Vayan a ver ‘Secaderos’

Me gustó ‘Secaderos’, pero después de escuchar a su directora, la cineasta Rocío Mesa, me gusta aún más y me apetece volver a verla. En el Madrigal, a ser posible, para recrearme en esos paisajes vegueños que tan bien dan en pantalla grande. Sólo por cómo ha captado el paisaje de la Vega de Granada hay que darle las gracias a Rocío. ¡Qué luz! ¡Qué luz!

En la película más granaína de la historia, con permiso de ‘Caníbal’, Rocío Mesa cuenta un verano en la vida de cuatro mujeres. La crítica especializada habla de tres generaciones, pero en realidad son cuatro: la abuela, la madre, la adolescente y la niña. Estas dos, al crecer, formarán parte de una misma ‘añada’, pero en la película, sus miradas son completamente divergentes. 

Mientras que la niña viene de Madrid a pasar el verano en el pueblo y todo le parece mágico, viviendo una singular aventura desde el primer instante; la adolescente no deja de fantasear con marcharse, sintiéndose atrapada. Su madre es una curranta de tomo y lomo y la abuela mira a su alrededor con nostalgia, viendo cómo desaparece a marchas forzadas el que ha sido su mundo hasta entonces. 

A través de una narración pausada, tranquila y morosa, ‘Secaderos’ está interpretada por actrices y actores no profesionales que, partiendo del guion, hablan con absoluta libertad y naturalidad, sin impostar acentos, sin forzar sus parlamentos, sin condicionar sus diálogos. 

Para Rocío Mesa, que nació en Las Gabias y se fue hace doce años a Estados Unidos gracias una beca, instalándose en Los Ángeles desde entonces, ‘Secaderos’ le ha permitido reencontrarse con ese territorio mágico que es la Vega de Granada, con su familia y con su pueblo. “Cuando eres adolescente, el paisaje no te importa. Es que ni te fijas. En la cabeza tienes otras cosas”, me decía Rocío mientras tomábamos una Alhambra Especial para el Gourmet de IDEAL. 

De ahí que su acercamiento a la Vega tenga miradas tan diversas, todas ellas tratadas con una exquisita sensibilidad, huyendo de tópicos, prejuicios y maniqueísmos. Contar con honestidad es su máxima: “no quería contribuir a perpetuar estereotipos”. 

Lo que no está reñido, ni mucho menos, con ese realismo mágico que impregna la película desde el primer instante, cuando Nico, la Criatura, hace su emocionante aparición en escena. Les confieso, y se lo confesaba a la propia Rocío, que cuando vi las primeras fotos, dudé. “Fue una decisión muy arriesgada”, confiesa ahora ella. Y razón no le falta. Una decisión venturosa —¡viva el riesgo!—que se muestra absolutamente acertada: la criatura es tan maravillosa que, en cuanto saquen una figurita de ella, seré el primero en comprarla. ¡Y las choperas, con ese punto de fuga que tiende al infinito, como hacía Stanley Kubrick!

Nos queda la parte etnográfica, que Rocío documenta minuciosamente el mundo del tabaco y todo el proceso de su recolección, secado y almacenaje. Un mundo casi perdido que, gracias a ‘Secaderos’, queda para siempre grabado en nuestra memoria. Y la enérgica defensa y reivindicación de la Vega, por supuesto.

Ojo a un extraordinario plano fijo que… bueno, que vayan ustedes a ver la película y comentamos. 

Jesús Lens 

El osito de las Alpujarras

¿Soy yo el raro y el que no se entera o, a veces, nuestros artistas hacen declaraciones de lo más extraño?

Leo una entrevista a Fernando Trueba, con motivo de la nominación de su maravillosa “Chico y Rita” a los Óscar y se descuelga con esta perla:

“Si Xavi (por Mariscal, co-artífice de la película) y yo hubiéramos querido hacer unos dibujos animados comerciales, habríamos hecho una historia de un osito en las Alpujarras, pero no es el caso”.

Loco o visionario, Trueba lo ve claro...

¿Co-co-comooooorrrrrr?

¿Pe-pe-perdóóóóóóóón?

¿Un osito de las Alpujarras como sinónimo de proyecto de animación comercial?

¡Y yo con estos pelos!

En fin.

A ver, Gente: ¡manifestaos!

¿Es comercial un osito en las Alpujarras? De serlo, ¿qué tal si nos animamos a crearlo y darle vida? Quizá los chicos de Kandor estén ya trabajando en ello y no lo sabemos.

¿Qué nombre podríamos ponerle al Osito Alpujarreño? ¿Será blanquito y polar y vivirá en Sierra Nevada? ¿Será marrón y le gustarán las castañas? ¿Asustará a los esquiadores y excursionistas? ¿Será budista? ¿Le gustará el célebre Plato Alpujarreño?

¡Ays!

Desde que lo he leído, ya no puedo pensar en otra cosa.

I love Osito Alpujarreño.

Jesús falling in bear-love Lens

Seguramente, en anteriores Días de Andalucía estuvimos menos imaginativos: 2008, 2009, 2010 y 2011.