La Andalucía asimétrica

El siguiente titular de IDEAL viene a darnos una nueva bofetada: “Granada, la última provincia andaluza en obra pública”. Lo denuncia la Asociación de Constructores y Promotores de Granada.

¿Qué podemos esperar hoy?

Málaga y Sevilla están a la cabeza en inversión pública por habitante, seguidas por Cádiz y Córdoba. Todas ellas han incrementado el volumen de inversión. Por contra, Almería, Granada, Jaén y Huelva han visto menguar dichas partidas. ¿No resulta revelador?

Hace meses, cuando se conformó el gobierno de la Junta, escribí que, con Juanma Moreno, Juan Marín y Elías Bendodo; Málaga era la nueva Sevilla. Más datos: el pasado año, Málaga se aupó a lo alto del ranking en inversión pública en Andalucía. 491 millones de euros del ala. El 28% de la inversión autonómica y, ojo al dato, la cantidad más alta invertida en diez años. Mientras que la inversión media por cada andaluz fue de 208 euros por habitante, los malagueños salen a 303 euros por barba.

Primera reflexión: ¡ole por los malagueños! Tras vivir los años de gloria con Magdalena Álvarez en el gobierno socialista, les ha vuelto a tocar el Gordo.

Segunda reflexión: la división entre las dos Andalucías, un lastre que venimos arrastrando desde hace lustros y que tanto daño hizo al PSOE de Susana Díaz, se sigue agrandando. La vía de agua crece y la brecha es cada vez más insalvable.

Soy un furibundo defensor de la A92 como vía vertebradora de Andalucía. Y de la Autovía del Olivar. Adoro Sevilla, Málaga, Cádiz y Córdoba. Me encanta aquella Huelva lejana. Por eso me duele tanto que esa Andalucía vaya por un lado y Granada, Jaén y Almería circule por otro. A menor velocidad. Como si fuéramos de segunda división.

Ahora saldrán los Sabios de la Tribu explicando el por qué de esas diferencias en las inversiones y traerán a colación el final de las obras del AVE y el Metro. ¿Cómo? ¿Perdón? ¿El final de qué obras? ¿Y la variante de Loja? ¿Y el soterramiento del AVE? ¿Y la ampliación del Metro? ¿Y el Corredor Mediterráneo? Sin olvidarnos de las canalizaciones de Rules, claro. En estudio. Todo en estudio.

Empieza a ser capital que nuestros políticos, los de aquí, los de Sevilla y los de Madrid; alcen la voz. Y consigan resultados. Más pronto que tarde. O podemos empezar a tener un problema, de los gordos, que vaya más allá de la consabida e inevitable desafección.

Jesús Lens

Lluvia de millones

Las páginas 2 y 3 del IDEAL de ayer parecían las del 23 de diciembre, anunciando una lluvia de millones para nuestra provincia. Como si nos hubieran tocado el Gordo de Navidad, el segundo premio y, además, un porrón de pedreas.

Vayan sumando: 23 millones de la Alhambra para financiar obras atrasadas y enquistadas desde tiempos inmemoriales. 132 millones para obras hidráulicas. 16 millones para el proyecto IFMIF-Dones que debería traer el acelerador de partículas. 19 millones para actuaciones de Fomento.

Una de las razones por las que me sigue gustando más la prensa escrita que la digital es que el periódico impreso te permite abarcar con la vista, a la vez y de una sola vez, un ingente caudal de información.

Ayer, al ver esas páginas 2 y 3 al completo, a punto estuve de atragantarme con el café y dejarlo todo esturreado. De repente, reclamaciones históricas de esta provincia, básicas para su desarrollo económico, empresarial y social, encuentran respuesta en la administración autonómica.

Cada una de esas partidas sería susceptible de abrir la portada del periódico. Lo del acelerador de partículas, que parece marchar sorprendentemente bien, generando consensos al margen de la bronca política. Los arreglos en las carreteras secundarias, los estudios informativos para la ampliación del Metro… ¡y las canalizaciones de Rules!

Opté por pellizcarme y abofetearme a mí mismo antes de volver a leer ese torrente de información. ¿Era cierto o estaba en mitad de un dulce sueño? Pedí otro café y volví a empezar. Y sí. La mareante lluvia de millones seguía allí. 23 de la Alhambra, 132 para obras hidráulicas, 16,3 para el acelerador, 19 para obras públicas…

Infinitamente mejor que la lotería, que depende del azar. Esta parte de las cuentas públicas suenan la mar de bien.

Jesús Lens