Entre nombres y siglas

Es un lugar común sostener que en las elecciones municipales importan más lo nombres, las caras y los rostros que las propias siglas. Que la cercanía y la vecindad dan peso a factores íntimos y sentimentales que van más allá de las filiaciones partidistas a la hora de elegir alcaldes y concejales. En los municipios pequeños, indiscutiblemente es así. A medida que las ciudades y pueblos son más grandes, sin embargo, ese factor se va diluyendo.

Si extrapolamos los datos de voto del pasado domingo en Granada capital, es cierto que el PSOE ganó las elecciones, pero no es menos cierto que las izquierdas obtuvieron un 41% de los sufragios, por un 56,5% de la derecha, sumadas las papeletas de PP, Cs y VOX.

¡Qué mes nos espera, hasta llegar al próximo domingo 26 de mayo! Porque la multiplicación de candidaturas va a fraccionar el voto hasta extremos nunca vistos y habrá concejales que se decidirán por márgenes estrechísimos.

¿Son ustedes más de votar a los partidos o a los candidatos, en su pueblo o ciudad? ¿Pesan más las siglas en su elección o se fían del nombre y la pinta del candidato, con independencia de la fuerza política por la que concurran?

Luis Salvador, antes de pasarse a Ciudadanos, fue durante 20 años del PSOE

En la capital, PP, PSOE y Ciudadanos presentan a pesos pesados -algunos dirían que hasta pesadísimos- como cabezas de lista. Por su parte, la confluencia podemita ha elegido a un outsider de la política como Antonio Cambril, quien ha confeccionado una lista muy bien ponderada entre expertos conocedores de las tripas municipales y gente de fuera con tanta solvencia intelectual y predicamento social como Ian Gibson o Kim Pérez.

Juan García Montero, por su parte, apunta al centro para tratar de distinguirse y diferenciarse en el marasmo de siglas que concurrirán a las locales y, de paso, arañarle votos a su enemigo íntimo, Sebastián Pérez.

¿Será la campaña de las municipales bronca y descarnada, repleta de insultos y descalificaciones? ¿Asistiremos a trucos de trilero y puñaladas traperas por un quítame allá esa foto? Ojalá que no. Sinceramente, prefiero una campaña aburrida y de perfil bajo que, después, permita negociaciones de gobierno que sean buenas para la ciudad. ¿Por qué será, sin embargo, que me temo lo peor?

Jesús Lens

CITYVILLE, CUESTIÓN DE ESTILO

¿Veis como seguiríamos encontrándonos en IDEAL? Hoy publicamos este artículo, sobre un jueguecito que arrasa en Internet… ¿nos habremos vuelto locos o tú también cosechas, abres comercios y expandes tu ciudad?

🙂

David quería poner una lavandería en la parcela libre que había en mi ciudad, pero le dije que nones. Que por mucha pasta que dejara, y no teniendo nada en contra de un negocio tan higiénico como imprescindible, prefería instalar una sucursal de su franquicia de librerías, llamada IDEAL, por cierto.

El alcalde de Danville me insistía en que la lavandería era un negocio mejor. Y yo no lo dudaba, pero prefería la librería. Por afinidad personal y, también, por cuestión de estética. De estilo.

Yo no sé cuántos de vosotros tendréis vuestra propia ciudad, a través del Facebook, pero ya somos más de cien millones de personas las que jugamos al Citiville, un juego que, a tres meses de las elecciones municipales, cobra todo su sentido.

Por ejemplo, en mi ciudad, Makumba, he abierto dos muelles que proveen de productos y mercadería los negocios de la localidad, por lo que la huerta ya no es tan necesaria como hasta ahora. Eso de plantar, cosechar y almacenar consume mucha energía, la verdad, y los especuladores inmobiliarios claman por esos espacios para construir apartamentos, una inversión mucho más rentable. Pero yo, paso. Mi ciudad es como es gracias a las cosechas de maíz, arándanos y calabazas así que, no les voy a dar la espalda a mis raíces. Y por muchos productos que vengan de China, Dubai o Estados Unidos, como los tomatitos caseros, nada de nada.

Otra característica de mi ciudad: no renuncio a los edificios de ladrillo típicos de mi particular Little Italy ni quiero cementar mi paseo marítimo con grandes torres de apartamentos. Además, creo que imitaré la justicia redistributiva de Cristina, que en su Plan de Reordenación Urbana ha llevado las huertas, granjas y almacenes a los barrios de rascacielos y ha dejado las canchas deportivas, bibliotecas y museos en las zonas modestas de su ciudad. ¡Eso es estilo!

