Literatura de viajes en el siglo XXI

Cuando la organización de la Feria del Libro nos planteó cómo podríamos colaborar desde el festival Gravite y dado que esta edición del encuentro libresco está dedicado a Pedro Antonio de Alarcón, optamos por hacer un viaje en el tiempo que, a la vez, fuera físico y real.

Pedro Antonio de Alarcón fue, entre otras muchas cosas, uno de los primeros cronistas de viajes españoles, además de enviado especial a conflictos bélicos como la guerra de Marruecos. Salió de su Guadix natal y recorrió diferentes países del mundo, contando todo lo que veía a su paso. Pero también tuvo ojos para aventuras más cercanas, como atestigua su portentoso e inspirador libro de viajes por La Alpujarra.

Y es que no hay como la mirada del viajero para redescubrir los espacios más cercanos, como tuve ocasión de experimentar el pasado agosto, durante ese ‘Verano en bermudas’ en que recorrí y descubrí diferentes enclaves de nuestra provincia y que estoy deseando reeditar este próximo estío. Ejem.

Así las cosas, nos trasladamos al Guadix contemporáneo en busca de la huella que queda de Pedro Antonio de Alarcón en su ciudad natal. Para ello contamos con la colaboración de Marisa Ruiz López, de Cultura del Ayuntamiento, y de Julio García de los Reyes, erudito conocedor de la figura del autor accitano. Un viaje que nos sirvió, también, para descubrir diferentes lugares de Guadix que inspiraron pasajes de la obra de Pedro Antonio. (AQUÍ hicimos un anticipo)

Tras el viaje, editamos un pequeño vídeo que presentamos en la Feria del Libro como material de partida para hablar sobre las nuevas narrativas de viaje y el transmedia. Una ocasión de lujo para reflexionar sobre el sentido de hacer -y contar- viajes en el siglo XXI.

El viaje como experiencia. El viaje como ruptura con lo cotidiano. El viaje como descubrimiento. El viaje como aprendizaje. El viaje como vehículo para el encuentro con los demás. El viaje como herramienta para la transformación y el enriquecimiento personal, humano y vital. El viaje como excusa para el diálogo.

De todos los géneros literarios, el de viajes es el que más ha cambiado y le agradezco a la Feria del Libro que nos haya brindado un espacio para reflexionar sobre todo ello.

Jesús Lens

Por tierras de Pedro Antonio

‘Principiemos por el principio… Recuerdo que donde al fin me abordó fue en las solitarias ruinas de la Alcazaba… Tendría él sesenta años, y yo nueve. Al verlo, di de mano a mi tarea -echar abajo los muros de la Alcazaba- y traté de marcharme; pero el hombre de lo pasado me atajó en mi camino; congratulóse muy formalmente de aquella afición que advertía en mí hacia los monumentos históricos, tratóme como a compañero nato suyo, dióme un cigarro, mitad de tabaco y mitad de matalahuva, y acabó por referirme todas las tradiciones accitanas del tiempo de los moros y todas las tradiciones alpujarreñas del tiempo de los moriscos, poniendo particular empeño en sublimar a mis ojos la romántica figura de Abén-Humeya’.

No piensen que soy un jeta que transcribe el arranque de ‘La Alpujarra. Sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia’, de Pedro Antonio de Alarcón, por no tener otra cosa que escribir. ¡Muy al contrario! He pasado un día de fábula en Guadix con mi amigo Gustavo Bernal, trabajando en un proyecto que tenemos entre manos para la Feria del Libro con el festival Gravite sobre viajes en el tiempo, patrocinado por Bankia y CajaGranada Fundación.

Una jornada de paseo y descubrimiento, siguiendo las huellas de Don Pedro Antonio por su ciudad natal, guiados por Marisa Ruiz López, de Cultura del Ayuntamiento, y por Julio García de los Reyes, un sabio, un erudito, máxima autoridad en la figura del autor accitano.

Aunque ya habrá ocasión de profundizar en el sentido de esta escapada, no puedo dejar de compartir mi euforia por tener en mis manos una primera edición de un libro de viajes capital, publicado en 1874, y que convertía a La Alpujarra en un territorio mítico a la altura de los valles del Nepal, el desierto del Kalahari, Machu Pichu o el Transvaal sudafricano.

Un libro de viajes por La Alpujarra que tantísimo me influyó de joven, de forma indirecta, gracias a la Guía General de Eduardo Castro, en la que contaba su periplo por la recóndita comarca granadina, siguiendo los pasos de Pedro Antonio de Alarcón. Un libro esencial, reeditado en una versión más completa con el título de ’La Alpujarra en caballos de vapor’ y que no puedo dejar de recomendarles.

Jesús Lens