Correr para esto

Muchas veces me preguntan que porqué corro.

Esta imagen de Alfredo Aguilar, mi compi de IDEAL, creo que resulta bastante ilustrativa.

 CELEBRACION DEL SEPTIMO MEMORIAL PADRE MARCELINO. FOTO: ALFREDO AGUILAR

Yo corro por rabia. Y para estar preparado.

Porque, como bien sabes, se acerca el Invierno. Y el final está cerca.

Si formas parte de mi círculo más cercano, la palabra “Cenital” te debe resultar muy conocida. Si no… ¿a qué esperas? ¡Pregunta! Y lee. O la brutal «Antirresurrección» de Juan Ramón Biedma.

 Cenital - Emilio Bueso

Por cierto que la novela de Emilio Bueso es una de las finalistas del Premio Celsius de Semana Negra de este año, igual que el año pasado con su «Diástole». Como también lo es aquella otra “La Zona” de la que hablamos maravillas, hace unos meses.

Y es que, aunque te cueste admitirlo, cada vez estamos más de cerca del Apocalipsis.

Y, cuando llegue, yo quiero estar preparado.

Para salir. Corriendo. Y por piernas.

Recuerda: o correr o prepárate…

Be Zombie, My Friend! (Este cuento, puede herir sensibilidades. Y las fotillos ya… ni te cuento)

En Twitter: @Jesus_Lens

Y los 2 de mayo de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012 eso fue lo que blogueamos…

 

La zona

Apenas escuché al Jefe Taibo el comienzo de su presentación de “La zona”, en Semana Negra, supe que tenía que comprarla. Y leerla. A toda velocidad. Porque si a Paco Ignacio se le había metido en la cabeza el runrún de Nigeria, ¿qué os voy a contar yo, que llevo todo esto año tratando de dar cuerpo a nuevo proyecto literario-cinematográfico con África como protagonista?

El resto de la presentación de la nueva novela de Juan Miguel Aguilera y Javier Negrete terminó de convencerme de que, posiblemente, “La zona” iba a ser uno de los grandes libros de Semana Negra, junto a “Cenital”, de Emilio Bueso. Al menos, en su dimensión más terrorífica y de ciencia ficción que puramente policíaca. Lo que pasa es que, posiblemente y por desgracia, las historias que nos cuentan Bueso y el dúo Aguilera & Negrete tienen mucho más de ciencia que de ficción. Lo que no dejaría de ser terrible, por supuesto.

“La zona”, efectivamente, comienza en Nigeria, tiempo ha. Allí, la compañía farmacéutica Janus tiene instalados unos laboratorios en los que determinados científicos investigan en unas condiciones más “abiertas” de lo que podrían hacer en sus países de origen. Como que la ética se relaja, cuando uno trabaja en determinados ambientes. Como que sus habitantes son más maleables, más accesibles, a la hora de hacer ciertas experimentaciones, como tuvimos ocasión de leer y ver en “El jardinero fiel”, novela escrita por John Le Carré y trasladada a la pantalla por Fernando Meirelles.

Pasa el tiempo y, aquí y ahora, en un lugar tan improbable como la zona agrícola de El Ejido, estalla una alerta sanitaria por una posible amenaza biológica de origen desconocido. Una experta española proveniente de un organismo internacional con sede en Suiza y un joven becario inglés se plantan en Almería con el fin de aclarar la situación, seguramente algún tipo de anomalía sin la menor importancia, y allí se encuentran con el ejército, que ha trazado un perímetro infranqueable en torno a la zona caliente, y con Aguirre, médico de la localidad de Matavientos, centro neurálgico de la alarma.

Vestidos con sus trajes de aislamiento, con todo su equipo en ristre y escoltados por algunos soldados, los protagonistas entran en la zona y, a partir de ahí…

A partir de ahí, si quieres saber más, tendrás que hacer una cosa muy sencilla: ir a una librería y comprar un ejemplar de “La Zona”. O pedirlo por Internet, claro. Que, con este calor, echarse a las calles cuesta trabajo. Pero, desde luego, tienes que hacerte con la novela de Aguilera y Negrete. Porque sus quinientas cincuenta páginas son de esas que te mantienen imantado al libro, de las que te impiden apagar la luz por la noche, aunque ya te escuezan los ojos. Una novela de las que te obligan a seguir con la lectura, sí o también.

Sin contar nada que pueda reventar la trama de la novela, diremos que, si entrar en la zona caliente resulta relativamente sencillo a los personajes; salir no lo será tanto. Y que, en la narración, hay referentes a historias clásicas de grupos heterogéneos de personas muy distintas entre sí que, por mor de las circunstancias, se ven obligados a convivir durante unas horas y a enfrentar peligros y amenazas muy diferentes. En “La diligencia” eran los indios; en “Río Bravo” eran los sicarios contratados por un cacique; en “El enigma de otro mundo” está claro lo que eran y en “Asalto a la comisaría del distrito 13” eran bandas de pandilleros.

¿Qué, quién y por qué amenaza al grupo de investigadores que se internan en “La zona”?

Ya tardas en comprar el libro, leerlo y descubrirlo. ¡Y disfrutarlo!

Jesús Lens

Y con este último aPostado llegamos al final del propósito que nos hicimos cuando julio terminaba: una propuesta lúdico-cultural para cada uno de los días del mes más irreal y fantasmagórico del año. Creo que lo hemos cumplido.

¿Y los 31 de agosto de 20082009, 2010 y 2011?