EL SÉQUITO

Lo de «El séquito» comenzó como una broma del Gran Rash, cuando vio las fotos de Frankie y mía firmando ejemplares de nuestro libro «Hasta donde el cine nos lleve» en la Semana Negra de Gijón.

 

La cosa era que, siendo ricos y famosos, una vez que el libro se  convirtiera en un best seller, deberíamos actuar como Vinnie Chase y rodearnos de un buen puñado de amigos que nos mantuvieran con los pies en el suelo, aconsejándonos y guiándonos, siempre, por el buen camino. Un crack, como siempre, el Gran Rash, aunque como visionario… chungo 😉

 

Es complicado estar al cabo de la calle de todas las cosas fantásticas que se están haciendo en televisión en los últimos años. Una de ellas es, por supuesto, «El séquito», producida por esa factoría de talento televisivo que es la HBO.

 

Los protagonistas son el referido Vincent Chase, una estrella emergente en el cine norteamericano que, cuando se traslada de Nueva York a Hollywood, se lleva consigo a su hermano mayor, Drama, también actor, aunque en horas bajas después de haber despuntado en la televisión; a Tortuga, un pícaro buscavidas, gordito y con la lengua afilada y a Eric, ese mejor amigo que todos tenemos y que nos canta las verdades del barquero.

 

Para decidir qué papel interpretar, a qué fiestas ir o qué ropa vestir, por encima de su publicistas y de su agente, Vinnie se fía de sus amigos. Por eso, a veces, surgen chispas entre los chicos y la referida encargada de prensa y, sobre todo, con Ari Gold, su agente, un hiperactivo saco de nervios egocéntrico, despiadado, mentiroso y cruel… pero que adora a su estrella.

 

Lo primero que me sorprendió de «El séquito» fue la espectacular cantidad de cameos y apariciones estelares de famosos que aparecen en cada episodio. Y todas con sentido. Desde Bono y U2 deseando a Drama un feliz cumpleaños en vivo y en directo a Lamar Odon, la estrella de los Lakers. Pasando, por supuesto, por decenas de actores, actrices y directores. Como el mismísimo James Cameron, sin ir más lejos, pieza angular en el guión de la segunda temporada.

 

O sea que, para ser una serie de ficción sobre un mundo tan falso como el de Hollywood, «El séquito» desprende un indudable aroma a realidad, verdad y autenticidad. No por casualidad, la crítica la ha considerado, unánimemente, como la serie que mejor ha reflejado jamás la vida en la Meca del Cine.

 

Y es que, en el origen de la serie, está el actor Mark Wahlberg, productor de la misma y en cuyas vivencias reales se basan buena parte de la trama. Además, los secundarios también están basados en personajes de verdad, conocidos y reconocibles en la industria del cine. Glamour, sexo, fiestas, chicas despampanantes y cochazos contrastan con la inocencia de cuatro amigos a los que, al final, lo que más les gusta es tomarse una pizza y unos burritos todos juntos.

 

Hace unos días, con motivo de la presentación de nuestro libro en Alicante, me pegué tres días de fiesta on the road con mi cuate Pepe, de hotel en hotel, de bar en bar, de restaurante en restaurante, de grupo de amigos en grupo de amigos. Y mola. Mola un huevo esa vida en la carretera, disfrutando del placer de la libertad, hablando de cine, libros y viajes, preparando proyectos y organizando quiméricos planes de futuro.

 

Pero como los libros no nos sacarán de pobres y el papel no tiene el glamour del celuloide, los mediodías solitarios, evocadores, ausentes y melancólicos de este mes de agosto me planto frente a la tele y, tumbado en el sofá, disfruto de un par de episodios de las aventuras de unos chavales que, con su frescura, desparpajo y naturalidad, ya me han ganado para la causa de «El séquito».

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Para más información sobre la serie, seguir este enlace.