CLÁSICOS

Yo creo que los clásicos son clásicos porque siempre que los lees parece que están hablando de las cosas que en ese mismo momento te ocurren.Por ejemplo, las Disertaciones de Epicteto, que me encontré leyendo la estupenda última novela de Lorenzo Silva, «La estrategia del agua», que no nos cansamos de recomendar.

Vamos a poner dos casos:

Atascado en mi libro, cuando la escritura se tuerce y se vuelve del revés, cuando siento que no avanzo… me doy de bruces con esta cita:

«Nada importante se produce de pronto, ni siquiera la uva o el higo. Si ahora me dijeras: «quiero un higo», te responderé que hace falta tiempo. Deja primero que florezca, luego que dé fruto, luego que madure».


¿Elogio de la paciencia o de la pereza?

Paciencia, reflexión, serenidad
Paciencia, reflexión, serenidad

Y luego tenemos esta perla: ¿conformismo o aceptación?

«Recuerda que eres el actor de un drama, con el papel que quiera el director: si quiere uno corto, corto; si uno largo, largo; si quiere que representes a un pobre, represéntalo con nobleza.»

Fin.

LA ESTRATEGIA DEL AGUA

Hacía tiempo que no leía una novela de Lorenzo Silva, un tipo que me cae estupendamente por muchas y variadas razones. Así que, en cuanto se anunció la publicación de «La estrategia del agua», le pedí a mi querido Paco Camarasa, el librero negro y criminal, que me mandara un ejemplar. Porque, en este caso, la novela pertenece a la gloriosa saga de los picoletos Bevilacqua y Chamorro, dos de los personajes de la reciente novela policíaca escrita en castellano que más hondo han llegado al corazoncito de la creciente manada negra de este país.

Como ya señalé hace unos días, cuando preparo un viaje me cuido muy mucho de seleccionar con tino y con mimo los libros que me van a acompañar durante el periplo. Y nadie mejor que Lorenzo Silva, con su lucidez, su capacidad de observación, su humor ácido y mordaz, como idóneo compañero de viaje.

Y con su capacidad de provocación, claro. Porque Silva es uno de esos autores capaces de hacer sangre lamiendo. A través de una prosa pausada, sin aspavientos, sin demencias, sin personajes al límite, sin pulsiones autodestructivas, sin grandes proclamas, discursos o panfletarias broncas cargadas de tópicos, el escritor pone el dedo en la llaga sobre uno de los temas más candentes de la sociedad española del momento: la violencia de género y la custodia de los hijos cuando una pareja se separa.

Y lo hace siguiendo la investigación que Vila y Chamorro ponen en marcha para descubrir al autor de la ejecución fría y profesional de un ciudadano normal y corriente, al que, en principio, nadie debería querer matar. Una investigación, por otra parte, llevada a cabo de una forma fría, aséptica y profesional. Muy profesional.

Porque si en España hay un escritor que sabe contar una investigación, ése es Lorenzo Silva, un experto en el procedural que conoce a la perfección todos y cada uno de los pasos y entresijos que, metódicamente, siguen los profesionales a la hora de avanzar en la resolución de un caso.

Y, en «La estrategia del agua», nos encontramos con una estupenda sorpresa que tiene que ver con la defensa a ultranza que venimos haciendo de la televisión del siglo XXI como una de las grandes revoluciones narrativas de los últimos tiempos. Porque Vila es un enamorado de esa joya llamada «The wire», una serie de culto acerca de los bajos fondos y las aún más bajas pasiones de la sociedad norteamericana. Y, como homenaje al clásico de la HBO, Chamorro, Vila y su equipo emularán a McNulty & co. durante su investigación.

Estamos, por tanto, ante una estupenda novela, de las que te alejan de las calles, los bares, los amigos y las citas por el sencillo e infalible método de imantarte al sofá, sillón, cama o cualquier otro espacio o superficie que suelas usar para leer, largo y tendido.

«La estrategia del agua» funciona como novela policial y, por supuesto, como siempre decimos al enfrentarnos con un buen ejemplo de este tipo de literatura, como un documento sociológico necesario e imprescindible para conocer la sociedad del momento, suscitar polémica y abrir debates.

Ahora, vosotros tenéis la palabra…

Jesús Lens, tirando la piedra sin esconder la mano…

LIBROS PARA UN VIAJE

Cuando tienes que pasar del orden de 15 horas tú solito y sin nada que hacer, entre la espera en el aeropuerto y el vuelo correspondiente, más te vale elegir bien los libros que te acompañarán durante el periplo. Han de ser buenos libros, de los que que atrapen e imanten al asiento. Y si además viajas solo, es esencial rodearte de buenos libros que te hagan la labor de amigo y compañero esencial en esos momentos de descompresión entre los museos, las visitas, los Piscos y los tiraditos y ceviches. Adjunto os pongo los cuatro libros que me están acompañando y a cuyos autores y editoriales no puedo si no darles las gracias por lo bien que me han tratado. Aunque los reseñaré despacio, no quiero dejar pasar la oportunidad de nombrarlos ya que ellos han sido (y serán en los próximos diez días), compañeros fieles e inseparables en este viaje que que ahora cambia de continente y que, de Sudamérica nos lleva a otro Sur. Al Sur en que empiezan todos los sures: al Sur de Marruecos.

Aventuras en el México del XIX
Aventuras en el México del XIX
un Lorenzo Silva en plena forma
un Lorenzo Silva en plena forma
Qué grande, Dennis Lehane
Qué grande, Dennis Lehane
El rostro del terror
El rostro del terror

Jesús Lens, impenitente trotamundos.