Ponte y hazlo

Hoy publicamos en IDEAL el siguiente artículo, sobre un evento en Salobreña que está llamado a darnos muchas y grandes alegrías. Dedicado a esos amigos salobreñeros, cada vez más, mejores y más intensos (impagable el cariño y la fuerza de la familia Pérez Rico)

Durante el encuentro con el director y guionista Enrique Urbizu, en el marco de la primera Muestra de Cine Negro de Salobreña, alguien de entre el público le preguntó por la mejor manera de entrar en el mundo del cine. Después de dar algunos consejos y explicaciones, Urbizu se calló un momento y, de forma contundente, terminó por explicarse: “Ponte y hazlo”.

Foto: Estudio David Salobreña

Siempre tenemos excusa, causa o justificación para la inacción. El no hacer es sencillo. El quedarse quieto es lo habitual. El “es que” forma parte de nuestro vocabulario habitual y cotidiano.

Y, sin embargo, las cosas son mucho más sencillas de lo que tendemos a pensar, analizar, debatir, razonar, planificar, estudiar y diseñar cuando abordamos cualquier proyecto o idea: ¡Ponte y hazlo!

Un perfecto e inmejorable resumen de la teoría de que el mayor de los fracasos es ni siquiera haberlo intentado.

Como la gente de Salobreña, que en lo más crudo de la cruda crisis, ha organizado la primera edición de una muestra de cine. Negro. Y hablado en español. ¡Toma ya! Cuando buena parte de lo que leemos en las páginas culturales de los periódicos es sinónimo de cierres, recortes, clausuras, paréntesis y anulaciones; los valientes y aguerridos vecinos de Salobreña se han lanzado al tempestuoso océano, desde lo alto del peñón, contra todo pronóstico, lógica y previsión.

Foto: Estudio David Salobreña

Y digo bien que han sido los ciudadanos de Salobreña quiénes lo han hecho porque esta primera edición de MUCINESA ha sido una iniciativa popular a través de la que un grupo de vecinos se ha organizado para aportar las ideas, el trabajo, la creatividad, los contactos y la decisión imprescindibles para que Urbizu, Alex de la Iglesia, Javier Maqua o Pedro Costa recalen en la costa granadina y compartan su magisterio y su sabiduría con los afortunados espectadores de un evento absolutamente exitoso.

Una iniciativa vecinal apoyada por un Ayuntamiento convencido de que la cultura no es un gasto a recortar, sino una inversión productiva a reivindicar y acrecentar. Una iniciativa que ha encontrado apoyo en diversas empresas y comercios de un pueblo, Salobreña, que derrocha creatividad y talento desde lo alto del Castillo hasta la orilla del mar.

¿Quiere Gonzalo, alcalde de Salobreña, liquidar a Alex de la Iglesia?

MUCINESA es una de esas convocatorias que apelan al desarrollo y el apoyo a la cultura popular, que acercan a lo más granado del cine español y latinoamericano a los espectadores, por muy poco dinero, pero no gratis total. Y que lo mismo organiza proyecciones en el auditorio municipal que programa conciertos, obras teatrales y presentaciones de libros en diversos bares, pubs y cafés de la localidad.

Salobreña es un pueblo que fomenta, por ejemplo, que un tipo solicite el abono íntegro de toda su prestación de desempleo, de un golpe, para montar un negocio tan improbable como la librería “1616 Books”. En la que vende libros, claro, pero en la que también propicia el libre intercambio de libros usados o encuentros entre nativos y extranjeros para practicar idiomas.

El librero loco de 1616 Books

Para quiénes estamos habituados a participar en la vida cultural de nuestra comunidad, hay dos tipos de eventos, citas o festivales: aquellos en los que estás pendiente del reloj para terminar cuanto antes y poder volver a casa a leer los libros de siempre o ver las películas de costumbre y esos otros que te hacen rebullir por dentro y excitan tu creatividad. Raras avis que te impelen a escribir como un demente, a poner en marcha locas iniciativas, a descubrir nuevas lecturas o a ver películas diferentes.

