Contra el alcalde se vive mejor

Lo que más me llama la atención cuando se produce un abrupto cambio de poder, como ha ocurrido en el Ayuntamiento de Granada este verano, es la facilidad con que algunos pasan de sacar balones fuera mientras gobiernan a exigir resultados inmediatos en cuanto pasan a la oposición.

Así lo hace César Díaz, por ejemplo, en relación al llamado ‘parque zen’, nuevo centro neurálgico del botellonismo granadino, amenazado por el vandalismo. Anexo al Cuarto Real de Santo Domingo, el recinto viene sacudido por las polémicas desde hace mucho tiempo, incluyendo su posible privatización. Si tiran un poco de hemeroteca verán las arduas discusiones de los vecinos con la anterior corporación municipal, que se comprometió a dejar el parque arreglado para el verano del 2020 y, visto lo visto, si te he visto no me acuerdo.

Resulta paradójico y aparentemente contradictorio, pero un concejal se encuentra mucho más cómodo en la oposición que gobernando. Contra el alcalde se vive mejor. Incluso si el alcalde es de los tuyos… o algo parecido. Verbigracia, la complicada relación PP-Cs en el consistorio granadino.

Estar en la oposición es detectar problemas, fallas y carencias; denunciarlos en alta voz, hacer un poco/mucho de postureo y exigir resultados inmediatos al concejal del ramo. Y a otra cosa, que por allí resopla. Hacer oposición en Granada es fácil: mires a donde mires, siempre hay qué criticar. Aunque, a nada que oigas a gente de otros pueblos y ciudades, constatas que en todos sitios cuecen habas. Habicholillas, incluso.

Si hay un caso desconcertante por cuanto a esas promesas largamente incumplidas es el de la climatización de la Huerta de San Vicente. Vuelvan a echarle un ojo a la hemeroteca y traten de no sonrojarse de vergüenza. Ajena. Desde los tiempos de Torres Hurtado, PP y PSOE vienen tirándose los arreglos de la casa lorquiana a la cabeza. Y ahí está la pobre, viendo pasar el tiempo, helándose en invierno y cociéndose en verano, con grave riesgo para el mobiliario y las obras de arte.

Cada vez que socialistas y populares pasan a la oposición le exigen al contrario que acometa a la mayor brevedad y con decisión lo que ellos no han podido y/o querido hacer mientras estaban al mando en la plaza del Carmen. Y así nos tienen tan entretenidos, jugando al manto de Penélope, mientras otras ciudades aúnan esfuerzos y voluntades para remar todos a una.

Jesús Lens

Ruinas lorquianas

¿Habrá vuelto Francisco Cuenca a visitar la Huerta de San Vicente, desde que es alcalde? A visitarla para conocer su actual estado, me refiero, que pueden conocer en este modélico reportaje de Jorge Pastor. Porque, cuando estaba en la oposición, bien que iba a la residencia de verano de Federico García Lorca para denunciar su lamentable aspecto. (Igual que acaba de hacer el PP, lo que me ha llevado a escribir esta otra columna en IDEAL, criticando su oportunismo)

Foto: Cadena SER

Debe ser complicado ser Francisco Cuenca. Y tiene que ser ingrato pasar de la oposición al gobierno municipal para, de repente, encontrarte con la responsabilidad de arreglar todos los desaguisados que denunciabas y de cumplir todas las promesas que hacías en las visitas a los barrios de la ciudad.

Leo que, en julio de 2015, Juan García Montero, concejal de cultura del PP, tildaba de manipulación las acusaciones realizadas por el PSOE acerca del bochornoso estado de la Huerta de San Vicente, anunciando que estaba previsto acometer, entre otras, las obras de climatización de un espacio emblemático de nuestra ciudad.

“Después de un año he vuelto a la Huerta de San Vicente, tal vez porque desde los atentados de Barcelona no hago más que escuchar y leer las palabras que Lorca escribió sobre las Ramblas. El calor era sofocante, una chica se desplomó en la habitación de la planta alta, sin que la persona que atendía al público se alterara demasiado: “Es la sexta en lo que llevamos de verano”, me dijo con toda normalidad. He preguntado por qué no se arregla la casa y la respuesta ha sido un levantar de hombros resignado. Así somos”.

Extraordinaria la Carta al Director enviada por Teresa García García a IDEAL el pasado jueves 31. Extraordinaria, dolorosa y muy, muy representativa de la relación de Granada con todo lo referente a Lorca: se nos llena la boca con él y lo celebramos de acontecimiento en acontecimiento, de efeméride en efeméride; pero a la hora de cuidar su patrimonio, no es más que un engorroso incordio, como la última polémica del derribado Hotel Montecarlo vino a demostrar y de lo que hablé en esta otra columna de IDEAL, hace unas semanas.

Foto: El País

¿Cómo es posible que no haya dinero para adecentar la Huerta de San Vicente? Sí. El Ayuntamiento está en ruina y los presupuestos están congelados, pero la Concejalía de Cultura sabe dónde rascar cuándo algo le interesa realmente. Y, a la vista está, la Huerta de San Vicente no se encuentra entre sus prioridades, por mucho que María de Leyva muestre una “tremenda preocupación” y pida disculpas porque las cosas sigan tal cual.

Jesús Lens