Gran Premio de Fondo: la carrera de Loja

El caso es que, en la carrera de hoy, nuestro mejor kilómetro lo hemos hecho antes de que empezara la competición, intentando llegar a la salida antes de que los jueces pegaran el pistoletazo inicial. Tuvimos que aparcar en el Manzanil y desde allí, correr como almas que llevaba el diablo hasta el centro de Loja.

¡Y lo hicimos! ¡Qué paradoja! Tener que correr a toda velocidad para llegar a una carrera.

– ¡Y que esto no compute! – le gritaba a mi hermano, recordando el famoso fiasco de Perico Delgado en la etapa prólogo del Tour.

Saludamos a unos amigos, nos encastramos en el pelotón de salida con Roberto y Jesús y, sin tiempo para más, ¡a correr!

Debo decir que no he sufrido exageradamente en una carrera de once kilómetros y medio en las que no existe un metro llano. En Loja, o subes, o bajas. Pero eso de llanear no se estila. Atentos a los rictus de los corredores, en el carrusel de fotos de IDEAL.

Foto de CHAPA.

Y no he sufrido exageradamente porque tenía la cabeza en otro sitio. Estos días están siendo muy exigentes y es muy complicado eso de “desconectar”. De hecho, nunca he entendido esa expresión. Si algo te preocupa, ¿qué sentido tiene “desconectar”? ¿Es que por meter la cabeza en la tierra, algo se va a solucionar? No. Cuando hay temas importantes, que son los que nos preocupan, eso de “desconectar” es un sinsentido. Y, quizá, por esa tendencia a la desconexión, a dejar el tiempo pasar, a mirar para otro lado y a pasar; ahora estamos donde estamos.

Pero volvamos a la carrera de Loja.

Volvamos a ese momentazo en que, en mitad de la subida más exigente, cuando salimos de las calles urbanizadas para entrar en la carretera, aparece en Tanatorio. ¡Pues claro! ¡Te quieres morir! ¡Faltaría más! Vas echando los hígados por la boca, te falta prácticamente toda la carrera, y te das de bruces con el Tanatorio. ¡Muy fuerte, oiga!

Porque no he sufrido agonísticamente, pero me lo he currado. En las subidas me he puesto serio, concentrado. En las bajadas, sin embargo, me he dejado llevar más de lo que debería.

Mis piernas, seguro, lo agradecerán. A fin de cuentas, soportar a este cuerpo de cerca de 100 kilos, no es fácil y, bajando, sufren un montón.

Como voy sin reloj, un par de veces he preguntado por las referencias de tiempo. Y bien. Correcto. Por debajo de los cinco minutos el kilómetro.

Cuando me han adelantado Daniel y Moisés, he intentado seguirles un poco, pero ha sido imposible. Dos maquinones. Y, como dato curioso: en el desdoblamiento del circuito, al entrar me he cruzado con el líder de la prueba, que iba como un tiro. Al salir, le ha tocado el turno a esa maravillosa abuela a la que Manolo Pedreira dedicó un maravilloso reportaje en IDEAL, hace unos meses. Por que lo importante no es llegar la última. Lo importante es saber (y poder llegar)

¡Bravo!

Al final me han quedado fuerzas para apretar en las revueltas del centro de Loja, intentado alcanzar a Daniel y Moisés. Pero iban demasiado fuertes. Aún así, he llegado danzo zapatillas a la meta. Y a mi amigo Javi, claro, ni olerlo. Hasta encontrarnos tomando una birrita, en la meta. ¿O era una Shandy?

Al final, el 470 (86 de mi categoría). Teniendo en cuenta que Pablo, coordinador de deportes de la Diputación (y que derrocha ganas, trabajo, alegría e ilusión a su trabajo) me ha confirmado que éramos 1.100 los participantes, no está mal. A 4,44 minutos en kilómetro. Que se puede (y debe) mejorar. Pero que, como me dice mi icono deportivo, el director de CajaGRANADA en Gran Capitán (que ha bajado de las tres horas en la Maratón de Sevilla, el animal), me llena de alegría porque hoy es domingo 4 de marzo, un día estupendo. Y hemos hecho lo que nos gusta: correr.

