Vuelve la Nube Negra

Que no es que se haya ido en verano, pero que el otoño es la mejor época para volver a disfrutar de la Nube Negra, el sello negro y criminal que dirijo en la editorial Palabaristas.

 Nube Negra

¿Vosotros creéis en los Lectores de Verano? Yo, la verdad… poco. O se es lector, o no se es.

Y la novela negra demanda lectores. Buenos lectores. Porque la mejor novela policíaca, además de hacerte disfrutar, te hace pensar y reflexionar. Porque te muestra lo que está al otro lado de la realidad aparente.

Porque alumbra lo que, a lo que mandan, no les gusta que se vea.

Porque de la mano de los buenos policías y detectives, de los periodistas con olfato o, sencillamente, de los chavales con curiosidad; se pueden hacer grandes descubrimientos.

 Palabaristas Logo

A lo largo de octubre vamos a trabajar en textos procedentes de México y de Cuba. Pronto, más información.

Pero recuerda que Nube Negra tiene ya varios títulos publicados, en formato electrónico, de descarga tan sencilla como intuitiva. Y a un precio imbatible, asequible y asumible para cualquier lector.

Una oferta para que puedas leer en cualquier formato y dispositivo electrónico. Lecturas que te llevarán de Argentina a Sevilla, pasando por Cuba. ¡Ahí es nada!

El primero de los títulos es de descarga gratuita: “Mirando Espero”, de Justo Vasco. ¡Cuba linda, pero amarga!

 mirando espero portada

La Sevilla negra y criminal nos la muestra Juan Ramón Biedma en su sensacional “El efecto Transilvania”.

 El efecto Transilvania portada

Por Argentina nos movemos en un futuro que, quizá, no sea tan lejano. ¡Lean, lean la última e inédita novela de Guillermo Orsi, “El árbol del Vaticano”, una fábula negra y criminal en clave de ciencia ficción!

 El árbol del Vaticano Portada

Y volvamos a Cuba. A La Habana Vieja. De la mano de Amir Valle y sus “Últimas noticias del infierno”.

 Últimas noticias del infierno portada

¿Os apuntáis a esta vuelta al mundo negra y criminal?

Jesús Lens

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El Día de la Librería

¿Sabes que este viernes se celebra el Día de las Librerías?

 Librería 1616

¡Felicidades, libreros!

¡Ay, mis Antonio, Paco, Claudio, Montse y demás libreros de referencia! ¡Qué triste y fea sería la vida sin 1616 Books en Salobreña, Atlántida o Picasso en Granada o Negra y Criminal en Barcelona! ¡Qué gusto, firmar en la caseta de Casa Árabe en la Feria del Libro de Madrid!

 libreria negra y criminal

La pregunta es: ¿qué librería te gusta más, te hace sentir bien y qué libro es el último que te has llevado (pagando) de una librería? Porque no es lo mismo ser vendedor de libros que librero, como dice Elvira Lindo en este precioso artículo.

 Librería Casa Árabe

Yo, el lunes pasado, salté del bus a Atlántida para llevarme “Bloody Miami”, de Tom Wolfe, ahora que ha vuelto a los amarillos de Anagrama.

Y precisamente es “Amarillo”, el que me gustaría llevarme el viernes, visitando alguna librería…

 Librería Picasso

¿Y tú?

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Incomunicado

Cuando por razones de trabajo, estilo de vida, gustos y aficiones tienes que pasar casi las 24 del día on line, hablando, leyendo, escuchando, escribiendo, comentando, convenciendo, disuadiendo, discutiendo, tratando, consiguiendo, presentando y otros varios –andos y –endos que dejo a tu fértil imaginación; llega un momento en que tienes que parar.

Es así de sencillo.

Pero necesario.

Por eso, para este micropuente no concerté ninguna actividad, cita o encuentro. No compré entrada para ningún espectáculo (y eso que ha venido El Brujo con su “Odisea”) ni quedé con nadie para hacer cualquier cosa.

