Inoportuna vergüenza lorquiana

En febrero de 2016 escribía en esta misma columna que los escándalos en la gestión de la Fundación Lorca estaban abocados a dirimirse en los juzgados (Leer AQUÍ). Meses más tarde, en abril de ese mismo año, insistía en la cuestión, sorprendido de la tardanza en denunciar la poca transparencia con que se estaban gestionando las cuentas. (Leer AQUÍ)

En una tertulia en TG7, a finales del 2017, volvía a reclamar luz, taquígrafos y, si fuera necesaria, la participación de la Fiscalía, para conocer cómo, cuánto y en qué se han gastado los muchos millones de euros vinculados al Legado de Lorca.

Y precisamente por ello, porque creo haber sido bastante claro en mi posición sobre el contencioso, en absoluto contemporizador ni timorato, me sentí profundamente avergonzado, como granadino, con lo que ocurrió el viernes de la semana pasada, día de la llegada definitiva del anhelado y ansiado Legado de Lorca a Granada.

Ese día debería de haber sido de fiesta y celebración, de congratulación y alegría. Sentimientos y sensaciones que no están en absoluto reñidas con la exigencia por querer saber.

Sin embargo, ese fue el día elegido por PP, Ciudadanos, Izquierda Unida y Vamos Granada para aprobar una moción por la que se exige al gobierno municipal que traslade a la Fiscalía la cuestión de las cuentas lorquianas. ¡Ese y no otro! El día en que toda España tenía puestos los ojos en Granada,  la oposición municipal en pleno demostró que, con tal de desgastar al equipo de Paco Cuenca, todo vale. Incluso convertir una fecha tan especial y tan singular… en una mierda.

¿Por qué ese día concreto? ¿Por qué no la semana pasada, el mes anterior o un año antes? ¿No podía esperar la cosa una semana más, cuando los políticos locales de todos los signos y orientaciones llevan mareando la perdiz lorquiana años y años? ¿Había que ensuciar precisamente la fecha en que llegaba el Legado?

¡Qué pena y qué tristeza, comprar el IDEAL del sábado pasado y encontrar mezclada la información sobre la llegada de los papeles, los libros, las obras de arte y el alma lorquianos con la moción para llevar a la Fiscalía una gestión que lleva siendo discutible, turbia y poco clara desde hace lustros!

Qué impotencia, comprobar una vez más como Granada hace lo posible y lo imposible por empequeñecerse y ridiculizarse a sí misma.

Jesús Lens

El Arroyo lorquiano

Es muy probable que, del Centro Lorca, oigamos mucho más de ahora en adelante. En clave positiva y artística, me refiero, que el próximo lunes comienzan a llegar las piezas de la exposición «Una habitación cerrada”, como anticipo del desembarco definitivo -o temporal, ya se verá- del Legado lorquiano.

Es de justicia, sin embargo, reconocer el trabajo realizado hasta la fecha por los gestores de un Centro Lorca que, a la chita callando, han promovido actividades tan variadas como interesantes, de charlas, conferencias, encuentros, talleres y conciertos -por más que la infraestructura técnica esté cogida con pinzas- a soberbias exposiciones como aquella dedicada a Don Quichotte, propiciada por la Alianza Francesa de Granada.

Así las cosas y hasta el próximo domingo, todavía tienen ustedes ocasión de disfrutar de la muestra dedicada a Eduardo Arroyo, si aún no lo han hecho. A sus más de ochenta jovencísimos y vibrantes años, el artista madrileño, una de las figuras capitales del arte español de las últimas décadas, presenta “Granada”, una exposición muy interesante que muestra muchas de las facetas de un creador inquieto, inclasificable, original, comprometido social y políticamente y dotado de un poderoso sentido del humor más ácido, crítico, sarcástico y vitriólico.

Hay un concepto que siempre me ha parecido muy divertido y simpático: artes aplicadas, que me hace pensar en un alumno muy serio y concentrado que, sacando la punta de la lengua, se afana sobre el papel, tratando de clavar la caligrafía o ajustar las cuentas al céntimo.

Frente a las Bellas Artes, las artes aplicadas o artes menores incorporan los ideales de la composición y la creatividad a objetos de uso diario. Y la muestra de Arroyo es un magnífico compendio de bella arte y, además, muy aplicada. Sus libros de artista, por ejemplo, que son una joya. Y sus colaboraciones para las portadas de diferentes publicaciones.

Pero de esta exposición, más allá de las espectaculares creaciones inspiradas en, por y para Granada o su original trabajo de ilustración para el libro “La cocina del sultán”, de Carlos Ballesta; me quedo con su pasión por el boxeo y el libro que le dedicó a Panamá Al Brown, el primer boxeador hispano capaz de convertirse en campeón mundial, una figura famosa y muy apreciada en la Europa cultural y bohemia de los convulsos años 30 y 40 del pasado siglo. ¡Véanla!

