GRANADA ONÍRICA Y SURREAL

La columna de hoy de IDEAL, en clave fantasmagórica.

 

¿Recuerdan al niño de «El sexto sentido»? Pues uno, a veces, cuando se despierta por la mañana y lee la prensa o escucha la radio, también siente que está rodeado de muertos, zombies, pesadillas, proyectos imposibles e ideas quiméricas. 

 

Por ejemplo, no sé si les pasó a ustedes, al ver la fotografía que publicó IDEAL el 17 de marzo, cuyo pie rezaba así: «Eva Fernández posa en una desconocida zona del Palacio de Congresos, la que sirve de anfiteatro en la terraza.»

 

¿Aquello era real o era ficción? ¿Estaba flipando? Y la foto era realmente espectacular. Por lo visto, se trata de un espacio abierto con un aforo de 1.300 plazas, sobre el que la nueva responsable del Palacio dice lo siguiente: «queremos potenciar el auditorio al aire libre que hay en la parte superior del edificio, que muy poca gente conoce.»

 

Y tanto. No sé ustedes, pero yo ni idea tenía, oigan. Y mira que he ido veces al Palacio de Congresos, sea a conciertos, charlas, reuniones, eventos, etcétera. ¡Con lo que hemos rajado de la mala acústica de un recinto absolutamente inapropiado para ver a un Goran Bregovic, por ejemplo, que en esa terraza podría haber sonado de fábula!

 

Pero Granada tiene esas cosas. Como lo de la fastuosa cámara acorazada del edificio del Banco de España que IDEAL nos mostraba el domingo, con todo lujo de detalles. Más de cinco años lleva cerrado el emblemático edificio. ¿Desde cuándo estamos oyendo hablar de la Escuela de Fiscales? ¿Se acuerdan de la polémica acerca del Museo de la Ciudad? Y, la pregunta definitiva, esas cajas fuertes… ¿se usarán para encerrar a los futuros fiscales que no den la talla en la Escuela? Incomprensible.

 

O lo de los quince años que se tardará en la construcción del futuro Espacio Escénico de Granada del que, una vez presentado el proyecto, nada más se sabe. O las gratuitas, innecesarias y áridas críticas de Arenas, el eterno perdedor, a la ministra Álvarez, que estuvo de lo más sensata al anunciar que el ilusionante proyecto de Moneo para la estación del AVE granadino dialogará con la Alhambra y el Generalife.

 

La pobre Maleni, cuando habla en andalú descarnado, se gana las mofas y rechuflas del PP catalán. Y cuando utiliza un lenguaje poético, sonoro y cargado de luminosas imágenes, al estilo del Valdano de antaño; se lleva las reprimendas del PP del terruño. Al final, hasta le vamos a coger cariño, y todo. Sobre todo, si consigue que la Autovía de la Costa esté terminada dentro de veinte o veinticinco años de nada.

 

En fin. Algunas mañanas, uno se topa con la dimensión onírica de una Granada surrealista, desconocida, hermética y hasta pesadillesca. No sé si nos los merecemos. O si son reflejo de la sociedad que los elige. Pero ¿no tienen la sensación de que nuestros rectores son únicos para generar problemas, discusiones, broncas y desastres acerca de cualquier proyecto o idea que se plantea en alta voz?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

EL ACENTO ANDALÚ Y LA PIJA DE LA MUERTE

Hace unos años tuve que hablar en público en la capital del reino. No sé exactamente la razón, pero aquel día me dio por intentar pronunciar «mejor» de lo habitual e intentar cerrar palabras como «bocado» o «apelmazado».

 

Hasta que me di cuenta de que, de tan amilanado y acomplejado, iba a acabar diciendo «bacalado con Cola Cado» y, por tanto, haciendo un ridículo espantoso. Así que decidí relajarme y, en vez de utilizar un remedo de castellano con falsete, volví a mi granaíno natural. Paradójicamente sentí que el auditorio empezaba a prestarme más atención. Sin risitas ni nada por el estilo. Sencillamente, la espontaneidad conectaba con la gente.

 

Por eso, la supuesta gracia de la señora Nebrera, diputada autonómica catalana del PP, acerca del habla andaluza, me ha parecido bochornosa. ¿La han escuchado? Pinchen, escuchen… y lloren.

 

A la señora, no es que se le vaya la pinza un momento o que suelte un exabrupto extemporáneo. No. Intentando hacer mofa de la ministra Álvarez, lo que hace es menospreciar, insultar y vejar no ya a los andaluces, sino a cualquiera que tenga un acento regional más o menos marcado.

 

A mí, más allá de llamar «cosa» a la Ministra o de tildarla de «chiste», lo que me indigna es la parte en que dice que llama a Córdoba por teléfono y no entiende a su interlocutor. No sé. Tengo que preguntarles a mi amiga Marta y a mi amigo Paco si, cuando me llaman desde la ciudad condal, les cuesta entenderme. Por lo que nos reímos y las muchas cosas que nos contamos, yo creo que no. Pero nunca se sabe.

 

Ahora sería muy fácil entrar en el tema del catalán y lo difícil que es entenderlo para los andaluz-parlantes, pero desviaríamos la atención de lo que no es sino una mamarrachada propia de una señoritinga con delirios y pretensiones, una especie de Señorita Escarlata, pija de la muerte. Una redicha que, con su salida de tono, flaco favor le hace a Javier Arenas, perenne candidato a presidir la Junta de Andalucía pero que, con compañeras de viaje como la Nebrera, pasará a la historia como el auténtico protagonista de «Lo que el viento se llevó», versión andalusí.

 

Sé que a los andaluces, en general, les habrá tocado las narices lo de la chistosa, que no hace sino abundar en el despropósito a través de su Blog personal. ¿Qué opináis? ¿Qué os parece, andaluces y no andaluces? ¿Y qué pensáis los hermanos de allende el Oceáno? Porque mira que los cubanos, argentinos y mexicanos también habláis rarito, colegas 😉

 

¿Qué os parece la humorada de la Montse?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.