 Incomunicado el Brujo

El jueves por la tarde estaba tan, tan, tan hecho cisco y con tanto sueño acumulado que me metí en la cama a leer a las 4 de la tarde y solo salí, tras haber descabezado un par de sueños, para cenar y ver una película. Tumbado en el sofá. Antes de volver a la cama.

Y el resto del fin de semana, más o menos igual. Solo que saliendo a correr. Meta para noviembre: correr 250 kilómetros. Que no sé si es mucho, es poco o es regular. Pero que salen a unos 60 kilómetros semanales.

Me levanto, veo a mi quiosquero, Paquito, y me tomo los dos cafés con mi tostada en el Madero. Me despido, compro el pan y… ¡hasta mañana!

Que sí. Que están el Facebook, el Twitter, el Güasap; pero que no es lo mismo.

Veo un partidillo de la NBA, grabado, de la madrugada anterior, saltando los tiempos muertos y tal y miro cómo va mi equipo de la Fantasy. Por cierto, ¿tienes equipo? Que hemos hecho una Liga Privada, en la plataforma de NBA Plus. “Collejas”, se llama. Si quieres unirte, pídeme la clave. Pero te advierto que el nivel es… bueno. Como nuestro nivel jugando al baloncesto: cachondo. Muy cachondo. Con decir que uno de mis bases se llama Fournier y uno de mis pívots titulares lleva -3 puntos de valoración…

 Incomunicado Fantasy

En enlace, por si te gusta esa Gamificación del NBA, aquí.

Leo la prensa, claro. Por trabajo, por gusto, por obligación, por afición. Aprovecho para estudiar con detenimiento esos reportajes largos para los que nunca hay tiempo; las revistas, los Especiales y, sobre todo, los recortes que he ido haciendo estas semanas, que ya se acumulan, por falta de tiempo. Y aprovecho para tomar notas con ideas y bosquejos para futuros artículos, columnas o proyectos.

Veo una película. O dos. O tres. O alguna serie. Y leo. Y escribo. Y escucho música. Me pongo al día con reseñas de libros pendientes, algunos leídos en verano. Y avanzo con un par de proyectos que tengo entre manos. Repaso los suplementos culturales de estas semanas y trato de ordenar libros.

Me digo: “Esta tarde voy al cine”. Pero luego no me apetece salir. La vuelta del verano ha sido movida y me espera un noviembre brutal. Así que, como los osos; hiberno.

Y sigo leyendo. Y escuchando jazz. Y viendo otra película. Y escribiendo algún artículo. Y mirando las estadísticas de determinados jugadores de la NBA. Y organizado ideas, mails y archivos para uno de los proyectos. Y empezando a escribir para el otro. Y repasando las webs de referencia.

 Incomunicado Round

O sea: lo de siempre. Pero a mi aire. Yo me marco los ritmos y los horarios. Yo soy yo y mi pereza. De hecho, es mi espalda la que, cansada, me pide salir a correr o cambiar el sofá por el sillón del despacho. Y colocar y ordenar los libros que voy leyendo y reseñando. Y buscar los que voy a necesitar en los próximos meses.

Y así van pasando las horas. Las mañanas, las tardes y las noches. Además, aprovecho para comer poco. Y beber mucho. Mucha. Agua. A litros. ¡Adelgazo y todo!

En fin.

Que estamos en noviembre. Que llevo recorridos los primeros 26 kilómetros de los 250 propuestos. Que este es el mes del jazz. Que el lunes me arrepentiré de no haber visto a El Brujo y que la próxima Alhambra Especial que me tome me sabrá a gloria.

 Incomunicado corre

Que es sábado. Noche. Y que aquí, sin parar y haciendo todas esas cosas que tanto me gustan y para las que, a veces, es imposible sacar un minuto a la semana… ¡seguimos!

Jesús Lens, (In)comunicado

En Twitter: @Jesus_Lens

Soñé con elefantes

Hablemos de libros, ahora que llega el fin de semana. Porque hay que leer. Leer siempre. En nuestra página hermana, el Calibre 38, tenemos la reseña de «Soñé con elefantes», de Ivica Djikic, publicada por Sajalín Editores.

