GOAT: Ali bomaye

No sé qué vídeos habrán estado viendo ustedes para recordar a Muhammad Ali, ayer sábado. Yo opté por dos, enormemente emocionantes. Ambos son de 1996 y de ellos hablo hoy en mi columna de IDEAL. El primero, de cuando los organizadores de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Atlanta sorprendieron a todo el mundo, haciendo que fuera el encargado de encender el pebetero.

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El segundo, transcurre durante el descanso de la final olímpica de baloncesto, que jugaron la segunda versión del Dream Team y Yugoslavia. En el descanso, Juan Antonio Samaranch le impuso a Greatest Of All Times la medalla olímpica que ganó en 1960… y que terminó perdiéndose.

Temblando por culpa del Parkinson, cuando los jugadores del Dream Team le rodean y le abrazan, Ali sonríe socarronamente, antes de murmurar algo al oído del Gordo Barkley. ¡Genio y figura!

Hace hoy una semana, al terminar nuestra carrera del Run4ELA, estuve hablando con Antonio, al que acababa de conocer esa mañana. Estaba eufórico, que había sido su primera carrera. Y charlando, charlando, nos descubrimos recordando viejos combates de boxeo, lamentándonos por no haber podido ver nunca a Ali. A Foreman sí. Que en 1994, con 45 años, aún fue capaz de ganar un campeonato mundial de los pesos pesados.

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Seguimos charlando. Y nos fuimos hasta Kinsasha, en 1974. El Combate del Siglo. El famoso “Rumble in the Jungle”. Y hablamos de cine, claro. De lo bien que estuvo Will Smith en “Ali”, de Michael Mann. Y de esa maravilla de documental, “Cuando éramos reyes”, ganador del Oscar.

Y hablamos de Tyson, por supuesto. Al que sí vimos en directo. Que nunca olvidaré la tristeza de mi abuelo Vicente, cuando perdió con Buster Douglas. Solo la primera derrota de Moses, en los 400 metros vallas, le dolió tanto. ¡Qué noches de insomnio, para ver al Terror del Garden!

Y hablamos, claro, del impacto de Ali en la sociedad norteamericana. El mejor resumen posible del siglo XX, en el que había deportistas tan comprometidos como Muhammad, al que desposeyeron de todos sus títulos, quitaron la licencia y casi encerraron en la cárcel. Por insumiso. Un infatigable defensor de los Derechos Civiles, lenguaraz, provocador y descarado.

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¿Imaginan a cualquier deportista de élite del siglo XXI, sacrificando su carrera por sus principios? Impensable.

Y es que, con su muerte, Ali acaba de mandar a la lona, definitivamente, al siglo XX.

Jesús Lens

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