Un candidato independiente

No me sorprende la feroz defensa que la Junta de Andalucía está haciendo de su proceder en el Caso Nevada, por mucho que haya sido condenada a pagar la nada desdeñable cantidad de 165 millones de euros. En cuanto alguien osa hacer la menor crítica sobre dicho despropósito, los políticos socialistas muerden con saña, justificándose en los informes técnicos y jurídicos.

20160704 – Vista del Centro Comercial Nevada desde el nuevo Hospital del PTS. FOTO: FERMIN RODRIGUEZ

Lo mismo hacen los del PP, cuando se juzga su proceder en casos como el Serrallo. O en la Operación Nazarí. Que ellos no sabían. Que la culpa es de los técnicos. Y de los abogados.  ¿Y qué me dicen del Algarrobico, que entre todos lo construyeron, y él solo se demolió? Cuando se demuela, claro. Que de momento ahí sigue, viendo pasar el tiempo. Por no hablar del bochorno de la fallida fusión hospitalaria, en proceso de desfusión. O del Metro al que adelantarían hasta las bicicletas.

La administración andaluza se ha convertido en un caos indescifrable, a prueba de GPS y de Tomtones, en el que unas consejerías se contradicen con las otras, además de ir en contra de disposiciones estatales y municipales.

 

¿En qué cabeza cabe que, con una condena pendiente de 165 millones de euros, no haya habido ni un cese, ni una dimisión, ni una asunción de responsabilidades por parte de ni un solo representante político de la Junta de Andalucía? ¡Es que ni una maldita disculpa! No. La táctica es seguir metiendo el ventilador en la mierda, para que les salpique a otros.

 

El gran problema que tenemos en nuestra tierra es que la oposición no es creíble. Ni ilusionante. En Andalucía y en Granada, el PP siempre ha mostrado su imagen más conservadora, rancia y antigua. Los representantes de Cs vienen formando parte del entramado político desde tiempos inmemoriales y, sin el concurso del llorado José Luis Serrano, el Podemos andaluz es el más estalinista de España, aderezado con el folclorismo hiperpopulista del SAT.

Si a todo ello le unimos los agravios territoriales y la creciente sensación de fractura regional, sin un solo líder de peso con voz audible más allá de Despeñaperros o Antequera, no es de extrañar que en Andalucía Oriental empiecen a surgir voces que reclaman la llegada de un auténtico candidato independiente que, como Macron en Francia, canalice el hartazgo y el descontento generalizados de cada vez más gente.

 

Jesús Lens

Pequeño comercio

Si los vaticinios que hace la Federación Provincial de Comercio llegaran a cumplirse y la apertura del Centro Nevada conllevara la destrucción de 17.000 puestos de trabajo, estaríamos hablando de una tragedia de una magnitud insoportable. (Leed aquí la información)

Pequeño comercio centro nevada

Permítanme que me muestre escéptico con respecto a tan funestas previsiones. Y es que, cada vez que se produce en la sociedad un cambio disruptivo siempre nos ponemos en lo peor, apocalípticos perdidos. Pero sí es cierto que la apertura de ese nuevo Leviatán va a cambiar las cosas. Como en su momento lo hicieron el modelo de El Corte Inglés, Carrefour o Mercadona, sin ir más lejos. Y de todo ello hablo en mi columna de hoy de IDEAL.

Les guste más o les guste menos a los pequeños comerciantes, lo del Nevada es la plasmación práctica del cuento del Monterroso: una mañana, cuando despertemos, el dinosaurio estará ahí. Con las fauces abiertas y con hambre. Con mucha hambre.

Decir que los pequeños comercios tendrán que reinventarse es una tautología, que el sector lleva en ello toda su vida. Especialmente, desde el estallido de la Crisis. Por supuesto, hay pequeños comerciantes más abiertos al cambio y otros más reacios, que meterlos a todos en el mismo saco es un ejercicio de futilidad gratuita sin mucho sentido.

Pequeño comercio hace falta

Pero ¿y qué pasa con la responsabilidad social de los clientes? No hay nada más triste que una calle con la mayoría de sus locales comerciales vacíos, cerrados, sucios y abandonados. Y, más allá de la estética y de lo puramente emocional, vivir en un entorno comercial pobre empeora la calidad de vida de las familias y le resta valor patrimonial a viviendas e inmuebles.

Los argumentos a favor y en contra de comprar y consumir en centros comerciales o en tiendas de barrio son conocidos por todos y los hemos utilizado una y mil veces. Pero la próxima apertura del Nevada es una buena excusa para reflexionar sobre la importancia del pequeño comercio en nuestra vida cotidiana.

Pequeño comercio por qué comprar

Importancia cuantitativa (puestos de trabajo, cotizaciones a la seguridad social, impuestos, generación de riqueza…) y cualitativa, como elemento vertebrador de la comunidad.

Es cierto que es más cómodo y más sencillo centralizar las compras o hacerlas por Internet. Y más barato.  Pero al salir o volver hoy de su casa, échenle un vistazo al barrio y piensen en cómo sería con la mitad de sus tiendas cerradas y los locales vacíos.

Jesús Lens

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