¡Es la ciudad, estúpido!

Vaya por delante que, mientras escribía esta columna, me ha petado el portátil, algo que a usted debería traerle al pairo, pero que quiero resaltar porque es relevante para el tema del que vamos a hablar.

Si un portátil potente tiene, pongamos, 32GB de RAM, el mío tenía una memoria extendida (o como se diga) que llegaba hasta los 64 GB. Contíconeso, cuando le he dicho que me busque toda la información sobre el 2+2 y la alcaldía de Granada, el bicho ha empezado a echar humo. Tras varios minutos procesando, la pantalla me ha mostrado dos pestañas: Cancelar y Continuar. La primera era mucho más grande y luminosa que la segunda. Nada más darle a Continuar, el pobre ordenador ha comenzado a convulsionar, se ha agrietado la pantalla y, segundos después, ha pegado el reventón final.

Lo del 2+2 tiene mucho vicio. Desde que el domingo pasado hablara Fran Hervías, la cosa se ha puesto al rojo vivo. Durante la semana, cada vez que he salido a la calle me he llevado conmigo el cable de carga de la batería del móvil, que apenas tardo cuatro o cinco horas en fundirla mientras rastreo en tiempo real las últimas declaraciones y movimientos en torno al culebrón de la Plaza del Carmen.

Si TG7 hubiera hecho un reality con el tema, lo de Rocío Flores y Tele 5 y el bombazo informativo de la entrevista de Évole a Bosé —el amante bandido consumió drogas en su momento, ¡paren las rotativas!— se habría quedado en mera anécdota catódica en los anales de la historia de la televisión española.

A estas harturas, saber quién será el Alcalde de Granada en verano es mucho menos interesante que el día a día de insultos, traiciones, conversaciones desveladas y pactos de ¿caballeros? de los unos y los otros.

Debería haber una App para consultar ‘Quién es quién’ en este nuevo vodevil y un servicio de alertas que avise de cada nuevo movimiento en el tablero de ajedrez. ¿O es al Monopoly a lo que están jugando en plena cuarta ola de la pandemia, con Granada al borde de un nuevo cierre perimetral?

Lo más gracioso del tema es que, cuando les preguntan, tienen el cuajo de decir, sin sonrojo, que lo importante es la ciudad. Que el equipo de (des)gobierno sigue trabajando por y para Granada. Les falta mirarnos y, enarcando una ceja, escupirnos lo de “¡Es la ciudad, estúpido!”

Jesús Lens

El Lobo impúdico

Una semana más, la entrevista de fondo de Quico Chirino del domingo en IDEAL me deja servida en bandeja de plata la columna del lunes. En esta ocasión le ha tocado pasar por el confesionario a Fran Hervías, exsecretario de organización de Cs devenido en asesor aúlico del PP, popularmente conocido como el Lobo.

A ver qué les parece esta perla: “Tengo en Ciudadanos muchísimos amigos. El 80% de los que están ahora mismo ocupando puestos están ahí gracias a mí, porque en su día los ayudé y les eché una mano. Si no llega a ser por mí no estarían donde están la mayoría de ellos”. (Aquí, esa parte de la entrevista completa)

Deténganse un momento y procésenla. Léanla otra vez, por favor. ¿Qué les parece? ¿Es o no es para flipar? Que los partidos políticos se han convertido en agencias de colocación masiva es algo que ya sabemos, ¿pero no deberían disimular aunque sea un poco? Tampoco es que ahora me vaya a hacer un capitán Renoir y escandalizarme por descubrir que en Rick’s se juega mientras el crupier me cambia las fichas en efectivo, pero sería exigible un poquito de decoro, ¿no les parece?

No tenía claro si a Hervías le apodaron el Lobo por el personaje de Tarantino, famoso por arreglar problemas, o por el amoral y sinvergüenza protagonista de ‘El lobo de Wall Street’, un corredor de bolsa sin escrúpulos que terminó condenado por fraude. Tras leer la entrevista, en la que no para de hablar de componendas, arreglos, traiciones, amiguismos, regalías y pactos me queda meridianamente claro.

Insisto: aquí nadie se ha caído de un guindo y todos sabemos que los partidos necesitan a sus expertos en fontanería, con independencia de su espectro ideológico. Eso sí: unos serán elevados a la categoría de gurú y otros terminarán acusados de trabajar para las cloacas, sean del estado que sean.

Más detalles de la entrevista (aquí, la otra parte): en varias ocasiones, Hervías alerta del peligro que suponen Iglesias y Sánchez para España en general y para Granada en particular. ¡Que viene el comunismo! ¡El lobo! ¡El lobo! Penilla que, sin embargo, no diga una sola palabra de algo que sea de utilidad para la ciudadanía.

¡Ay esos políticos que viven en una realidad paralela hecha de moquetas, tuits, teléfonos y telegram, completamente despegados de lo que pasa por la calle! Y luego se preguntan del porqué de la desafección y se sorprenden por el abstencionismo creciente y el voto de castigo.

Jesús Lens