COMIENZA EL FIN

La edición número 23 de la Semana Negra de Gijón reúne a una pléyade de autores andaluces adscritos a la literatura de género más variada y popular.


LA ANDALUCÍA CONNECTION ASALTA GIJÓN

Miedo dan. Cuando se juntan, los andaluces pueden provocar el pánico en Gijón. Y eso que el marco, la Semana Negra, no es propicio para gente timorata o asustadiza, precisamente. Pero en la edición del 2010 son tantos y tan distintos los autores andaluces congregados en el festival cultural más populoso de Europa que, sin duda, no pasan inadvertidos.

Más o menos así comenzará el reportaje que esperamos publicar en IDEAL el próximo lunes, cuando la Semana Negra de Gijón haya echado el cierre e, inevitablemente, todos estemos esperando la llegada y el comienzo de la edición número 24, aunque pueda parecer algo ansioso y desproporcionado.

Pero no lo es.

Como todos los miembros de la Andalucía Connection podrán acreditar: Nerea Riesco, Rafa Marín, Javi Márquez, Paco Jurado, Teo Palacios, Juan Ramón Biedma, Carmen Moreno o José Manuel Fajardo, lo que pasa en Semana Negra, el buen ambiente y la inyección de creatividad que supone, no ocurre en ningún otro lugar del mundo.

Quizá por eso, cuando pasadas las dos de la mañana salimos todos juntos del Don Manuel, tras disfrutar de una intensa tertulia, nos conjuramos para intentar mantener vivo este espíritu, una vez que hayamos vuelto a nuestra tierra.

Y ojalá que el reportaje que preparamos para IDEAL contribuya a ello.

Porque creemos en la novela de género. Popular. Y en la novela transgenérica. Creemos en una literatura divertida, apasionante y adictiva. Y de calidad, por supuesto. En ella creemos y a ella defenderemos.

¿Quién se une a la cruzada?

Y ahora, alimentemos el ego. Un poquito más. Porque, honestamente, creo que la presentación de “Benegas” nos salió muy bien a Paco y a mí. Fue divertida y, a la vez, ilustrativa. Creo que captamos la atención de la gente, que despertamos su curiosidad y, a la vez, que les hicimos pasar un buen rato.

Y es que Paco es mucho Paco.

Pero ya hablaremos otro día de este Room Mate que escribe desde el rencor y que, sin embargo, disfruta de la alegría de la fiesta como el que más.

Hoy me toca presentar a Guillermo Orsi. Otra enorme responsabilidad. Porque Orsi, además de ser un escritor brillante, grandioso… es un ser humano de talla excepcional.

Termino ya.

Que esto también empieza a terminarse. Y me invade la melancolía. Además, quiero buscar “A quemarropa”, el periódico oficial de Semana Negra, a ver si se publican los cuentos finalistas del Concurso de Relatos Policíacos de Semana Negra y al que un servidor mandó uno, en la esperanza de que gustara al jurado. Y ya ardo por saberlo.

La gente empieza a hablar de la vuelta, de los trenes, los buses y los aviones. Pero aún queda tela por cortar y no cejaremos. Para empezar, tenemos que destripar a Orsi y su “Ciudad Santa”, esta tarde. Si estáis por Gijón, venid. Si no, ¡espero que estéis con nosotros de pensamiento y palabra!

Jesús Lens, frente al principio del fin.

EL HUMO EN LA BOTELLA

“La mayoría de la gente se pregunta qué sería de su vida si no hubiera tomado ciertas decisiones equivocadas; si él anulaba todos los errores que había cometido, no le quedaría vida que cambiar.”

Pocas veces una frase puede describir tan bien, y de una forma sólo aparentemente sencilla, la existencia al límite de un loco, un chiflado. Porque los protagonistas de “El humo en la botella”, la última novela de Juan Ramón Biedma, recién publicada por la siempre atenta editorial Salto de Página, son todos unos dementes. Unos dementes de libro. Clínicamente certificados, o sea. (Más de Biedma, AQUÍ)

Locos de atar, como diría alguien que no conociera el fascinante, denso, abigarrado, oscuro y barroco universo literario de Juan Ramón Biedma. Como una cabra. Porque Juan Ramón nutre las páginas de su inquietante bibliografía con esos locos que, en un mundo como el que nos ha tocado vivir, quizá sean los más cuerdos. Los más clarividentes. Los más iluminados.

Sevilla, convertida en territorio mítico de un Biedma absolutamente desatado, presenta un aspecto tan desolado como desolador, oscura por los continuos apagones, miserable por cuanto a las casas en ruina, los desmontes, los solares abandonados, los edificios carcomidos, las calles desiertas en unas madrugadas que, por fortuna, nada tienen que ver con las famosas y angustiosas Madugrás…

Y en ese espacio, los Anube, Mengele, Peña, Boris o Eme se conducen en una aventura tan imposible como su futuro. Todos ellos son deshechos de una sociedad no apta para hipersensibles, hiperactivos, superdotados, esquizofrénicos y paranoicos. Porque los manicomios han cerrado y, ahora, los locos están en las calles. Pero ¿quiénes son los locos? Y, sobre todo, ¿por qué?

