No future

Me gusta Santiago Sierra. Me gusta su contundencia. Me gustan sus intervenciones. Ya lo proclamaba aquí, hablando de la funcional escultura que llegó a Venecia.

Ahora he visto esta otra intervención.

 Future

Radical.

 Future Sierra

Ígnea.

 Future NO

En Valencia. Donde tanto saben de fuegos, fallas y de lo efímero que es el arte. Casi tanto como la vida. Etérea. Como el futuro.

Ese No Future que cantaban los punkies, demostrando que, al final, tenían razón. Que eran unos adelantados a su época.

Jesús Lens entrando en combustión espontánea.

En Twitter: @Jesus_Lens

No

Ya solo el título de la película me parece de lo más sugerente y sugestivo: “No”.

No pablo larrain

Hace unos meses, recuerdo que blogueé la instalación que, con dicho título, planteó uno de nuestros artistas más polémicos, libres e internacionales: Santiago Serra. ¡Y se armó gorda!

El Sí tiene mejor prensa que el No. El negativismo no vende y arrostra el sambenito del pesimismo, la negatividad oscurantista, el malfario y el bajío. Y, sin embargo, de cuantos problemas, sinsabores y malos ratos nos hubiera rescatado un buen ¡No! a tiempo…

El director chileno Pablo Larraín ha titulado “No” a su última película, una producción de 2012 que estuvo entre las nominadas al Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa y en la que se cuenta la campaña electoral montada en torno al plebiscito planteado por Pinochet. Un Pinochet que, tras años de salvaje dictadura, decidió que había visto la luz y que era más demócrata que todos los demócratas de Chile juntos, cambiando el uniforme y las medallas por un respetable traje de chaqueta y una corbata supuestamente legitimadora de un despreciable legado rebosante de torturas, asesinatos, ejecuciones sumarias y desapariciones sin explicar.

¿Sí a Pinochet o… No?

Esa era la cuestión.

No +

Y la siguiente cuestión era, por supuesto, la necesidad de convencer a la gente de que votara. Lo mejor de la película es la disección que Larraín hace de esa izquierda siempre pesimista, convencida de que el plebiscito estaba amañado y era imposible ganar. Esa izquierda en permanente y eterna discusión sobre el sexo de los ángeles. Esa izquierda anclada en el pasado, inmovilizada por el peso de la historia. Esa izquierda dividida y pesarosa, incapaz de mirar hacia delante.

Una izquierda que es puesta en cuestión por un joven publicista, pragmático e inteligente. Un exiliado que vuelve de México y que quiere aplicar todos sus conocimientos y experiencia en el mundo de la publicidad en la campaña por la consecución del No.

¡La de suspicacias, recelos y hasta coñas marineras que tiene que soportar el pobre René cuando plantea una campaña por el No en clave positiva, luminosa, alegre y distendida! A esa izquierda eterna, apesadumbrada, trágica y dramática, representada por su propia exmujer y madre de su hijo, solo le falta tirarle a la cara el logotipo del No pespunteado por un arcoíris.

– “¿Y con esto quieres ganar el plebiscito?” –le dicen. Pero luego, lucirán, orgullosos, la camiseta con el logo.

NO Gael García Bernal

Porque René es inasequible al desaliento y no cede en su idea. Convoca a su mentor para que, de forma discreta y anónima, le ayude a diseñar la campaña, en una jornada de reflexión y creatividad por la costa que muestra, a la perfección, cómo se provocan las Tormentas de Ideas.

“No” es una película irregular que peca de excesivo documentalismo, lo que la hace, a ratos, lenta y farragosa. Tiene mucha más fuerza la imagen de René, interpretado por un extraordinario y casi estoico Gael García Bernal, jugando con el tren eléctrico mientras espera la inspiración, que la larga y reiterativa repetición de los anuncios y las campañas que ponen en marcha tanto los partidarios del “Sí” como los del “No”.

Pero, sobre todo, me encanta el momento en que el “No” se convierte en algo positivo y esperanzador, al añadirle un “Más” a la ecuación, hasta conseguir un poderoso y pegadizo eslogan: No +… dictadura. No + torturas. No + censura. No + violencia… y así.

NO+Pinochet

Momentos de genio e inspiración que, para el espectador, son igualmente geniales e inspiradores. Como el final. Un final digno del cinismo de la mismísima “Mad Men” y que no vamos a desvelar porque, a buen seguro, no tardarás mucho en ver “No”, ¿verdad?

Si me sigues, que sea en Twitter: @Jesus_Lens

¿Cuándo fue la última vez que dijiste…

Dicen que, para ser feliz, hay que decir un mínimo de tres Noes al día. ¿Te sientes capaz de hacerlo? De hecho, ¿cuál fue tu último NO? Y, sobre todo, ¿qué efectos tuvo? (Recordemos que un NO puede ser elevado a la categoría de Gran Arte, como mostramos en estas imágenes)

Jesús negacionista Lens

En los tres últimos años, tal día como hoy SÍ blogueamos: 20082009 y 2010.

La importancia de una palabra

Yendo de camino para el baloncesto, cruzando las calles de mi Zaidín, doy con esta pintada:

– Anda – me digo.

– Un ácrata que no comulga con las ruedas de molino del pensamiento dominante y, convencido de que el deporte rey es opio para el pueblo, deja constancia escrita de su descontento y malestar – pienso.

Doy tres pasos más allá y mi horizonte visual se amplía.

Ahora, la pintada queda así:

Y, la verdad, ya no sé qué pensar…

Jesús Lens y sus dominicales reflexiones de barrio. Anoche también eran de fútbol. Y el pasado miércoles… ¡uf!

ESCULTURA FUNCIONAL

Siempre he creído y defendido la funcionalidad del arte, el arte con mensaje, comprometido, alineado, que no alienado.

 

Y por eso, me conmueve enormemente la escultura de Santiago Sierra, que llevó a la Bienal de Carrara… (Por cierto,  dada la discusión que se ha montado en los Comentarios, votad en la Encuesta de la derecha: Sí o no?)

 

Imposible transmitir más…