CUAVERSOS EXTRA «MY BLUEBERRY NIGHTS»

Entrega extra de Cuaversos y música. Ayer dejábamos a Norah Jones y a algún otro, pero esta canción de Cat Power me parece tan sensual, tan aterciopelada… que la dejé para una entrega propia de los Cuaversos, con su letra y la traducción ahí abajo.

 

¿Se nota que me ha impactado «My blueberry nights»?

 

Hay que verla de nuevo…

 

THE GREATEST

 

Once I wanted to be the greatest
No wind or waterfall could stall me
And then came the rush of the flood
Stars at night turned deep to dust

Melt me down
Into big black armour
Leave no trace
Of grace
Just in your honor
Lower me down
To culprit south
Make ‘em wash
A space in town
For the lead and the dregs of my bed
I’ve been sleeping
Lower me down
Pin me in
Secure the grounds
For the later parade

Once I wanted to be the greatest
Two fists of solid rock
With brains that could explain
Any feeling

Lower me down
Pin me in
Secure the grounds
For the lead and the dregs of my bed
I’ve been sleeping
For the later parade

Once I wanted to be the greatest
No wind or waterfall could stall me
And then came the rush of the flood
Stars of night turned deep to dust

 

LA MEJOR

 

Hubo un tiempo en que yo quería ser la mejor.
No había viento ni cascadas que pudieran detenerme.
Pero entonces llegaban las riadas.
Las estrellas, por la noche, se convierten en polvo.

Y me fundo
en un gran armadura negra.
Sin rastro alguno
de gracia,
tan sólo, en tu honor,
me voy
hacia el sur, culpable de mi existencia.
Obligándoles a dejar
un hueco en la ciudad
para todo lo bueno y lo malo que cabe en mi cama.
He estado durmiendo.
Bajarme de las nubes.
Sujetarme.
Asegurarlo todo,
para el desfile final.

Hubo un tiempo en que quería ser la mejor.
Dos duros puños de sólida roca
con cerebro suficiente para explicar
cualquier sentimiento.

Sujetarme.
Asegurarlo todo,
para el desfile final.
Para lo bueno y lo malo que cabe en mi cama.
He estado durmiendo
hasta el desfile final.

Hubo un tiempo en que yo quería ser la mejor.
No había viento ni cascadas que pudieran detenerme.
Pero entonces llegaban las riadas.
Las estrellas, por la noche, se convierten en polvo.

AMISTAD

Ayer hablábamos de amistad, a resultas del poema en prosa de Khalil Gibran. Y, por aquello de las casualidades, revisando el correo acumulado estos días me encontré este vídeo, enviado por nuestro querido e imprescindible Antonio Lozano. Aconsejable hacerse con un pañuelo, que conste.

 

Por la noche, cenando con Pepe, Panchi, Álvaro y Julia, salió a colación el tema: una canción inmemorial a través de una grabación muy especial de «Stand by me».

 


Playing For Change: Song Around the World | Stand By Me from Concord Music Group on Vimeo.

Espero que la disfruten.

SUBIDA AL CONJURO

Dedicado a Antonio, el Padrino

que ha sufrido más que ninguno

por no haber podido subir.

 

«Hola Jesús has sido 64 en la carrera Subida al Conjuro con un tiempo de 01:30:15».

 

Este mensaje, recibido en el móvil al rato de terminar la Subida Pedestre al Conjuro, contrasta con lo que escribía minutos antes de comenzar la carrera: «Acabamos de coger dorsal. Llueve. Hace frío. ¿Qué hacemos aquí?»

 

Contrasta porque, a decir de los entendidos, el tiempo que empleas subiendo los 17 kilómetros que separan Motril del Alto del Conjuro son equivalentes al tiempo que harían en una Media Maratón normal, por lo que me sentí mucho más que contento al alcanzar la meta.

 

Frío, jirones de lluvia y mucho, mucho viento, en una carrera que tenía apuntada en la agenda desde que Antonio, el Padrino, nos habló de ella a los amigos de Las Verdes. Primero, porque me encantan las subidas. Vale que sufro como un perro y que mover mis casi dos metros de altura y mis noventa y pico de kilos por esas rampas me cuesta sangre, sudor y lágrimas. Pero me gusta. Me encanta subir. Casi tanto como detesto bajar. Ley de vida.

