)

 

Y para mí que de ahí viene el problema con las malas críticas, precisamente. Por un lado, aún teniendo secuencias e imágenes de una belleza sin igual, «My blueberry nights» es, posiblemente, la menos esteticista de las películas de su autor, concediendo más importancia a los actores y a la historia que a la indudable potencia de la fotografía y el montaje. En este sentido, los muy modelnos se debieron quedar con un palmo de narices.

 

Pero tampoco estamos ante una película fácil o complaciente. De hecho, cuando terminó su proyección, dos chicas de unos diecibastantes años proclamaron a voz en grito que la peli era un bodrio, que no contaba nada, que no tenía historia y que era un aburrimiento.

 

Pobres.

 

Que no cuenta nada la película. ¡Ay!

 

En un momento, Jeremy, interpretado por un atractivísimo Jude Law, explica cómo fracasó su relación con una chica: «Pasaron cosas. Pasó el futuro. Pasó la vida». ¿Se puede decir más con menos palabras? Es, quizá, la gran característica del cine de Wong Kar Way: decir lo máximo posible con las mínimas palabras. Por eso, las imágenes de los labios de Norah Jones, con restos de tarta, resultan tan explícitas, tan sensuales, tan atractivas, tan mágicas, tan sugerentes.

 

¿Que le falta Lógica?

 

¿Qué lógica puede haber en una historia de amor fou? ¿Cómo no creer en la fuga, en la huída del personaje de Norah Jones? ¿Cómo no emocionarse con esos personajes con los que entabla relación en el camino, del policía alcohólico a la jugadora de dulce sonrisa?

 

Sí. «My blueberry nights» fascina, hipnotiza y conquista a cualquier espectador con un mínimo de sensibilidad. Al menos, a cualquiera que haya sufrido en sus carnes el desamor, la soledad y el abandono. Y puede que no sea una película redonda o perfecta, que haya algún bajón en el ritmo y que, en algún momento, resulte redundante. ¿Y? Estamos ante una fantástica road movie que, de bar en bar, de cafetería en cafetería, de tugurio en tugurio; muestra bocados de realidad y suspiros de poesía, belleza, inocencia y esperanza. La esperanza que hay en los ojos de Jeremy o en la sonrisa del personaje interpretado por la cada vez más adorable Natalie Portman.

 

Sí. Me ha gustado «My blueberry nights». Mucho. ¿Se nota?

 

Lo mejor: que la he visto en el momento oportuno. Y Natalie Portman. Un fetiche. Una fijación, desde «León el Profesional».

 

Lo peor: Algún tiempo muerto que se hace demasiado largo.

 

Valoración: 8

Jesús Lens