Para regalo, el finde

El mejor regalo que nos han traído los Reyes Majos es el fin de semana largo que comienza hoy y nos permite alargar la ilusión de la Navidad tres días más, sin agobios ni remordimientos. De esta forma, la cuesta de enero arrancará el día 9, con lo que ya llevamos bastante adelantado. Eso sí: lo del lunes que viene será terrible. Pero aún queda. ¡Carpe diem!

Es importante, eso sí, blindarse de cara al domingo para evitar la famosa depresión postvacacional, esa pijada. Un paseo por el campo o una ruta histórico-artística por nuestro pueblo o ciudad se convierten en buenos aliados. Unas entradas para el cine o para ver a MagoMigue en el Isabel la Católica son una inmejorable opción. (Comprar AQUÍ) Como reservarse las últimas 100 páginas de un libro adictivo para devorarlas junto con los últimos restos de mantecados, turrón o polvorones a la caída de la tarde, arrellanados en el sofá. O dejar un buen tebeo, de los gordos, sobre la mesa, a modo de reclamo provocador. ¿Qué tal escuchar, despacio, ese CD que te regaló el cuñado? Lo mismo no está tan mal… 

Aún me cuesta hacerle caso a la realidad. Por eso he seguido con tanta atención lo de la rave de La Peza. ¡Qué capacidad de organización y movilización, oigan! Impresionante. Fijo que ya hay alcaldes avispados y marcas comerciales modernillas tratando de hablar con los instigadores para darle marchamo oficial a la cosa y proponer patrocinios de cara a futuras concentraciones. Al estilo del Burning Man de Black Rock, en Nevada, pero a la española.

Cambiemos de tercio y pasemos al deporte. Los Reyes nos han traído un 5 con pintaza a los aficionados al baloncesto. El de Youssou Ndoye parece un fichajazo para el Covirán, necesitado de músculo dentro de la zona. Y como el mercado se mueve a una velocidad de vértigo, lo mismo cuando usted lea estas líneas ya tenemos un 4 y el equipo está de nuevo al completo, presto y dispuesto a seguir dándonos alegrías, con la inminente visita del Real Madrid en lontananza. 

Gastronómicamente toca acabar con los sabrosos restos de las pantagruélicas comidas y cenas navideñas que aún pululan por el frigorífico antes de entregarnos a las cremas, sopas y ensaladas que nos esperan las próximas semanas, con el paréntesis de la Olla de San Antón, por fortuna. 

Y así terminamos de liquidar unas fiestas que nunca son lo suficientemente largas para algunos ni cortas en demasía para los Grinch navideños, que llevan ya días mostrando su ‘jartera’ pascual. Casi, casi desde el día de la lotería. ¡Suerte con la del Niño, por cierto, y a ver el Premio Nadal!

Jesús Lens