Pena de ACB

Este año, en el descanso de uno de los partidos del CB Granada-Covirán, comentaba con alguien lo del ascenso a la LEB Oro. Él sacó a relucir la posibilidad de volver a la ACB y se quedó ojiplático cuando le dije que a mí, la ACB, me dejaba frío. Que me gustaría que el equipo subiera a LEB Oro, por supuesto, pero no quería oír nada de la Liga Endesa.

Ayer, la ACB votó a favor de repescar al Betis, equipo que descendió la temporada pasada después de hacer una lamentable campaña. No me he molestado en averiguar las razones. Me dan lo mismo. La ACB es una chufla. Un cachondeo.

A la vista está que los equipos deben contratar a buenos abogados antes que a buenos jugadores: al final, los despachos acaban siendo mucho más importantes y decisivos que las canchas.

Decía Don Vito Corleone que no necesitaba a más gángsteres con metralletas. Que los abogados, con sus carteras, eran mucho más útiles y efectivos. En la ACB ocurre lo mismo. ¿Para qué molestarse en confeccionar un buen equipo de deportistas que se dejen la piel, pudiendo tener a un equipo de abogados que, en agosto, te devuelvan a la máxima categoría?

18 equipos participarán en la Liga Endesa la próxima temporada. ¡Toma del frasco! Además, este año, con el invento de las Ventanas de la FIBA -otro organismo desacreditado y lamentable- que obligará a disputar partidos internacionales en mitad de la temporada; los equipos deberían invertir, también, en mejorar su estructura médica y en potenciar a su plantilla de fisioterapeutas: los jugadores van a caer como moscas.

Lo denunciaba Sergi Llull, antes de su terrible lesión: no cuentan con los jugadores. Son el eslabón más débil de la cadena. Tal y como señala en una entrevista con El Mundo: “Los jugadores tenemos poco que decir porque no se nos escucha. Los que jugamos a esto somos los jugadores; se tenía que velar más por nosotros, por nuestro nivel físico y nuestra salud. Es algo que no acabo de ver muy claro”.

Reconozco que no sigo la ACB desde hace tiempo. Me parece una competición absurda que se resuelve en dos semanas del mes de junio. El resto es filfa. Solo veo la Copa del Rey y unos play off que, con 18 equipos, lo mismo terminan en agosto.

Jesús Lens

 

Lotería, trabajo y economía

Es complicado, esta mañana, hacerse escuchar por encima del sonido de las bolas, girando dentro de los bombos de la Lotería. Entre las 9 y las 12 de hoy, las únicas voces autorizadas son las de los niños del Colegio de San Ildefonso que van desgranando números premiados y cantidades de euros, hasta completar los preceptivos alambres y tablas.

A mí, la lotería de Navidad me provoca un efecto de Perro de Pavlov relacionado con Covirán: en 1993, como en cientos de hogares granadinos, entró en nuestra casa un pellizco de aquel premio, tan bien repartido: mi madre había comprado alguna papeleta en el súper de debajo de casa. Un Covirán, por supuesto.

 

Hoy, a partir de las 12, la mayoría de nosotros habremos vuelto a no pillar nada (*). Alguna pedrea, con suerte, que nos permita minimizar pérdidas. Será entonces cuando tiremos de socorridos tópicos y digamos aquello de que los importante es tener salud y que la mejor lotería es el trabajo y la economía.

Y si hablamos de trabajo y empleo, en Granada, Pavlov vuelve a dirigirnos hacia el mismo sitio: Covirán. Porque, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por la revista Andalucía Económica, Covirán se encuentra entre las cinco empresas que más empleo generan en Andalucía.

 

Solo Abengoa, Mercadona y la suma de El Corte Inglés e Hipercor crean más puestos de trabajo que Covirán en nuestra tierra. ¿Somos conscientes de la magnitud de esa cifra? Casi 15.000 empleos genera nuestra cooperativa, además de ser una importante cadena de distribución de bienes y productos producidos, manipulados y envasados en Andalucía.

La Cooperativa Virgen de las Angustias, con sus cientos de supermercados -la mayoría de ellos de barrio- distribuidos por España y Portugal, es un milagro cotidiano al que concedemos poca o ninguna importancia. Una cooperativa que, si no existiera, habría que inventarla.