Jesús Lens

La NADA como símbolo

¿Cómo dicen que, al final, el 5 a las 5 no acogió ningún acto simbólico en relación a la llegada del Legado de Lorca al Centro que lleva su nombre? ¡Por supuesto que lo hubo! Y bien claro, expresivo y rotundo: la nada. Esa nada tan elocuente. Esa nada tan ilustrativa. Esa nada que tanto, tantísimo quiere decir y de la que hablo hoy en IDEAL.

Llegó el 5. Y llegaron las 5. Y dieron las 6 y las 7. Y las 8 y las 9 y las 10. Pasaron las horas y pasó el día. Y nada. Cierto es que Facebook se llenó de maravillosos poemas de Lorca, con los muros de nuestros representantes públicos exudando poesía. Pero de lo otro, del Legado de Lorca, nada.

 

Bueno sí. Una carta. De Laura. García Lorca. Que no pudo bajar dado que cuestiones de trabajo la retenían en Madrid. Se entiende que ese trabajo estará relacionado con el Legado. Y con su custodia y defensa. ¿O tendrá más que ver con facturas, cuentas y auditorías?

Esto…
Foto: Alfredo Aguilar

Una de las primeras actuaciones de Francisco Cuenca cuando accedió a la alcaldía fue ir a Madrid y fotografiarse con Laura García Lorca, haciendo suyo el reto que traer a Granada el famoso Legado depositado en la Residencia de Estudiantes. Más de un año después, nada. Lo que no tendría importancia, esperar unos meses más, si no fuera porque todo lo que envuelve a este tinglado sigue siendo oscuro, opaco y en absoluto transparente. De ello he hablado en otros artículos de IDEAL, como éste.

 

Que, en el mes de abril, la Fundación Lorca entregara 20 cajas con cientos de facturas desordenadas a la Junta de Andalucía para justificar 27,8 millones de euros y que, unas semanas después, ya se hayan dado por buenas unas cuentas más enrevesadas que el pelo de un rastafari, solo puede obedecer a dos razones: o esas facturas han caído en las manos más diligentes y en las cabezas numéricamente más preclaras de la historia de la función pública andaluza o esto, nuevamente, no hay quien se lo trague.

Está muy bien que ardamos por tener, de una vez, el Legado de Lorca en Granada. Pero para ello no valen atajos ni componendas. Ni deberían valer chantajes o presiones basados en las urgencias. Ya ha pasado otro 5 a las 5. Ya no hay prisas simbólicas. De momento, lo que hay es una mezcla de dudas, sospechas… y la nada.

 

Jesús Lens

El Legado Lorca, un BIC

Tenemos que felicitarnos por la decisión de la Comunidad de Madrid y del secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, de convertir al legado de Lorca en especie protegida, tras haberlo declarado como BIC. Bien de Interés Cultural.

Centro Lorca legado

Ahora bien, les confieso que nada más escuchar la noticia, pensé: ¿qué no estará pasando con este tema, para que haya sido necesario tomar una decisión como ésta? Y, sobre todo, me pregunto: con la prisa que se dan los unos y los otros en denunciarse y querellarse entre sí a la velocidad del rayo y por las causas más peregrinas, ¿cómo es que este tema no está todavía en los juzgados? De ello hablo hoy en mi artículo de IDEAL, en línea a lo que ya comenté sobre este tema en otro artículo de hace unas semanas: “El mal pleito”.

Hasta ahora, solo Laura García Lorca ha puesto una denuncia contra Juan Tomás Martín, por presunta falsedad y apropiación indebida. Y, como caballero que es, el denunciado se ha autoinculpado y ha cargado con toda la responsabilidad de una nefasta gestión, exculpando por completo a Laura.

Centro Lorca cámara acorazada

¡Qué maravilla! ¡Qué manera más civilizada de conducirse! Pero, entones, ¿por qué sostiene Lasalle que el legado de Lorca no vendrá a Granada hasta  que “el Centro Lorca no esté operativo y estén resueltos los problemas que existen acerca de la continuidad del Consorcio”?

Que yo sepa, el Centro Lorca está más que inaugurado, operativo, abierto y en funcionamiento. De hecho, el sábado por la mañana tengo un acto literario allí, con Lorenzo Silva y Fatos Kongoli.

En el Centro Lorca nos vemos el sábado por la mañana
En el Centro Lorca nos vemos el sábado por la mañana

Lo de la continuidad del consorcio es otra cuestión. Lasalle ha hablado de discusión sobre su continuidad y debates dentro del mismo por parte de las administraciones y la Fundación. Y eso es lo que, además de sonar a coña marinera, empieza a oler a chamusquina.

¿Cómo se puede admitir que, con un agujero de 12 millones de euros y el legado inmovilizado en Madrid, habiendo sido necesaria su declaración como BIC para evitar su venta en el extranjero o su troceamiento para pagar deudas, sigamos hablando de discusiones, debates o negociaciones?

Aquí está pasando algo muy extraño y, sea por acción u omisión, las administraciones que forman parte del consorcio tienen una gran responsabilidad en todo este tinglado. A ver si hay suerte y, ahora que las dimisiones sirven para tirar de la manta de turbios y oscuros asuntos, empezamos a saber qué pasa con el tan llevado, pero poco traído legado de Lorca.

Jesús Lens

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