¡Media de Maratón!

¡Qué gran error he cometido dejándome este artículo para la tarde del domingo, justo antes de la Media Maratón de Granada, pensando que tendría tiempo de escribir y que me haría bien estar entretenido antes de la carrera! (AQUÍ, las clasificaciones)

Un rato después de escribir esto, Alfredo Aguilar me pilló así, escalando hacia la Alhambra

Que tiempo, tengo. Lo que no tengo es la concentración necesaria para escribir. Porque, ahora mismo, a una hora de echar a correr, lo único que tengo en la cabeza son dudas y, en las tripas, mariposas. De las que arañan.

 

Y es que los durísimos 21,100 kilómetros de la nueva Media Maratón Albaycín-Granada, tal como escribimos aquí,  van a ser un puro sufrimiento. Máxime cuando apenas he podido entrenar, por mor de las lesiones, el trabajo y la actividad literaria y cultural de estas semanas. Que, digámoslo otra vez, el empeño del Ayuntamiento de Granada de concentrarlo TODO en los mismos días del año, es un error garrafal.

El caso es que me gustaría hablarles del prometedor inicio en los play off del CB Granada-Covirán, desplegando un juego pletórico y desbordante que nos hace soñar. Que no debemos dejarnos llevar por la euforia, pero que parece que sí. Que el plan funciona y que el equipo ha llegado al 1000% al momento decisivo de la temporada.

 

Pero no estoy. Que quiero hablar de la explosión de Bowie o del temple de Jesús Fernández y los dedos se me van al recorrido de la Media Maratón, para recordar cómo serpentea por el Albaycín.

En realidad, esta columna se iba a titular “¿Para qué tanto saber?”, dedicada a los concejales del PP que, en Granada, aprueban la concesión de licencias urbanísticas sin saber de urbanismo y, en Loja, lloran como boabdiles por el derribo de su estación de tren. Algo que estaba aprobado desde 2014, que era público y de lo que los vecinos hablaban con los obreros con total naturalidad en los últimos días. Pero ellos, los que mandan, no se habían enterado. Que estarían a otras cosas más importantes.

 

Pero no me veo, ahora mismo, con la concentración necesaria para hacer un Elogio a la Ignorancia a la altura de la estulticia de la que presumen tantos prebostes, a la hora de enfrentarse a los jueces.

 

Mañana, que no tendré piernas ni podré moverme, hablamos de todo ello. Ahora, es momento de echar a correr. ¡Media de Maratón! Y al terminar, unas birras, si gustan.

 

Jesús Lens

El tren fantasma

Me acojona, y mucho, todo lo que tiene que ver con el ferrocarril en Granada. También me hastía, me indigna, me subleva y me enerva. Pero, de un tiempo a esta parte, reconozco que me asusta. Hasta extremos insospechados.

¿Cómo es posible que un tren que no existe provoque tantos y tan continuos acontecimientos, noticias y sobresaltos? Es algo digno de estudio. Más de dos años sin tren en Granada -y lo que te rondaré, Morena de la copla- pero esto es un no parar.

 

Ayer mismo, sin ir más lejos. Hasta tres noticias sobre el tren coincidieron en IDEAL. Por una parte, lo de la picaresca de algunos que aprovechan las suculentas ofertas del no-tren granadino para comprar billetes baratos y, después, coger el AVE en estaciones diferentes a la granadina.

 

Luego estaba lo de la estación de Loja. ¡Impresionante! El AVE que no llega ha sido capaz de cargarse, con nocturnidad y alevosía, toda una estación de tren del siglo XIX, sin que nadie en la ciudad se enterara de ello… hasta que ya era demasiado tarde. Cargarse en el sentido literal. Demolerla, o sea. Derribarla. Echarla abajo. De un día para otro y sin que le constara siquiera al alcalde de la ciudad.

Y luego está el sorprendente hecho de que, pásmense ustedes, ¡sí que llegan trenes a Granada! ¿Seremos quejicas y lloricas? Tanto lamentarnos de que llevamos dos años sin conexión ferroviaria cuando, en realidad, tal aseveración es falsa. Porque, en concreto, el lujoso Al Ándalus sí que circula por las vías de nuestra provincia. Salió de Sevilla hace unos días y ayer sábado descansó en Granada, desde donde salió hacia Linares, a través de la línea de Moreda.

 

¿No es una historia preciosa? Granada entera -o casi- quejándonos por la falta de trenes y el Al Ándalus de RENFE, desmintiéndonos y dejándonos por mentirosos. Era tal la emoción que me embargó al enterarme de la noticia de que había un tren transitando por nuestra provincia que estuve por dejar de ir a la Feria del Libro para acercarme a ver esa especie de Orient Express patrio cuyos pasajes cuestan entre los 1.800 y los 3.500 euros por pasajero y semana de viaje.

¿Es, o no es acojonante? ¿No es para creer en el Tren Fantasma? Aunque algún malintencionado prefiera creer en el Tren de la Bruja…

 

Jesús Lens