 Soñé con elefantes

Dice así:

Uno de los viajes más complicados que he hecho en mi vida fue a los Balcanes, hará ahora cuatro o cinco años. Un viaje caótico, improvisado, a lomos de trenes que cogíamos por la noche y en los que tratábamos de dormir entre control de pasaportes y control fronterizo. Partiendo de Viena, pasamos por Eslovenia, Croacia, Bosnia y Serbia para terminar en Budapest, antes de volver a casa.

 

El caos.

 

Y eso es precisamente lo que ofrece Soñé con elefantes. Caos. Una narración que avanza y retrocede, que gira sobre sí misma y que apunta en varias direcciones a la vez; que cuenta con varios protagonistas y múltiples puntos de vista.

¿Quieres saber más? Pues date una vuelta por esta maravillosa web y aprovecha para bichear, que hay multitud de temas candentes y apasionantes.

 Calibre 38

Jesús Lens, el Balcánico

En Twitter: @Jesus_Lens

La estrategia del pequinés

No son sus brillantes, brutales y desconcertantes golpes de efecto lo que más me ha gustado de la novela de Alexis Ravelo, “La estrategia del pequinés”, publicada por la editorial Alrevés en su colección de Novela Negra.

 Adobe Photoshop PDF

Tampoco es lo bien planteada, llevada y resuelta que está la trama de la novela, lo mejor de la misma. Una trama al estilo clásico, con planteamiento, nudo y desenlace. Tres actos. Y algún flash back. Directo, duro y al mentón. Contundente. Seria narración. De las que te agarran y ya no te sueltan.

Y no. Tampoco son los personajes lo más arrebatador de esta historia. Y mira que son personajes interesantes, diferentes, complementarios y contradictorios. Los hay que te caen cojonudamente, nada más conocerlos y otros que, conforme hacen su primera aparición, ya te están tocando los cojones. Por decirlo suavemente. Los hay a los que te gustaría matar y los hay por los que podrías matar. Literaria y metafóricamente hablando, claro.

Alexis Ravelo

Lo que más me ha gustado de “La estrategia del pequinés” es, por tanto, que mientras la estás leyendo; te crees todo lo que pasa en ella. Te crees la acción. Te crees la trama. Te crees a los personajes. Te crees cómo hablan, cómo visten y cómo actúan. Te crees sus motivaciones, sus actos y sus reacciones. Te crees los garitos por los que pasan, las calles por las que transitan, los apartamentos y las casas en que viven y los polígonos en los que trapichean.

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Y creer lo que lees, cuando lees una novela negra y criminal que tiene un atraco como tema central; es de una importancia capital.

Estos meses estoy trajinando libros muy distintos. Ya lo vais viendo, si sois seguidores asiduos de este blog. Por eso, cuando he pillado una novela pura de género, la he disfrutado largo y tendido, leyéndola en un par de sentadas, evitando cualquier distracción que me apartara de las andanzas de El Rubio, el Palmera, Cora y Sanchís.

Alexis Ravelo, una de las cabezas visibles del noir canario, que está viviendo un momento de esplendor gracias al trabajo de Antonio Lozano, José Luis Correa, Juan Ramón Tramunt o Mariano Gambín; ha escrito una novela que no decepciona a los amantes del género negro y que atraerá a lectores poco habituales del mismo, si es que aún los hubiera, dado su feliz nivel de expansión.

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De hecho, tanto se ha expandido el género que ahora es imposible entrar en una librería y no encontrar decenas de anaqueles repletos de novelas con el sello de “negro”, “policíaco” y/o “criminal”. Por eso, ahora más que nunca, hay que separar el grano de la paja, lo auténtico de la falsificación, la denominación de origen del hecho-en-cualquier-sitio; la calidad del hecho-de-cualquier-manera; la literatura de sabrosa y nutritiva cocción lenta de la insípida y vacua literatura basura.

Y “La estrategia del pequinés” es, indiscutiblemente, una de las novelas negras que hay que leer este 2013.

Jesús Lens, aprendiendo estrategias.

En Twitter: @Jesus_Lens