Con mi hermano (que llevaba un mes parado por una lesión en las costillas y ha cumplimentado el recorrido como el que no quiere la cosa, en plan “pasaba por aquí…) y un puñado de buenos amigos.

Para ahora, contarlo.

Antes de comer y de meterle un buen tantarantán al sofá, viendo una película y leyendo un libro.

Que nos lo hemos ganado.

¡Seguimos!

Jesús lojeño Lens

PD.- Y el 4 de marzo de 2008, 2009, 2010 y 2011, ¿qué hacíamos? Para ver las clasificaciones, aquí.

XIX PREMIO DE FONDO VILLA DE ALBOLOTE

Mensaje nuevo de GesCon-Chip: “Puesto 356. Atleta: Lens Espinosa de los Monteros, Jesús Carlos. 0:04:26 minutos el kilómetro. Su tiempo: 0:44:12”.

Lo que, para un recorrido de 10 kilómetros, no está mal. Y, desde luego, la charla relajada y el ambiente de la salida, no lo hacían presagiar, cuando Javi y yo bromeábamos con una joven atleta del Club CajaGRANADA, después de que se hubiera oído el disparo de la salida y fuéramos todos en plan compae, como de romería. (¡Ese Compae en la linde, ¡qué grande!)

Foto cortesía de Cruz Santos, al artista anteriormente conocida como Nefer

Pero tras ese primer kilómetro de bromas y colocaciones, pachorrón total, nos lanzamos a tumba abierta por las calles del pueblo de Albolote, que el recorrido picaba hacia abajo. Después picaría hacia arriba. Nuevamente hacia abajo y, por fin, ¡hacia arriba otra vez!

Foto cortesía de Cruz Santos, al artista anteriormente conocida como Nefer

Mis referencias, hoy, fueron ese grandioso tipo, bajito y con su sempiterno bigote, Don Andrés, mi profesor de mates en el Colegio de la Caja de Ahorros, inasequible al desaliento y cuyos poderosos gemelos demuestran que es un deportista nato, curtido y sufridor. Y Mario, que me adelantó hacia arriba, casi le volví a coger en la bajada, y me soltó nuevamente en la última subida. ¡Y la alta chica de impresionante espalda, colosales hombros y zancada esplendorosa que, con su felpa, me marcaba el paso cuando empezaba a flojear!

Y Javi, claro, que tras su explosión en la Media Maratón de Granada, se pasea por las carreras a un ritmo de 4:20, sin forzar. Lo de Javi & Txomin ya es otra cosa, claro. Ellos vuelan más que corren. Como Fernando, que este año no se libra de mí en Albacete. ¿Y Víctor? ¿Y Roberto? A quiénes me dio rabia no ver fue a José Antonio (pedazo de artículo hoy, en IDEAL), a Antonio y a Abel, que les llevé un algo que les quiero dar desde hace tipo y no pude.

Foto cortesía de Cruz Santos, al artista anteriormente conocida como Nefer

Pero qué gusto, en pleno febrero, correr junto a cerca de mil personas, aún con tiempo frío y nublado. Qué gusto, sacarse la pereza y volver a competir, a sentir esas buenas vibraciones en las piernas, esos ahogos en las cuestas arribas, esas punzadas de flato que te dicen que sí, que lo estás dando todo. Incluso un poco más de lo que puedes.

Y, después, la meta. En el estadio. ¡Me pinchó la pierna y me fastidié lo que esta imagen define como el “Isquiotibial bíceps femoral”! Espero que no sea nada grave, pero no pasa nada. La vuelta a las carreras, el reencuentro con los amigos y la renovación del Espíritu Verde bien valen un pinchazo.

Recuerdo una canción del Club de los Poetas Violentos. O sea, recuerdo una de las frases que escupían a través de su hipnótico rap arrabalero: “¡Y una vez más volver!”

Ni sé la de veces que me he ido, para volver. Otra vez. Pero nunca nos vamos muy lejos, ¿verdad? Además, siempre volvemos (ya lo dijimos AQUÍ)… a la carrera.  😉

Foto cortesía de Cruz Santos, al artista anteriormente conocida como Nefer

¡Nos seguimos viendo!

Jesús I’m back Lens

PD.- ¿Es una impresión u hoy había más mujeres que nunca en la carrera? De serlo, sería una extraordinaria noticia, desde luego.