 

Pero, además, esta carrera era muy especial ya que, como carchunero adoptivo, me he criado bajo la atenta mirada de las célebres Bolas del Conjuro, que contemplábamos todas las mañanas desde la playa, en lo alto de la montaña, lejanas, inalcanzables.

 

Si no hubiera sido por esa doble componente, este domingo me habría quedado en casa ya que el sábado fue duro. Muy duro. Primero, me pasé toda la mañana tecleando este portátil, casi con saña, terminando trabajo pendiente. Después, a las 15.30, me fui a jugar un áspero partido de baloncesto del Torneo del Patronato de Deportes de Granada, contra los rocosos chicos del Carmelo, cuyo alero Ariel nos hizo un traje, dejándome para el arrastre.

 

Me vine a casa, me tumbé en la cama a leer «A timba abierta» y de buena gana me hubiera quedado allí. Pero había que ver al CeBé Granada, intratable en casa. Con un Curtis Borchardt colosal, pasamos por la piedra al Gran Canaria. Unas birras, con sus tapas en el Pepe Quílez, nos condujeron a la Sala el Tren, a disfrutar del concierto de Asian Dub Foundation, que comenzó al filo de la media noche y nos tuvo dando brincos hasta las dos, y sobre el que Juanje ha escrito una crónica fantástica en IDEAL y de quién hemos tomado presada esta foto del concierto.

 

Unos Charros Negros nos condujeron a tomar… una tónica. Al menos a mí. Que una cosa es competir con escasas tres horas de sueño encima y otra muy distinta, hacerlo resacoso perdido.

 

Y la carrera… bueno, para saber de la carrera, lo mejor es que se pasen al Blog de Las Verdes, donde Javi, Onio, José Antonio, Víctor y yo comentaremos, en un máximo de veinte líneas, las sensaciones de la carrera.

 

Y ahora, en casa, con los Calcetines Rojos (pinchen para saber qué es eso 😉 viendo Madagascar, leyendo, escribiendo, descansando… que buena falta hace. Aunque aún nos queda trabajo por delante. ¡Maldición! J

 

Jesús Lens.

 

PD I.- Enhorabuena al club motrileño «Pazito a pazito» por la organización de la prueba. Comenzó de forma un tanto caótica, pero en lo esencial, genial.

 

PD II.- Ayer me olvidé de dos Autorregalos. Dos novelas doblemente negras, por estar escritas por autores africanos y acontecer en dos ciudades como Bamako y Dakar: «El asesino de Bankoni», de Moussa Kanoté, publicada por Almuzara.

 

Y «Ramata», de Abasse Ndione, publicada por Roca Editorial.

 

Im-prescindibles.      

JAZZGRANADA: LA MÚSICA QUE SE LEE

Grande, el concierto de anoche de Chano Domínguez en Monachil, repleto de matices, con ese «Gracias a la vida» que te reconcilia con lo mejor del ser humano.

 

Y con el fraseo del pianista gaditano aún en el oído, sigamos hablando de jazz, que tenemos on line, por fin, la actualización de la revista Jazzgranada, en que publico una actualización de aquel texto sobre William Claxton que subí a esta bitácora hace una semanas y en la que podemos degustar un somero pero completo repaso por todos los conciertos del Festival de Jazz de Granada, realizado por Antonio Pamies e ilustrado por las excepcionales fotografías de Pepe Torres.

 

Además, una reseña que hace Jesús Villalba del último disco de Kenny Barron, titulado nada menos que «The Traveller» así como una reseña del excelente libro «Jazz covers», publicado por la esencial editorial Taschen.

 

Hay vídeos, recomendaciones jazzísticas para regalar en estas ¿entrañables? Fiestas que se nos vienen encima y varias otras aportaciones que hacen de Jazzgranada una de las revistas de música on line más interesantes del mercado.

 

No dejen de visitarla.

Jesús Lens, borracho de jazz.