La entrega

Ve a verla. Te lo digo así de claro y escueto porque lo mismo tienes prisa y lees esto en Facebook o en Twitter y no tienes muchas ganas de profundizar. Así que… ¡ve a verla! Porque te va a gustar. Te va a gustar si te gustan las películas con enjundia y profundidad, con personajes complejos y repletos de matices y aristas.

Ve a ver “La entrega” si, de una película policíaca, esperas algo más que tiros, acción, persecuciones, saltos al vacío, vértigo y velocidad. Que no es que no nos gusten, pero que hay otra narrativa negro-criminal, cinematográficamente hablando.

 La entrega

Ve a ver “La entrega” si te gustan los guiones que juegan con la psicología de los personajes. Guion. ¡Ahí es nada, lo que he dicho! ¿Sabes quién firma el guion de esta película, justa y merecidamente premiado en el Festival de San Sebastián?

Nada menos que un tal Denis Lehane, a la sazón y actualmente, el mejor escritor vivo de novela policíaca. Y punto. En este caso, el autor de “Mystic river” y “Shutter island” ha adaptado uno de sus cuentos a la gran pantalla, escribiendo el guion original. ¡Y vaya guion!

 La entrega poster

(Sigue leyendo en el espacio Lensanity que tenemos en la web de Cinema 2000)

Jesús Lens

Firma Twitter

Mátalos suavemente

Basar toda una película en una sola frase tiene sus riesgos, pero cuando la frase de marras reza: “América no es un jodido país. Es un negocio. Así que págame lo que me debes, hijo de puta”, puedes tener bastante seguridad en el éxito de la propuesta.

 

El cine norteamericano se ha lanzado, a tumba abierta, a contar la crisis financiera y económica que está convirtiendo a Europa en un erial; una bomba que fue gestada, provocada y explosionada en los Estados Unidos pero que, en una economía globalizada, ha afectado a todas las economías basadas en el modelo yanqui.

Así, lo que les pasa a los gángsteres protagonistas de “Mátalos suavemente” podría pasarle a cualquier mafiosillo de tres al cuarto de Madrid, París, Londres o Bruselas. De hecho, el director de la película se guarda mucho de situar geográficamente la ciudad en que transcurre la acción. Sabemos que son los Estados Unidos de la campaña presidencial de 2008 que enfrentó a Obama con McCain, pero nada más.

Y lo sabemos porque la banda sonora de la película está compuesta, precisamente, por los discursos, los informativos y los debates que concitaron el interés de todo el mundo, en aquellos entonces: la crisis, la refundación del capitalismo, las llamadas a la ética y a la recuperación de la confianza en el sueño americano…

 

Cuatro años después, la refundación del capitalismo es un tema del que solo se puede hablar en monólogos cómicos y la ética, la responsabilidad, la confianza y demás son materias de estudio en las Academias de Estudios Paranormales, con sede en Marte.

Por eso, que los protagonistas de “Mátalos suavemente” sean un asesino a sueldo al que le gusta matar de lejos, para no enfrentarse a los lloriqueos y las súplicas de las víctimas; dos pobres colgados y menesterosos atracadores, un organizador de timbas casposas y el mafioso pelagatos, dueño de una tintorería; es perfectamente adecuado a los tiempos que nos ha tocado vivir.

Y está, por supuesto, el abogado que sirve de enlace entre los de arriba, a los que jamás veremos y de los que nada sabremos; y el ejecutor. Como en el ejército: una perfecta cadena de mando. Como en las grandes corporaciones, en las que nadie sabe realmente ni quién manda ni quién ocupa los puestos más altos de la pirámide, pero cuyas ideas, proyectos y planes pueden conllevar la muerte (laboral) de decenas, cientos, miles de personas.

Contar de qué va “Mátalos suavemente” no tiene sentido. Por ahí he leído que es una precisa deconstrucción de cine de gángsteres. Quizá, el papel de James Gandolfini, con la pesada herencia de Tony Soprano encima, sería el mejor ejemplo de dicha deconstrucción. Yo creo que es una perfecta deconstrucción del capitalismo extremo como sistema esclerótico que aniquila esa iniciativa individual de la que tanto se vanaglorian los Estados Unidos más liberales.

 

Lo que sí está muy claro es que esta película es hija de su tiempo. Un tiempo oscuro y desabrido de una sociedad en descomposición. ¿El sueño americano? Ni de coña. ¿Pesadilla? Tampoco. Porque de las pesadillas se termina despertando. “Mátalos suavemente” es una crónica gris, ácida, lluviosa, macilenta y lamentable de un mundo sin horizontes y de una vida sin esperanzas.

 

La película está basada en una novela de George V. Higgings, cuya obra anterior, “Los amigos de Eddie Coyle”, tiene perlas como esta: “¿No se termina nunca esta mierda? ¿Es que en este mundo las cosas no cambian nunca? Algunos mueren, los demás envejecemos, llega gente nueva, los antiguos de marchan… Las cosas cambian todos los días. Pero apenas se nota.”

Y en esas estamos.

Jesús Lens

A ver, los 13 de octubre de 2008, 2009, 2010 y 2011.