Pisando el acelerador

Estuvo muy serio y contundente Elías Bendodo en su comparecencia de ayer a mediodía, tras la reunión del Consejo de Gobierno de la Junta. No le tembló la voz a la hora de hablar de la amenaza de la tercera ola y de lo facilones que nos ponemos con una copilla de más para justificar el controvertido cierre de la hostelería entre las 18 y las 20 horas que tiene en pie de guerra al sector.

También advirtió del peligro de relajación con las prometedoras noticias sobre la inminente vacuna, dado que quedan muchos meses para alcanzar una significativa inmunidad de rebaño. Pero hoy no les quiero hablar de La Cosa, que he adquirido un compromiso conmigo mismo para no tocar el tema más allá de una vez a la semana y, por el momento, tengo el cupo agotado.

El caso es que Bendodo quiso hacerle un guiño a Granada recordando que Sierra Nevada abre pronto y el pastizal que la Junta va a librar para la Alhambra. Como novedad, habló de los más 16 millones de euros que el ejecutivo autonómico va a invertir en el acelerador de partículas, de acuerdo con los compromisos adquiridos con el Gobierno central.

Ya saben que tengo al Ifmif-Dones en un altar desde hace años. Es el gran proyecto de futuro de la provincia de Granada, el que nos puede y debe catapultar al futuro. “Es un tren que no debemos perder”, señaló Bendodo, que tampoco titubeó al reconocer que ya son muchos los trenes que hemos dejado pasar en esta tierra.

Fíjense si el acelerador pinta que bien que es uno de los pocos proyectos que concitan el apoyo unánime de todas las administraciones e instituciones implicadas, desde Europa hacia abajo. Les confieso que siempre que escribo  de las bondades del Ifmif-Dones me da un poco de miedo gafar el invento. Irracionalmente pienso que, más pronto o más tarde, le saldrá algún costurón, una grieta, una falla… Pero no. De momento, las administraciones siguen pisando el acelerador del acelerador, conduciéndolo con prudencia, tino y determinación.

Una duda, eso sí: ¿en qué punto está el proyecto? ¿Qué plazos se manejan? ¿Cuáles son los siguientes hitos, las siguientes paradas en este largo viaje? Sería bueno despedir un año tan nefasto como este con un chute de alegría y optimismo y, en Granada, no se me ocurre ningún tema mejor que el del acelerador.

Jesús Lens

Juntarse o no juntarse

Esa es la cuestión. Y mi duda existencial estos días. ¿Cuándo podemos juntarnos y cuándo está recomendado que nos quedemos cada uno nuestra casa y Dios en la de todos? Porque no lo tengo claro.

Las manifestaciones de ayer por ejemplo. Mientras que juntarse para celebrar un reivindicativo 8M entraba dentro de la agenda de lo admisible, que los de Vox se reunieran en Vistalegre fue saludado como una temeridad y una provocación al coronavirus.

¿Será que no es lo mismo juntarse a puerta cerrada —de ahí que se haya aplazado el congreso de Inteligencia Artificial que iba a celebrarse en Granada— que hacerlo al aire libre? No sé yo, entonces, porque está en jaque la celebración de las Fallas de Valencia o se ha aplazado la Maratón de Barcelona. O las amenazas a la Semana Santa, con bromas incluidas sobre la capacidad anticontagio de las vírgenes con más fama de milagreras.

Las grandes empresas de nuestro país se están olvidando de las convenciones de directivos, evitan los cursos de formación presenciales y cancelan cualquier macro reunión que suponga meter a más de quince o veinte personas en una misma sala.

Besarse o no besarse

El mayor foco de coronavirus detectado en nuestro país se produjo por culpa de un funeral celebrado en un tanatorio de Vitoria. Gente juntándose para despedir a un fallecido. Sin embargo, cines, teatros, autobuses y salas de conciertos funcionan con naturalidad. Y las barras de los bares a tope, todo el fin de semana.

Aún así, se ha pospuesto el estreno de varias películas, incluyendo la española ‘Operación Camarón’, joya de la corona de Telecinco y destinada al mercado doméstico. ¿En qué quedamos?

Del coronavirus apenas se sabe nada. Al menos, con rigor científico. Sí está demostrado, sin embargo, que su capacidad de contagio es brutal y su tasa de mortalidad en personas de 60 años o más es terrible. A pesar de ello, personas sin cualificación alguna en la materia no tienen empacho en sostener y escribir que no es más que una gripe. Que en realidad sólo mata a los viejos. ¡Y se quedan tan anchos!

Jesús Lens