 

Pero existe. Felizmente. Y hay que cuidarla. De la forma más sencilla del mundo: comprando en esos establecimientos que, vestidos de rojo, verde y blanco, están ahí al lado de casa. A la vuelta de la esquina.

 

Hoy, 22 de diciembre, recordemos que si hablamos de trabajo y economía, con Covirán nos toca el Gordo cada vez que sus supermercados abren las puertas.

 

*Insisto que, ojalá, me tenga que comer esta columna con patatas, gracias a que una lluvia de millones haya anegado el Zaidín…

 

Jesús Lens

Grande, el Pequebasket

Iván Martínez, uno de los cracks del Fundación CB Granada-Covirán, ha tenido muchos partidos importantes este año. Algunos de ellos, se jugaron ayer domingo, en la Ciudad Deportiva de Armilla. Porque Iván, como el Gran Capitán Jesús Fernández o nuestro base dinamita, Didi García; además de ser jugadores de la primera plantilla del equipo nazarí, también entrenan a sus categorías inferiores.

Exterior de la Ciudad Deportiva de Armilla
Exterior de la Ciudad Deportiva de Armilla

Iván, en concreto, entrena a los Pitufos Genil, que son tan pequeños que ni siquiera alcanzan la categoría de benjamines. Niñas y niños de entre cinco y ocho años de edad a los que da gusto ver jugar sobre una cancha de baloncesto, todo entrega, pasión, compañerismo y diversión.

La estampa de Iván, rodilla en tierra y rodeado de sus Pitufos, que lo abrazan como al mejor de los amigos, resulta emocionante. Y eso que es un entrenador exigente: les pide defensa, que utilicen ambas manos en las entradas a canasta o que practiquen pase sin bote para llevar el balón de una cesta a otra. ¡Pero cómo anima, felicita y encorajina a sus Pitufos, durante cada minuto de cada partido!

Iván & Los Pitufos
Iván & Los Pitufos

Y eso que ayer jugaron cinco. Porque el domingo, la Ciudad Deportiva de Armilla hervía de baloncesto gracias al monumental Pequebasket que, por cuarto año, organiza el Fundación CB Granada-Covirán. Más de setenta equipos provenientes de Granada capital y provincia, de Málaga y de Almería. Más de 700 niñas y niños conviviendo en un extraordinario ambiente lúdico-deportivo en el que, por encima de todo, se veían sonrisas.

Hacía calor. Y el estruendo de los silbatos de los árbitros, los gritos de ánimo de los familiares y las instrucciones de los entrenadores hacían que, por momentos, el ambiente del Pabellón estuviera muy cargado. Daba igual. En el Pequebasket se aplaude y se celebra cada canasta con alegría y alborozo. Y no porque haya pocas, precisamente. Que resulta sorprendente la fluidez con la que anotan esos Pitufos, Benjamines y Alevines.

Foto: Fermín Rodríguez
Foto: Fermín Rodríguez

Se celebra cada canasta. Y cada defensa. Cada buen pase y cada robo de balón. Se celebra que los equipos sean mixtos y que jueguen el mismo tiempo los mejores que los menos duchos, los más habilidosos que los más torpones, los más altos que los más bajitos.

El Pequebasket, una gozada que permite a centenares de niños y a sus familias disfrutar de la más pura esencia del deporte.

Jesús Lens

Twitter Lens

Buenos números de Covirán

Entre los elementos definitorios más característicos y reconocibles de los barrios de las ciudades y los pueblos de Granada hay uno que debe llenarnos de especial orgullo y satisfacción: el Covirán de la esquina.

Covirán esquina

Y es que los muy granadinos colores rojo y verde de la Cooperativa Virgen de las Angustias dan visibilidad y notoriedad a uno de los proyectos empresariales más exitosos de nuestra tierra. Así lo acreditan los resultados del 2015 que Covirán acaba de hacer públicos: ventas superiores a 1.215 millones de euros y un beneficio de cerca de un millón de euros, un 35% más que el ejercicio anterior.

