El Renacido

A ver. A mí me gustó. Pero como dice mi querido coautor, Fran Ortiz, desde su sapiencia cinematográfica;  no me gustó todo lo que debiera haberme gustado. O, al menos, todo lo que me hubiera gustado que me gustara.

El Renacido

Y es que, posiblemente, las expectativas estaban demasiado altas: porque se trataba de un western. Porque se trataba de Iñárritu. Porque se trataba de Leonardo DiCaprio. Y porque se trataba de un pedazo de historia.

Ahora que estamos en mitad de una ola de frío y que andamos entre alertas amarillas, naranjas y hasta rojas por nieve y vientos; es el momento más adecuado para refugiarse en el cine y enfrentarse a una película en la que las condiciones climatológicas más adversas son parte esencial de la trama. La trama. ¡Ay, la trama! Con el argumento hemos topado.

El renacido poster

Si resumir la trama de cualquier película en un puñado de líneas siempre resulta un ejercicio fútil, en este caso no tiene sentido: un hombre arrancado de las garras de la muerte que busca a otro para vengarse.

¿Y ya está?

Sí. Porque lo importante de “El renacido” no es el contenido, sino el continente: la fotografía. La música. Las interpretaciones. El diseño de producción. La escenografía…

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Jesús Lens

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Macbeth

¿Cómo afrontar, en pleno siglo XXI, la adaptación cinematográfica de uno de los grandes clásicos de Shakespeare, como es “Macbeth”? Sobre todo teniendo en cuenta que el drama ya cuenta con películas magistrales, dirigidas por genios como Roman Polanski, Orson Welles o el memorable “Trono de sangre” de Akira Kurosawa.

Macbeth Fassbender

El director Justin Kurzel afronta esta nueva versión de la historia del rey de los escoceses aposentándose en dos pilares: la interpretación y el acendrado realismo de la ambientación, a la vez que el juego con el cromatismo, la iluminación y la fotografía.

Todo lo que a estas alturas podamos decir sobre Michael Fassbender es poco. Hoy por hoy, es uno de los mejores actores del mundo, si no el mejor. Su recital en “Macbeth” solo puede ser superado por una obra maestra como “Steve Jobs”, una película en la que el guion le permite un especial y extraordinario lucimiento.

Le secundan, de forma igualmente brillante, una desasosegante e intensa Marion Cotillard y los muy adecuados y efectivos Sean Harris y Paddy Considine, perfectamente ajustados a unos papeles muy, muy complicados. Porque recitar a Shakespeare no está a la altura de cualquiera.

Macbeth Cotillard

Y luego está todo lo referente al diseño de producción, desde el arranque de la película, en pleno campo de batalla. Una batalla cruda y despiadada, en la que puedes sentir el choque de cada espada y cómo saja la carne humana. Y, tras la batalla, las Brujas. Las Infames, como las llama Macbeth. Que tampoco es fácil presentar en pantalla a unas brujas medievales… y que el espectador se las crea. Los bosques, amenazantes. Los ríos, purificadores. Las nieves, que hielan el espíritu de los espectadores. Los castillos, que oprimen desde sus sólidos muros. Las tiendas de campaña, que no protegen… todos los elementos al servicio de la narración.

Y está lo teatral de la historia, por supuesto. Las secuencias siguen un orden preciso, separadas por lo que pueden parecer cortes muy abruptos en los que las elipsis hacen avanzar la trama a una acción endiablada. No hay tiempos muertos ni minutos de relleno. ¿Quién los necesita, trabajando con un material como el shakespiriano?

Macbeth Poster

Extraordinarios los recursos narrativos utilizados por el narrador. Como el del bosque en llamas, para dar sentido a las profecías de las Infames. O el malogrado banquete en el castillo. Y la fotografía, con unos cromatismos que contribuyen de forma notable a potenciar las sensaciones que transmite la pantalla, con ese rojo sangre como protagonista.

Ahora bien, “Macbeth” es una película pausada en la que el texto de Shakespeare tiene todo el protagonismo, como no podía ser de otra manera. Y ya no estamos acostumbrados a un cine en el que el texto y su declamación, más allá de la interpretación, están en el meollo y son lo más importante.