¿Y si es cierto que lo que genéricamente conocemos como “enfermedades mentales” no son sino los efectos colaterales de los superpoderes de unos cuantos elegidos por el destino para cambiar el curso de la historia? Y, de existir esos Todopoderosos, ¿qué institución querría captarlos para que hicieran proselitismo de su inmemorial ideología? ¿Qué institución se ha encargado, históricamente, del cuidado de los más desfavorecidos de entre los desfavorecidos de la sociedad?

En todo este maremágnum, al abogado Set Santiago le encargan la búsqueda de Eme, uno de los loquitos, fugado de una “casa de reposo” de lujo tras recibir un ejemplar de una novela misteriosa: “La orden de la buhonería” e iniciar la búsqueda de su misterioso autor. Peña, por su parte, anda preparando el secuestro del hermano de Eme. Con la ayuda de Mengele. Y de Anube. Al que le proponen participar en el atraco de un banco ilegal de dinero negro proveniente de la economía sumergida. Y más. Mucho más.

Pero si la acción, la trama y el argumento pintan tan bien, lo mejor es la prosa de Biedma. Como balazos en la frente. Pinceladas brutales para definir a cada personaje. Sus historias, sus orígenes. Sus motivaciones. Párrafos de una intensidad sin parangón en la moderna narrativa escrita en castellano, hasta el punto de que, si al libro le quitaras las pastas y cualquier otro elemento identificativo… daría igual: el lector siempre sabría que estaría leyendo una novela de Biedma. Todo un clásico.

¡Qué me alegro de que Juan Ramón haya vuelto a publicar! Otro novelón. Como nos viene acostumbrando.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

AUTORREGALOS

A ver. Llegan las Navidades. Amenazan por el horizonte. Ayer escribíamos en IDEAL sobre regalos, en forma de libros. Y algunos amigos me preguntaban por alguna recomendación.

 

Dejando aparte los consejos personalizados, voy a poner una serie de Autorregalos que me estoy haciendo a mí mismo, para pasar las entrañables fechas de marras. Autorregalos que, por supuesto, recomiendo vivamente a todos los amigos. Lo que quiero para mí, lo quiero para la gente a la que aprecio.

 

«El fin de Mr. Y», de Scarlett Thomas, publicado por Paidós, se basa en una premisa tan sencilla como intrigante: «Si supieras que un libro está maldito, ¿lo leerías?» Yo, por supuesto que sí. ¿Y tú?

 

«Riven. La ciudad observatorio» es una novela gráfica cuyo guión viene firmado por Juan Ramón Biedma, del que tanto y tan bueno hemos hablado en los últimos meses. Si hay un universo personal e intransferible que estaba pidiendo a voces ser trasplantado al universo gráfico, ése es el del gran Biedma. No dejen pasar este álbum. Se agotará y, en E bay, se cotizará por un buen pastizal, en poco tiempo.

 

Por cierto, Juan Ramón, ¿no te apetece venirte unos diíllas a Granada y compartir unas horas con los amigos de este lado de la Penibética?

 

Lo hablamos.

 

«A timba abierta», de Óscar Urra, es otra fantástica apuesta por el policial más irreverente y a contracorriente de los osados chicos de la editorial Salto de Página, auténtica revelación del 2008 merced al descubrimiento que nos hicieron de Carlos Salem y Leonardo Oyola. Imprescindible.

 

Adoro a Peter Beard. Lo hablábamos hace unos días. Y el volumen que nos presenta la editorial Taschen de su obra nos lo hace más atractivo aún. Su mezcla de fotografía, pintura y grafismo lo convierten en un placer para los sentidos.

 

De Le Clézio, reciente Nóbel de literatura, hablaremos en extenso la semana entrante. Pero, desde luego, será uno de mis autores de cabecera para el 2009. Extraordinario. ¡Qué razón tenía Antonio Lozano cuando nos lo recomendó, meses ha!

 

Y, por supuesto, Stieg Larsson y la continuación de la historia de Lisbhet y Mikael: «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina», que ya estamos deseando hincarle el diente.

 

Sin olvidar lo que me dice Marta: que hay otros suecos, que están en este mundo, y que también escriben maravillas, como Leif GW Persson, con su «Entre la promesa del verano y el frío del invierno», que mira que les gustan los títulos largos a los nórdicos.

 

Y no olvidemos al artífice del «Yes we can», presidente de los EE.UU. y, por tanto, del mundo mundial. Una editorial granadina, Almed, tiene publicada su autobiografía, en la que radica el ideario de Barack Obama. Imprescindible para saber quién es y cómo piensa el hombre más poderoso del mundo.