Plan Rules / España 2050

Ayer presentó Pedro Sánchez el Plan España 2050 y las ediciones digitales de los periódicos desgranaban las medidas anunciadas por el Presidente. Presa del ansia viva por saber cómo estaremos a mitad de siglo, fui haciendo scroll a toda velocidad.

Empezaré por confesarles que en mi acelerada lectura no era capaz de discriminar entre los objetivos a alcanzar y los medios para lograrlo. Por ejemplo, lo de no usar aviones para desplazamientos cortos. O domésticos. ¿Es objetivo, medio o ambas cosas?

Lo peor era, sin embargo, que no procesaba la información. Me quedaba con cosas sueltas, como lo del cohousing. Ya saben ustedes que a cualquier estafa o engañifa que se invente el gurú de turno le ponen la ‘co’ de compartir delante, tan integradora y solidaria; y un ‘ing’ al final, tan activo y tan inglés, y asunto resuelto. Llámenlo cohousing, coliving, codriving o cocooning. O cojoning. Des–cojoning. La cosa es resignarse a no tener nunca nada que puedas considerar tuyo por mucho que te hartes de trabajar.

Espero que la prensa de hoy, la impresa, me permita leer con más calma y sosiego los resúmenes ponderados de las 676 páginas del Plan España 2050, titulado ‘Fundamentos y Propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo’. En su versión digital se me hizo bola.

Sigo con el día de ayer. Por razones que no vienen al caso, fui incapaz de echarle un ojo al periódico hasta después de comer. Como me esperaba una tarde–noche muy larga, tomé café. Adivinen qué me pasó al leer la conclusión de un estudio empresarial sobre las necesidades de agua en Andalucía, que contempla «las canalizaciones de Rules como una de las obras prioritarias». Efectivamente: me entró la risa y esturreé el café sobre la mesa, poniéndolo todo perdido.

Leer en la misma frase ‘obras prioritarias’ y ‘canalizaciones de Rules’ fue algo muy fuerte. La culpa, por supuesto, no es del estudio de marras. Es de la desvergüenza de las administraciones. De hecho, ¿ha comprobado alguien si aparecen las canalizaciones en el Plan España 2050?

Jesús Lens

Plan España 2050

Cuando he leído que Pedro Sánchez presenta el próximo jueves un documento base sobre el plan España 2050, lo primero que he pensado es que, para entonces, calvo y desdentado. Yo, no nuestro pétreo Presidente. Así de frívolo me sentía ayer domingo, disfrutando del sol preveraniego en la terraza. En 2050 tendré 80 años y comeré sopas, cremas, proteína de insectos o lo que quiera que se coma por entonces. Pero ahí estaré. Confío. Espero.

Cuando cumplí los 50 palos el año pasado, en plena primera desescalada pandémica, pensé que tal día como ese, en el 2070, cumpliré los 100. Optimista que es uno. Me niego a aceptar que ya tengo más vida por detrás que por delante, así que haré mío el plan España 2050 y trataré de aportar mi granito de arena, huyendo del deleznable ‘para lo que me queda en este convento…’.

En esas estaba cuando leí el artículo de Manuel Martín, Defensor de la Ciudadanía de Granada, sobre la Agenda 2030. “Nos pasamos el tiempo enredados en planes, planificiaciones, agendas, observatorios, comités y comisiones que acuerdan, aprueban, impulsan y promueven grandes declaraciones de intenciones”, rezaba el preclaro subtitular. “Y que no sirven para nada en la mayor parte de las ocasiones”, pensé.

Es como lo de invocar la capitalidad cultural del 2031 en una ciudad que ha laminado el cine de su agenda cultural, por ejemplo. La desaparición de Cines del Sur y Granada Paradiso, heredera de Retroback, se iba a ‘suplir’ con un gran festival de series. Échenle un vistazo a la web Iberseries Platino Industria, que ya anuncia sus fechas de celebración, entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre. ¿En Granada, como era la idea original? No lo parece…

Pero volvamos a la cuestión del tiempo y del cuán largo me lo fiáis amigo Sanchez. Un desafío para el periodismo de datos: confrontar el importe realmente recibido en las cuentas corrientes con el montante global de las sucesivas ayudas prometidas por las diferentes administraciones para los distintos sectores productivos masacrados por la crisis.

Las ayudas son como los Bin Laden, aquellos míticos billetes de 500 euros de los que todo el mundo hablaba, pero nadie había visto. Excepto los traficantes y los defraudadores, claro. Que para ellos, eran moneda de cambio corriente.

En cualquier caso, hago mías la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Plan España 2050 y, en su caso, la Operación Marte 2100. Apúntenme, que confío aguantar.

Jesús Lens