En Granada, en nuestra costa, gracias al empeño de residentes salobreñeros como Juan Madrid, Colin Bertholet, Enrike, José Luis, Sabine y otros activos y comprometidos ciudadanos; tenemos la suerte de poder disfrutar, desde 2012, de uno de esos Festivales llamados a crecer, consolidarse y convertirse en algo grande, muy grande y significativo.

El diseño de Colin Bertholet no tiene precio

Porque, al final, para sacar adelante las mejores ideas y los más ambiciosos proyectos, el mejor consejo que podemos seguir es el que nos dio Enrique Urbizu: ¡Ponte y hazlo!

Jesús Lens

DULCE NOCHE SALOBRE

  • ¿Hasta dónde puede llevarnos el cine? -me preguntaban el pasado viernes en una entrevista radiofónica.

 

  • Pues, de la mano de amigos como Encarni, Colin, Mariano, Gonzalo, Pepe, Panchi o Josefina; el cine puede llevarnos… hasta donde nosotros queramos y estemos dispuestos a ir. Lejos. Muy lejos. Hasta Salobreña, por ejemplo -hubiera podido contestar, sin temor a equivocarme, tras la estupenda velada del 15 de enero…

 

Gonzalo, un servidor y Mariano, paradójicamente, de izq. a dcha.
Gonzalo, un servidor y Mariano, paradójicamente, de izq. a dcha.

Porque Salobreña está ahí al lado pero, desde que este verano se planteó la posibilidad de presentar allí nuestro querido libro «Hasta donde el cine nos lleve», han pasado un puñado de meses. Y, sin embargo, por cómo salió todo, debemos convenir en que la espera ha merecido la pena.

 

Porque la presentación salió, claro, de cine. De dulce. De maravilla. De lujo.

 

Pero empecemos por el principio. Que bajar con mi Cuate Pepe y con Panchi en su coche, iniciando un nuevo mini On the road a cuenta del libro, ya fue un placer, con ese «A kind of blue» de Miles Davis sonando en el equipo de música.

 

Cuando quedaban quince minutos para el inicio de la presentación, aún no había mucha gente en la Biblioteca de Salobreña. De hecho, excepto los organizadores, no había nadie. Por eso, mi querido Colin estaba tan nervioso. Encarni y él se habían tomado tantas molestias… pero Gonzalo, el concejal de cultura, estaba tranquilo. Con mucha o poca gente, la cosa saldría a pedir de boca. Es lo que tiene hacer las cosas bien, como está claro que hacen los regidores de esa fantástica localidad costera.

 

Cuate-foto
Cuate-foto

Y llegó Mariano Navas, mi presentador. Filólogo, lector, cinéfilo y cubano de adopción. Abrazo, charla y… buen rollo. Y empezó a llegar gente. Y más gente. Y una poca más. Colin sonreía satisfecho. Y tranquilo. Lo estaba viviendo con tanta o más intensidad que yo. Por eso, cuando Juan Madrid, uno de los padres de la novela negra española entró por las puertas, Colin y yo sonreímos a lo bestia. Privilegio y honor el que nos hacía Juan, con su presencia allí, la mágica noche del viernes 15. Y llegaron Javi, Rosario, Concha… ¡Ay!

 

Y entonces apareció, con su melena rubia de guerrera vikinga. De verdad que no me la esperaba, pero Josefina se ganó su carné de Cuatrera (*), a pulso, bajando inesperada y sorpresivamente a Salobreña para acompañarnos en la presentación costera de «Hasta donde el cine nos lleve». ¡Detalle de los que no se olvidan!

 

Y, al final, la sala se quedó pequeña. Más de cincuenta personas, algunas de pie, nos escucharon, impávidos, a Mariano y a mí.

 

Lo de Mariano… un lujo de presentación. Vamos, que me sacó los colores por todo lo mucho y bueno que dijo de un servidor y de nuestro libro. Y de Fran, el coautor, cuya trayectoria se puede seguir por Internet y al que mandamos un fuerte abrazo desde Salobreña. Y todo ello, en unos folios primorosamente manuscritos, una joya bibliográfica de la que tengo que conseguir una copia, sí o también.