Pero, más allá del Ebitda y del cash flow, los números más importantes de Covirán son los 3.270 negocios adheridos a su marca y los 2.825 socios de la cooperativa, todo lo cual permite el mantenimiento de 14.582 puestos de trabajo. ¡Ahí es nada!

coviran-logo

Sigo leyendo la nota de resultados de Covirán, que habla de cuota de mercado, expansión, crecimiento e internacionalización y mi satisfacción crece exponencialmente. ¡Lo que son el terruño y el apego! Hace unas semanas iba paseando por Madrid y me dio un alegrón  toparme con uno de sus supermercados, allí, en la capital del reino. Había caído la noche y ya estaba cerrado. Si no, habría entrado a comprar una Maritoñi y una Puleva de chocolate.

No. No es localismo, provincianismo o catetismo. Es, como ya he señalado, orgullo y alegría. Acostumbrados a quejarnos y criticar todo lo que va mal en nuestra tierra, ejercicio obligatorio y necesario, también es importante destacar los logros y los éxitos granadinos y granadinistas. Y, en este sentido, Covirán es un modelo a seguir.

Ahora, y todavía bajo el influjo del Data Lab de IDEAL, me gustaría saber más sobre el andalucismo de Covirán, para ir completando un círculo virtuoso que vincule el sector de la distribución con el de la producción. ¿Qué porcentaje de los productos que distribuye Covirán está creado, producido y generado en nuestra tierra? ¿Cuántas y qué denominaciones de origen granadinas tiene en su stock? ¿Y qué tal con los cada vez más demandados productos ecológicos?

Covirán ilusión

Esas cuestiones y otras por el estilo surgen por el interés que suscita una marca que sentimos como nuestra. Así que estaremos atentos a sus Redes Sociales, para ver cómo nos lo van contando.

Jesús Lens

Twitter Lens

Rascarse el bolsillo

De vez en cuando, algún conocido me pregunta si me sobra una entrada para el partido de turno del Covirán Fundación CeBé Granada. ¿Sobrarme? ¿Cómo me va a sobrar una entrada? Yo, lo que tengo, es mi carné de socio. En primera fila. Que para algo fuimos mi Cuate Pepe y yo a las oficinas del club nada más abrirse el plazo. Para sacar los mejores abonos de temporada posibles.

Rascarse el bolsillo CB

En realidad, cuando alguien pregunta lo de si te sobra una entrada, lo que quiere saber es si le puedes colar de alguna manera, dándole igual el cómo. Además de presuponer que tú entras gratis, por supuesto.

Pues no, mire usted. ¡No! No me sobra ninguna entrada. Ni entro gratis al baloncesto. ¡Es que ni se me ocurre hacerlo! Porque no me parece ético ni moral. Y es que, como aficionado al deporte de la canasta, quiero ver al mejor equipo posible. Y eso, cuesta. Dinero. Pasta. Parné. ¡El rukiki!

Y sí. Está muy bien que pongan dinero las instituciones y los patrocinadores. Y las familias de los chavales de la cantera. Pero, tener o no tener un buen equipo de baloncesto, también es responsabilidad de los aficionados.

En el mismo sentido, como amante del jazz, soy miembro de Ool Ya Koo, una combativa asociación que lleva tres años programando jazz en vivo en el Club Magic de la Plaza de Toros, todas las semanas.

Rascarte el bolsillo Ool Ya Koo

Las subvenciones, ayudas y contribuciones están muy bien. Pero los proyectos, para convertirse en una feliz realidad, sostenible y perdurable, necesitan del apoyo de la gente. De la Sociedad Civil, que le dicen. Los socios, mecenas y crowdfunders aportan fondos. Los voluntarios, esfuerzo, tiempo y dedicación. Los amigos, apoyo moral y asistencial. Los seguidores internautas, difusión y ruido mediático.

Todos ellos hacen falta, resultando imprescindible y necesario su concurso. Pero, sobre todo, se necesitan espectadores. Gente que dedique tiempo y dinero a disfrutar de la programación cultural, deportiva, artística e intelectual. El Festival de Música y Danza, por ejemplo, es lo que es por el apoyo que tiene entre la ciudadanía, con llenos casi absolutos en cada una de sus propuestas.

Rascarse el bolsillo festival

Sí. Son tiempos duros. Pero las aficiones cuestan. Y para mantener vivos a nuestros equipos deportivos favoritos o a los festivales que más nos gustan, hay que rascarse el bolsillo. ¡Es lo que hay!

Jesús Lens

Twitter Lens