Sin embargo, mi Makumba es un caos. He de reconocerlo. Ha experimentado un rápido crecimiento y los edificios y negocios están apiñados en las parcelas, amontonados. Apenas hay zonas verdes. Por eso espero la ayuda y asesoramiento de David, cuya referida Danville es un ejemplo a seguir de desarrollo urbanístico sostenible y peatonal, lleno de árboles y jardines, monumentos, estatuas y flores de buen gusto. De momento, la zona de expansión de mi ciudad sigue vacía, esperando una buena y acertada intervención que aleje el fantasma de la contaminación de ciudades como Madrid, estos días convertida en la célebre Poisonville narrada por Hammett en sus novelas negras.

Por cuanto a los negocios, me sorprende que mi asesor en franquicias me urja a montar un cine. Pero me gusta. Va contra el signo de los tiempos. Y, aunque tengo ofertas casi irrechazables para invertir el efectivo disponible en la caja del ayuntamiento en aventuras empresariales de rápido crecimiento, estoy ahorrando para construir una cancha de baloncesto.

Lo que decía al principio: cuestión de estilo. Y modelo de ciudad. Lo que, extrapolándolo a nuestras próximas elecciones municipales, debería hacernos reflexionar, más allá de caras, nombres y siglas. ¿Qué modelo de ciudad nos ofrecen, unos y otros?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

EL VALOR DE LA INDEPENDENCIA

Ahí va la columna de IDEAL, empezando a calentar motores con las elecciones municipales. (Al la vista de la Lista de Paco Cuenca, que nos anticipa Quico Chirino, ¿pensáis que va en línea con la columna siguiente? La discusión sigue en Twitter: #listacuenca .

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El de independencia no es un concepto pacífico, siempre cargado de matices y lecturas sesgadas. Muchas veces, es un concepto mal entendido y aún peor acogido, la verdad. En una sociedad mayoritariamente gregaria y seguidista, el independiente, de primeras, es sospechoso. Eso de ir por libre no se estila. De hecho, suele ser más confortable estar protegido dentro del grupo, de la tribu y de la estirpe.

En los periódicos, los mentideros y las Redes Sociales de Granada hay un interesante bulli bulli estos días: ¿quién irá en la lista de Paco Cuenca para las elecciones municipales del próximo mayo? La lista del PP, al estar condenada a ganar, da menos morbo. Pero la del PSOE… ¡esa sí que intriga!

Los sondeos y las prospecciones electorales hacen pensar que quién se embarque con Cuenca navegará por un río de aguas turbulentas salpicado de rápidos tumultuosos y saltos de agua que, al final, terminará desembocando en una cascada de decenas de metros de altura por la que será inevitable que se despeñe la abnegada tripulación del Delegado de Innovación.

Ojito, que estas cataratas son... las Victoria 😉

Así las cosas, ¿dónde encontrar compañeros de viaje adecuados para tamaña empresa? Del partido tienen que salir unos cuantos, claro. Pero, según se dice, se oye y se rumorea, el hecho diferencial en la lista de Cuenca ha de estar en los independientes. ¡Con tal de distanciarse de ZP, hasta en las municipales hay que descapullar la rosa, lo más posible! La consigna sería, pues, menos aparato y más alternativismo.

En las empresas se valora, cada vez más, la figura del consejero independiente. A más seriedad en la empresa, mayor independencia del consejero. Se valora el escuchar opiniones nuevas y diferentes y, sobre todo, externas, exógenas, no contaminadas. Consejeros independientes que provienen de los ámbitos más insospechados y, aparentemente, alejados del negocio de la empresa en cuestión. Porque, como dicen los gurús de la innovación, si siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados.

Así, no es de extrañar que, además de por sus agendas, las grandes empresas contraten a expresidentes del gobierno por lo que puedan aportar a sus planes de negocio. Digo yo que alguna visión estratégica y de conjunto tendrán, González y Aznar, transmutados en los últimos años en un cruce entre Pepito Grillo y mosca cojonera.

Pues con lo del Ayuntamiento, lo mismo. Puestos a remar contracorriente y a sortear mil y un obstáculos en el camino, además de contar con los de siempre, no será malo que el PSOE eche mano de personas ajenas al partido y al mundo de la política que tan harto tiene a tanta gente. Si Cuenca tiene tino y buena mano con sus independientes, durante los próximos meses podremos asistir a un debate enriquecedor y dinamizador de la vida política, social y cultural de Granada. ¡Ojalá!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.