 

Birreando en El Puentecillo
Birreando en El Puentecillo

Entonces empecé yo a largar. No había preparado nada, para esta presentación. Había repasado las notas de otras anteriores y, prometiendo ser breve, me lancé a hablar a tumba abierta. Y lo siento por los presentes, pero estaba disfrutando tanto que fui enlazando unos temas con otros y, al final, me enrollé como una persiana, cascando media hora sin parar ni a respirar.

 

Pero no fue mi culpa. Creo. Porque miraba a la gente, allí enfrente, y nadie parecía aburrirse. Sin bostezos, sin mirar el reloj, sin mandar SMS… el buen público de Salobreña parecía seguir la plática con atención e interés. Así que, como ya me conocéis… no encontraba momento para callar y meter lengua en paladar.

 

Vamos, que estuve en la gloria y que la de Salobreña ha sido la presentación de «Hasta donde el cine nos lleve» más relajada, disfrutona, amistosa y agradable de las que hemos hecho hasta el momento. Todas han sido únicas y especiales, pero, por alguna razón, en ésta ha sido en la que más cómodo me he encontrado, al igual que me pasó la víspera, hablando de financiación privada para montar una empresa, en la ESNA. Vamos, ¡que el 2010 trae buenos presagios!

 

Y, después, ese momento tan especial que siempre es el de la firma de libros. Un goteo constante y, al final, unos veinte libros vendidos, todos ellos cariñosamente dedicados a esa gente que venía, saludaba, comentaba, preguntaba, sugería… ¿he dicho ya que estaba en la gloria? Y, por cierto, un saludo muy especial a la gente de la librería motrileña «La evasión», sita en C/ Ramón y Cajal 9 y que ya ardo por visitar, dado que sus dueños son auténticos amantes de los libros.

 

El siguiente paso en nuestra noche de libros, birras y amigos nos condujo a La Caleta, a la taberna «El Puentecillo», uno de esos lugares que, si no existieran, habría que inventarlos. Uno de esos bares pequeños en los que, nada más entrar, ya te sientes como en casa, decorados con fotos de músicos y con todo el sabor de lo auténtico. Tras la barra, El Gato, un tipo, además de encantador, dotado con un inmejorable gusto musical. 

 

Ya completamente relajados, llegaron los brindis, el recuerdo para la gente que quería estar allí pero no podía, las felicitaciones y los parabienes. Y los agradecimientos. Y esas tapas de tortilla con salsa de ajo o el bacalao con una salsa de tomate y carne que, sorprendentemente, estaba para chuparse los dedos. La música, jazzera, con Miles Davis de protagonista y una curiosa coincidencia acerca del genio de la trompeta y el mismísimo Michael Jackson, a cuenta de ese excepcional «Human Nature». Que Colin y Pepe tienen el mejor de los oídos.

 

Y de allí al corazón de Salobreña, al Pub Studio J.A. del que es dueño Mariano y donde pasamos una extraordinaria madrugada de charla, copas, música y disfrute, con esos momentos en que nos parábamos a hablar de las cosas realmente importantes de la vida: Miles Davis y «A kind of blue», las mujeres, los hombres, Guardiola, los cóckteles, los viajes, los restaurantes y el ceremonial de una buena comida… la vida, en una palabra.

 

Y así, no es de extrañar que al volver al hotel, cansados pero felices por haber disfrutado de una noche extraordinaria, cuando le deseamos buenas noches al portero de turno, el hombre, con toda la acidez y carga de profundidad de que era atesorador, nos respondiera con un lacónico, ilustrativo y preclaro:

 

  • Buenos días, querrán decir…

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

(*) Cuatreros. Dícese de los amigos que se embarcan en salidas On the road, más largas o más cortas, para acompañarnos a mi Cuate Pepe y a mí en esta vorágine de charlas, presentaciones librescas y encuentros que llevamos felizmente a cuestas…

 

PD.- Posiblemente, pronto prepararemos Fran y yo otra presentación, esta vez en Madrid… ¿os animaréis a montar un On the road capitalino?