Macbeth aguas

Un ejercicio muy interesante de actualización cinematográfica de los grandes clásicos del teatro universal que, curiosamente, se estrena a la vez que “La novia”, osada adaptación del clásico de Federico García Lorca de “Bodas de sangre”.

Y es que, a la vista está, los grandes clásicos nunca pasan de moda…

Jesús Lens

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El Despertar de la Fuerza

Dedicado a mi sobrina Julia

y sus ojos brillantes,

inconmensurablemente grandes.

Como la luna de Endor

 

 

Vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Así que mejor no tardes.

Porque corres el riesgo de que el boca-oreja te destripe partes esenciales del argumento de la nueva entrega de la saga de La Guerra de las Galaxias. O de que blogs y webs te hagan spoilers de Star Wars. Todo ello, dependiendo de si tienes más o menos de cuarenta años de edad.

El despertar de la fuerza lado oscuro

En cualquier caso, vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Porque Star Wars es un fenómeno global que va más allá de lo puramente cinematográfico. Y, sin que sirva de precedente, me encanta formar parte del mismo y haber sido uno más del millón de españoles que fueron a ver la película el fin de semana de su estreno.

El despertar de la fuerza star wars

Eso sí: conseguí llegar a la proyección habiendo visto apenas medio tráiler de la película y sólo habiendo leído -diagonalmente- la vituperada crítica de Carlos Boyero en la que no dejó que el conocido y amplio ascendiente afroamericano de la saga original le arruinara su chiste (malo) sobre Obama. O sea, virgen total.

Entonces se apagan las luces de la sala. Y todo vuelve a comenzar, en una galaxia muy lejana y treinta años después de los acontecimientos narrados en “El retorno del Jedi”.

No desvelamos nada si decimos que las cosas, en la Galaxia, no van como a Yoda y a Obi Wan Kenobi les hubiera gustado. Y es que el Lado Oscuro es muy suyo, y no deja de expandirse.

El despertar de la fuerza

¿Y la Fuerza?

Pues ahí sigue. Pero al estilo de la izquierda española: disgregada, desnortada, despistada, dispersa. Y perdida, sí. Muy perdida.

Y hasta ahí voy a contar sobre el argumento de “El despertar de la Fuerza”. Tan solo añadiré que se nota, para bien, la mano de Lawrence Kasdan en el guion, un clásico de Hollywood que ya participó en la escritura de la serie original.

Insisto.

Vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Y harás bien. Porque “El despertar de la fuerza” es fantástica, en los más amplios sentidos de la expresión, ofreciendo todo lo que un buen aficionado al género puede esperar, lo que los auténticos fans de Star Wars van a demandar y lo que un sencillo aficionado al cine va a disfrutar: acción a raudales, efectos especiales con sentido, una historia consistente, unos personajes sólidos y creíbles y una banda sonora que… ¡Uf! Brutal su trabajo, señor Williams. Con razón no pudo estar usted en “El puente de los espías”, con su amigo Spielberg.

En concreto, la historia es un deleite para los seguidores primigenios de las aventuras de Luke, Solo y Leia, compendiando en dos horas y cuarto lo mejor de la trilogía original, desde los paisajes desérticos a las naves espaciales, la espectacularidad de las batallas aéreas con la lucha de sables. ¡Hasta la Posada en la que entran los personajes respira el ambiente de la Taberna de Mos Eisley.

Hay homenajes a Yoda, a Darth Vader… ¡y hasta el nuevo androide se hace querer, no como el infamante Jar Jar Binks con el que George Lucas empezó a cavar su propia tumba en “La amenaza fantasma”! Homenajes, también, a clásicos del cine como “Apocalypse Now”. Y algunos más que ahora no recuerdo.

Pero no pasa nada.

Porque creo que volveré a ver “El despertar de la fuerza” -una película que ha caído con buen pie ya desde su acertado título- para disfrutar de los mil y un detalles con los que JJ Abrams nos agasaja a los espectadores. Y es que Abrams es, hoy por hoy y junto a Christopher Nolan, uno de los tipos más interesantes del cine mundial.

Lo dejamos aquí.

Pero… ¡volveremos!

Porque la Fuerza está despertando.

¡Y lo sabes!

