PALABRERÍA vs. REALIDADES

La columna de hoy de IDEAL, de las que te piden a voces ser escritas. Aunque no gusten.

 

La admiro. En serio. Admiro la proverbial capacidad que tienen nuestros políticos de decir una cosa mientras se aprestan a hacer exactamente la contraria… sin que se les descomponga el gesto, impasible el ademán e inalterable la ceja, ausencia total de remordimientos incluida.

 

El mismo día en que se hacen públicos los Presupuestos Generales del Estado para el año 2010, aparece en IDEAL Mar Moreno, Consejera del ramo, diciendo que «La educación debe jugar un gran papel en el cambio del modelo productivo». Y continúa hablando, en una interesantísima entrevista, sobre enseñanza bilingüe, educación 2.0, escuela digital y centros TIC. Conste que yo no dudo, en absoluto, de las buenas intenciones de Mar y, de hecho, estoy francamente de acuerdo con buena parte de lo que propone. Lo que pasa es que, después, cuando leo el análisis detallado de los mencionados Presupuestos, hay cosas que no me cuadran. Por ejemplo, las partidas para educación infantil y primaria se reducen en un 6,8% y para educación secundaria y FP, en un 14,1%.

 

Justo el año en que el paro juvenil azota a esos miles de jóvenes que dejaron las aulas al calor del ladrillo y al amparo de la hostelería, planteándose muchos de ellos la vuelta al cole para recibir una formación que les permita afrontar el futuro cercano con mayores garantías… se recorta el presupuesto para la educación de ese sector. ¡Qué gran forma de facilitar el tan traído y llevado cambio de modelo productivo!

 

Porque a estas alturas de película ya nos hemos hartado, hasta el empacho, de escuchar lo del CdMP. ¿O no? Desde que alguien descubriera la frase de Einstein según la cuál «la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos», no hay ministro, subsecretario, tertuliano y columnista que no haya hablado del famoso cambio.

 

¿Y qué ha hecho el gobierno para propiciarlo, más allá de repetirlo hasta la saciedad y el aburrimiento? ¡Pues reducir las partidas del Ministerio de Ciencia e Innovación en un 15%! Hace unos meses escribíamos que la innovación es, fundamentalmente, una actitud para el cambio. Y ello no cuadra, en absoluto, con unos presupuestos en que se prima el gasto corriente por encima de la inversión. ¿Así quieren que nos pongamos a innovar, como comentábamos en IDEAL hace unas semanas?

 

Menos mal que, al menos en Granada, parece que las inversiones para que nuestras infraestructuras nos saquen del siglo XIX no van mal encaminadas, aunque después veamos que, en global, Málaga, Sevilla, Cádiz y Almería recibirán más dinero proveniente del Estado que la provincia granadina, Jaén y Huelva. ¡Rompiendo la brecha de la desigualdad, sin duda alguna!

 

Por eso, qué quieren que les diga. Cada vez que leo el periódico y veo que algún preboste habla de cambio, modernidad, desarrollo tecnológico y tal y tal… paso la página, bostezando de aburrimiento. A fin de cuentas, si ellos no se lo creen, ¿para qué interesarnos por sus mentiras?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¡MIÉNTEME!

Que la cara es el espejo del alma, después de ver el deslumbrante arranque de la serie «Miénteme» (Lie to me), es más, mucho más, que una frase hecha.

 

Venga. Atrévete a mentirme
Venga. Atrévete a mentirme

Tim Roth interpreta en esta nueva serie, preestrenada por la Fox a finales de julio, pero que deja cruelmente en la nevera hasta septiembre, a un detective muy especial: un especialista en detectar mentiras y en desenmascarar mentirosos. Aunque su equipo trabaja principalmente para la policía, el FBI o el ejército, también acepta encargos privados.

 

Como el de un partido político: «Un político. Cóbrale por mentira. Te jubilarías mañana». Porque, además de inteligente, observador y estudioso, el protagonista de «Miénteme» es un tipo ácido e irónico. Y, además, paradójicamente, un mentiroso compulsivo… cuando la situación así lo requiere: «nunca permitas que los hechos se interpongan a la verdad».

 

Atentos a las máscaras africanas del fondo. ¿No molan?
Atentos a las máscaras africanas del fondo. ¿No molan?

La verdad. La otra cara de la moneda. De eso va esta serie. De descubrir la verdad. A través de la mentira, claro. Y de su detección. Una persona normal miente, de media, tres veces en una conversación de diez minutos. De forma impremeditada, casual… mentimos. Y cada vez que lo hacemos, nuestro cuerpo reacciona. Los psicólogos saben de eso: lenguaje no verbal, gestos, tics… un mundo apasionante.

 

Mentirosos: tened miedo. Mucho miedo.
Mentirosos: tened miedo. Mucho miedo.

Y todo ello basado en la verdadera historia de Paul Ekman, un psicólogo que se encuentra catalogado entre las cien personas más influyentes del mundo, por la prestigiosa revista Time.  

 

Tópicos: cuando mentimos, no miramos a los ojos de nuestro interlocutor. Falso. Cuando mentimos, miramos fijamente a la persona a la que pretendemos engañar, para escrutar cada uno de sus gestos y quedarnos tranquilos, al ver cómo se traga la bola que le estamos metiendo.

 

En serio, ¿cuántas veces lo hemos dicho? Pocas películas alcanzan hoy día la calidad, el interés y la capacidad de hipnótica fascinación de muchas de las series que la televisión nos está brindando en los últimos años.

 

Leyendo los rostros de las personas
Leyendo los rostros de las personas

No sé si «Miénteme» aguantará el tipo y los casos a los que se enfrenten Roth y sus ayudantes serán siempre tan interesantes y atractivos como los de los dos primeros episodios de la serie, pero ésta promete emociones fuertes, y si «House» ha triunfado a base de lupus y punciones lumbares, algo tan felizmente alejado de nuestra vida cotidiana como Fernando Alonso del campeonato de F1 de este año; ¿qué no podemos esperar de una serie que nos enseña a descubrir las mentiras de las personas que nos rodean?

 

De hecho, estoy ardiendo por contar mañana alguna gracia y ver la sonrisa de mi interlocutor, para saber si es verdadera o impostada. El truco está en fijarse en… ¿lo quieres saber? ¡Pues ve más televisión! Que la verdad está ahí dentro.

 

Por sus gestos les conoceréis
Por sus gestos les conoceréis

Jesús Lens, teleadicto total.

 

PD.- Cuando, después de explicar lo que significa un gesto determinado, los responsables de «Miénteme» nos pasan distintas fotos de personajes públicos y conocidos que ponen idéntico rictus, es para flipar. De Clinton, Bush o Sara Palin a Tiger Woods u O.J. Simpson. En serio. ¡»Miénteme» es una auténtica lección de lo más provechoso!