Boyhood

Un milagro. “Boyhood” es un milagro. O, al menos, lo más parecido a un milagro que podremos encontrar en una sala de cine.

 Boyhood milagro

“Boyhood”, la última película de David Linklater, un tipo para el que el paso del tiempo parece serlo todo; ha empleado doce años en filmar una película de 165 minutos de duración.

Sí. 12 años. Los que van de 2002 a 2013.

12 años para filmar una película, sin embargo, en tan solo 39 días de rodaje. Una película con un protagonista total y absoluto: el actor Ellar Coltrane, quien da vida a Mason, un chaval al que veremos crecer en pantalla, desde que tiene 6 años y comienza a ir a la escuela hasta que cumple los 18 y entra en la universidad.

 Boyhood Coltrane

Y cuando decimos que le vemos crecer en pantalla, no es un eufemismo: aunque perfectamente hilados, asistiremos a doce segmentos a través de los que conoceremos no solo a Mason, sino a sus padres, a su hermana y a otras personas que giran en su entorno y con los que se relaciona.

Porque “Boyhood” son bocados de realidad. La realidad de una familia cualquiera en la que no pasan grandes cosas, pero en la que no dejan de suceder pequeñas historias. Y esas son las historias que nos cuenta Linklater: las mudanzas, la pérdida de los amigos, las nuevas relaciones de unos padres separados, los nuevos hermanos, los cortes de pelo, los granos, los problemas en la escuela, las novias…

Porque si alguien espera grandes golpes de efecto, giros endemoniados en el guion, acción y efectos especiales… ¡esta no es su película!

“Boyhood” es una narración pausada y analítica, pero en absoluto lenta o aburrida; sobre la vida de un muchacho. Sus miedos, sus afectos, sus anhelos, sus sorpresas, sus gustos y sus disgustos. Y, orbitando en torno a él, su familia. El padre, Ethan Hawke. La madre, Patricia Arquette. Y la hermana, Lorelei Linklater; hija del director de la cinta.

 Boyhood familia

No todos aparecen todo el tiempo. De hecho, da la sensación de que Linklater se comunicaba por Whatsup con el Grupo Boyhood:

–         Richard: ¡A ver! ¿Quién se viene este año a rodar con Ellar y conmigo?

–         Ethan: Yo este año no puedo. Me toca peli con Denzel y no llego a tiempo.

–         Patricia: Yo tengo solo tres días, que me han fichado para “Boardwalk Empire…

–         Ellar: cabrones, no me dejéis tirado.

–         Lorelei: yo voy si Ellar se corta el flequillo.

Y, dependiendo de la disponibilidad de unos y de otros, Richard escribía la parte del guion correspondiente a la edad del protagonista, para hacer avanzar la historia.

Una película emocionante y magistral, en la que vemos la transformación física y el crecimiento de un niño que entra en la adolescencia y, después, en la madurez. Una película en que asistimos al desarrollo de una personalidad igual que, en su famosa trilogía (“Antes del amanecer”, “Antes del anochecer” y “Antes del atardecer”) Linklater nos hizo partícipes del desarrollo de una relación amorosa, igualmente, a lo largo de veinte años.

 Boyhood cena

En estos tiempos de cine adocenado, clónico, previsible y acelerado, películas como “Boyhood” resultan más imprescindibles que nunca.

Básicas y esenciales.

Así, y dado que los milagros escasean… ¡no dejen de ir a ver una película prodigiosa! No se arrepentirán. Ni la olvidarán.

Jesús Lens

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