Leer a Washington en el Irving

Leo en la cama mientras escucho el trajín de los mil y un pájaros de los bosques de la Alhambra. “Hoy me han vuelto a despertar los chiídos de los vencejos en vuelo rasante. Descendían del cielo portando en el pico la llave de oro con que abren la jaula al sol”. Me desperezo, me levanto, descorro las cortinas y, frente a mí, la muralla roja de la Alhambra.

Lo he vuelto a hacer. Otro fin de semana convertido en viajero en mi propia ciudad. La transito con los ojos de nuestro viajero románico por excelencia. Sigo leyendo: “Siete colinas y tres ríos. Amigo Irving, esta ciudad se ubica tanto en el territorio de los sueños como en el de la realidad. Granada es la Damasco de Occidente, refugio de faunos, campiña de Baco donde los ríos traen oro entre las carcajadas de las ondinas”.

Escultura de Washington Irving en los bosques de la Alhambra

Son los ‘Cuadernos secretos de Washington Irving’ en versión de Miguel Ángel Moleón Viana, con ilustraciones de Luis Arance Moreno, un libro loco y descacharrante. Dentro, casualmente y a modo de marcapáginas, el recorte de un periódico antiguo con la noticia de la publicación de ‘Los cuentos de la Alhambra’ de Zaafra. Fue una tirada limitada de 300 ejemplares numerados con 32 litografías del llorado pintor granadino, fallecido en 2017, y constituye una de las joyas de mi biblioteca.

Me he venido a leer a Washington Irving a ‘su’ hotel, situado en plena Alhambra. La Cosa nos ofrece la oportunidad de alojarnos en hoteles de lujo de nuestra ciudad al precio de habitación de hostal de medio pelo en cualquier localidad costera en temporada alta.

El hotel Washington Irving atesora una maravillosa biblioteca con primeras ediciones de algunas de las obras del reputado autor norteamericano. El atento personal del hotel tiene a bien dejarme hojear algunos de esos libros mágicos, de los viajes de Colón a la crónica de la conquista de Granada. Aprovecho para teclear estas líneas imbuido del espíritu literario de un sala que huele a cuero, madera y papel antiguo; de un hotel repleto de citas de escritores sobre Granada. Por ejemplo, esta de Shakespeare: “Todo viajero curioso mantiene a Granada en su corazón, sin siquiera haberla visitado”.

Dándole a la tecla en un marco incomparablemente bibliófilo

¡Granaínas! ¡Granaínos! Que nosotros estamos aquí y ahora. ¡Y Granada es nuestra! Solo para nuestros ojos. Dentro de poco caerán los cierres perimetrales y estas semanas quedarán como un sueño lejano. Aprovechémoslas… y ojalá nunca tengamos oportunidades como esta.

Jesús Lens

Gastroletras con Washington Irving

Hace unos días participé en unas jornadas bautizadas como Gastroletras, con Washington Irving como protagonista. 

Así lo conté en el suplemento Gourmet de IDEAL, donde nos encontraremos todos los viernes, si ustedes gustan. Porque mola mucho más leerlo en papel y disfrutar de las fotos de Ramón L. Pérez, no de éstas mías.

A modo de aperitivo, el Menú Literario homenaje a Washington Irving arrancó con una copa de espumoso, bien frío, acompañada de una vibrante lección de Javier Villoria, Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, sobre la vida y la obra de un diplomático, periodista, hombre de negocios, viajero y escritor que fue más, mucho más que el autor de los “Cuentos de la Alhambra”.

Una lección que sirvió para enmarcar una velada a caballo entre lo gastronómico y lo literario, iniciativa puesta en marcha por el hotel Washington Irving que, enclavado en la mismísima ciudad de la Alhambra, seguirá impulsando diferentes maridajes creativos que combinen la música y la literatura con la gastronomía.

Tras conocer mucho mejor quién fue Washington Irving y su papel fundacional, por ejemplo, en la narrativa de viajes europea y norteamericana; el hotel que lleva su nombre ofreció un menú especialmente diseñado en su honor.

El primer plato, a modo de entrante, consistió en un exquisito maridaje de Huevo a baja temperatura sobre cremoso de coliflor, espárragos y caviar y una Alhambra Roja muy fría, idónea para una exquisitez bautizada como “La Casa del Gallo de Viento” en recuerdo de aquel palacio de la hermosa Granada, digno de elogio y cuyo “talismán da vueltas según las vicisitudes del tiempo hasta que sea azotado por un infortunio que destruirá el palacio y a su dueño”, tal y como predijo Irving en uno de sus célebres cuentos.

El homenaje gastro-letraherido continuó con el plato llamado “Leyenda de las tres hermosas princesas”, materializado como taquitos de esturión sobre alboronía, remolacha picante y azafrán que daban forma a la celosía tras la que se ocultaban Zaida, Zoraida y Zorahaida, las hermosas hijas del rey Al-Hayzari que, enamoradas de tres jóvenes cristianos, trataron de escapar del control de su padre.

“La torre de Comares” fue el tercer plato en liza. Maridado con un contundente vino de la Alpujarra, El Moreno; consistía  en un meloso cordero asado al Ras El Hanout con parmentier de patata, té y miel que deshacía en la boca.

Como postre, un hermoso plato cuya perspectiva cenital mostraba nada menos que “La Alhambra a la luz de la luna” y en el que una pequeña bola de queso y una composición de chocolate, cítricos y café representaban sobre la blanca superficie de la loza la silueta más conocida del célebre monumento nazarí.

Bienvenido este primer certamen de Gastroletras, una forma original de promover un maridaje en el que tuvo más protagonismo la parte culinaria y visual que la propiamente literaria.

Estaremos atentos a las próximas propuestas del Washington Irving, con la música y Manuel de Falla como protagonistas de una nueva iniciativa que animará a granadinos y visitantes a descubrir un hotel encantador y con vistas muy originales, enclavado en un lugar único de Granada y en el que se respira una atmósfera muy especial.

A destacar su exquisita biblioteca, en la que se exponen varias primeras ediciones de obras de Irving, entre otros muchos libros antiguos que invitan al solaz y al abandono lector, en el corazón de la Alhambra.

Jesús Lens