Penón se queda en Granada

Porque si la famosa Maleta de Agustín Penón permanece en nuestra tierra, con todo lo que alberga, su legado y su memoria también se quedarán con nosotros, por siempre jamás.

¡Qué salto di en mi asiento, ayer por la mañana, muy temprano, cuando leí la buena nueva en las páginas de cultura de IDEAL! Enhorabuena a Pablo Rodríguez por el seguimiento y exquisito tratamiento de esta información, que sé y me consta que lleva con ello desde hace meses. De ello hablo en IDEAL, noticia de gran alegría para la Cofradía de Penón, por cierto, cuya reunión constitutiva en el restaurante El Envero comentamos aquí.

 

Y, sobre todo, enhorabuena y un millón de gracias a la familia de Marta Osorio, que ha decidido respetar su última voluntad, acordando que los fondos de los que son legítimos herederos no se vayan fuera, máxime al saberse que uno de los familiares directos de Marta reside en Alemania y que no hubiera sido descabellado que la maleta de Penón terminase en el país teutón.

 

Eso sí. Una vez tomada esta decisión por parte de la familia, es necesario que las instituciones granadinas den un paso al frente y se hagan cargo del acervo documental atesorado por Agustín Penón durante su investigación de la muerte de Lorca, para que pueda ser custodiado, estudiado y exhibido en las mejores condiciones posibles.

 

También sé y me consta que desde el Ayuntamiento de Granada se están haciendo gestiones en ese sentido, que el alcalde de la ciudad se siente personalmente concernido por la cuestión. Y buena parte del interés institucional en todo lo relativo a la investigación llevada a cabo por Penón en la Granada de los 50 hay que achacársela a Enrique Bonet y a su maravillosa novela gráfica “La araña del olvido”, editada en 2015 por la editorial Astiberri, de la que hablamos aquí.

Porque, con su magistral tebeo, Bonet volvió a poner en el candelero todo lo relativo a Penón y a su fascinante investigación, haciéndonos descubrir a miles de lectores la historia de una maleta que ya es mítica. Un tebeo que sirvió para recuperar, también, el extraordinario y minucioso trabajo de Marta Osorio, compilado en un libro esencial: “Miedo, olvido y fantasía”, publicado por Comares.

Tengo pendiente de leer otro de los libros de Marta: “El enigma de una muerte. Crónica comentada de la correspondencia entre Agustín Penón y Emilia Llanos”, publicado en 2015 por Comares. Ahora lo haré con más placer, sabiendo que su legado permanecerá en Granada, donde debe estar.

 

Jesús Lens