Jesús Lens

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El puente de los espías

Una nueva película magistral de Steven Spielberg. Otra más. ¿Y van…? Qué capacidad tiene este hombre para filmar películas que gustan a todo el mundo, que aúnan el espectáculo con las ideas y los discursos, películas que provocan tensión, risas y emoción. Y es que “El puente de los espías” es una buena película protagonizada por buenas personas que en ningún momento peca de infantilismo o ñoñería.

El Puente de los Espías

Es una película, otra más, sobre la amistad. Y es, nuevamente, una película que habla sobre la democracia, la justicia, los principios insobornables y la integridad de las personas.

El Puente de los espías soviéticos

¡Qué sensación tan placentera, ir al cine y compartir una película como ésta con cientos de espectadores que abarrotan la sala sin hacer un ruido, absortas en lo que ocurre en la pantalla!

Magia, sí. Es la magia del cine.

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Porque ya saben ustedes que una de mis máximas es que no es lo mismo ver una película que ir al cine. Y “El puente de los espías” es una extraordinaria prueba de ello.

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Jesús Lens

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Spectre

Ir al cine a ver la película de turno de 007 es uno de esos ritos a los que acudimos, sin pensar y sin pesar, cada dos o tres años; que la franquicia no puede aguantar el ritmo creativo de un Woody Allen, por ejemplo.

Spectre

Efectivamente, hay que ir a ver la películas de 007 sin pensarlo, que nunca está de más una buena descarga de acción y adrenalina en pantalla grande. Y sales del cine sin que la experiencia te haya pesado… siempre que hayas ido con talante, optimismo y apertura de miras.

No creo que nadie espere, a estas alturas, un 007 de autor, un 007 reflexivo e introspectivo. Un 007 de arte y ensayo. Aunque Sam Mendes dirija “Spectre”, los tiros van por otro lado, como si de un lema olímpico se tratara: Más acción, más ruido furioso, más espectáculo.

Spectre poster

Así, todo comienza en México, durante la celebración del Día de los Muertos. Y, ni que decir tiene, ese prólogo, ese primer cuarto de hora, es lo mejor de la película, como tantas veces ha ocurrido en las película de 007. Por tanto, prohibido llegar tarde a la sala… y molestar al resto de puntuales espectadores.

Después llega el McGuffin.

Que en este caso tiene que ver con un tema recurrente en las últimas historias de espías: el ansia de los servicios secretos de los estados por tener acceso universal al Big Data, al considerar que, en tiempos convulsos como estos, todos los ciudadanos somos sospechosos mientras no demostremos lo contrario.

Spectre México

Sobre esa base, 007 se enfrenta -una vez más- a uno de los retos más desafiantes de su historia: verse convertido en un outsider, expulsado del MI6.

¡Ahí es nada!

Y lo veremos vagando por el mundo, tras los pasos de uno de los peores traficantes que existen hoy día: los traficantes de información.

007 pasará por Italia, donde tendrá un estimulante cuerpo a cuerpo con Monica Bellucci y, después, ya más formalito, seguirá dando tumbos por el mundo: los Alpes austriacos, Marruecos y la sempiterna Londres, una de las grandes capitales cinematográficas del siglo XXI, que hay que amortizar turísticamente las inversiones hechas para los Juegos Olímpicos y pocos medios como el cine para promocionar un destino viajero.

Spectre Bellucci

A lo largo de este periplo iremos disfrutando de los tópicos bondianos, como el Martini-Vodka o los gadgets con los que Q le agasaja al principio de cada historia.

Y, por supuesto, conoceremos al villano de la función. Que en este caso es un Súper Villano que conecta entre sí a los villanos de las últimas entregas de 007, como si de una serie de televisión se tratara. A mí, vaya por delante, Christoph Waltz me fascina. Y, aunque en “Spectre” no está muchos minutos en pantalla, su mefistofélica y ominosa presencia está presente a lo largo de todo el metraje.

Spectre malo

Y luego está él. La madre del cordero. 007, himself. El muy denostado por los bondianos clásicos Daniel Craig, un superagente de aspecto proletario -campechano, dirían algunos- que no ha conquistado el corazón de los fans, pero que ha batido todos los récords de taquilla de la franquicia.

Dicen que se despide, con “Spectre”.

La carrera ha comenzado.

¿Quién te gustaría que fuera el próximo 007?

007 Idris Elba

No. Harrison Ford ya no está para esos trotes.

Jesús Lens

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