Y el Óscar fue para…

A la hora de leer estas líneas, usted ya lo sabe: lo habrá escuchado en la radio, lo habrá visto en las redes sociales o en la portada de IDEAL Digital, cuando haya entrado a comprobar los titulares de primera hora. Es posible que, cinéfilo irredento, hasta haya pasado la noche en blanco para seguir la Gala de entrega de los Óscar, en directo.

Así las cosas y a estas alturas, no tendría sentido que les viniera con mis vaticinios, pero no me resisto a contarles qué películas me gustaría que hayan salido airosas.

Por ejemplo, espero que “La forma del agua”, esa joya de Guillermo del Toro de la que les hablaba hace unos días aquí, haya pescado un generoso bancal de galardones, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director. Y que la maravillosa Sally Hawkins se lleve la estatuilla correspondiente a la Mejor Actriz. Aunque si ganan Frances McDormand o Saoirse Ronan, sería igualmente justo. De Meryl Streep no opino: la masacre que han hecho con ella en el infame doblaje de “Los papeles del Pentágono” es de juzgado de guardia.

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Sobre los actores principales también mantengo silencio, que no he visto las pelis de Daniel Day Lewis ni Gary Oldman, pero ojalá que Willem Dafoe se lleve el premio al Mejor Actor de Reparto por su papelón en “The Florida Project”… y que lo comparta con esas sublimes actrices que le aúpan en su interpretación y que tan injustamente han sido olvidadas.

Me gustaría que “Tres anuncios en las afueras” se hiciera con el Óscar al Mejor Guion Original, que la película me atrapó desde el principio y los escorzos de la historia convencieron, además de presentar a unos personajes muy interesantes… dentro de su inigualable paletismo. Y como adaptación, “Molly’s Game”, otra gran película que ha pasado sin pena ni gloria por la cartelera, tristemente.

“The Square”, que pudimos ver gracias al empeño de nuestro querido cine Madrigal, debería llevarse el premio a la mejor cinta extranjera y, por cuanto a la parte técnica, que se dividan entre “Dunkerque” y “Blade Runner 2049”, relegados a las pedreas.

Y un deseo muy especial: que la Mejor Fotografía sea para Rachel Morrison, por “Mudbound”. Porque su trabajo es excelente, porque la película es de Netflix y porque ella es mujer, con lo que haría doblemente historia.

Jesús Lens

La forma del agua

Hay un momento, hacia la mitad de la gran obra maestra de Guillermo del Toro, en que la criatura de su película, un extraño ser anfibio con aspecto de alienígena, se encuentra en mitad de un antiguo cine, completamente vacío, en el que se proyecta una película clásica.

Resulta extraño contemplar a la criatura, fascinada con lo que ocurre en pantalla, mientras los asientos de la platea del Orpheon están tristemente abandonados. ¿Se ha convertido, ir al cine, en una actividad propia de seres de otro mundo?

Ver “La forma del agua”, dos horas de cine puro, exquisito e insinuante, hace que te plantees preguntas como esa. Y otras muchas, de diverso jaez. Porque Del Toro, a la vez que cuenta una historia de amor como las de antes, plantea un montón de interrogantes al espectador contemporáneo, sugiriéndole temas para el análisis y la reflexión.

Sobre la figura del monstruo, por supuesto. Porque en su película hay uno, bien grande y aterrador. Y no es el de ojos saltones y branquias, precisamente.

Uno sale de la película, emocionado, dándole vueltas a lo que supone ser diferente en un mundo clónico en que cada vez está peor visto salirse de la norma y tratar de ir por libre.

“La forma del agua” ilumina a las personas invisibles de la sociedad, a la gente al margen, arrinconada, minimizada y marginada. Y lo hace filmando la magia, sin necesidad de caer en lo panfletario, en lo sensiblero o en lo lacrimógeno. Estamos ante una love story que cautivará a todos los espectadores con capacidad para dejarse fascinar por la ilusión, a través de una narración clásica repleta de matices y texturas en pantalla. ¡Y carente de cualquier remilgo o vergüenza!

Hace unas semanas, hablando sobre el maestro del cómic Will Eisner, José Luis Munuera decía que ningún dibujante ha sido capaz de conseguir que llueva tan bien en sus viñetas como el autor de “Contrato con Dios”.

Lo mismo ocurre con “La forma del agua”, una película repleta de simbología sobre ese oro líquido, cada vez más preciado y escaso, que es el H2O. Una película que respira y rezuma agua por sus cuatro costados.

THE SHAPE OF WATER, from left: Sally Hawkins, Doug Jones, 2017. (Fox Searchlight Pictures/Everett Collection)

¿Y saben lo mejor? Que, cuando fui a verla, el sábado por la noche, el cine estaba a reventar y no quedaba una sola butaca vacía. ¡Justicia poética!

Jesús Lens