De 140 a 280

A España le han correspondido 140.000 millones de euros en el reparto de fondos comunitarios para paliar los efectos de la pandemia. Parte de esos fondos se destinarán a ayudas directas, pero el grueso debería dedicarse a cuestiones como la digitalización o la transición energética. ¿Estarán llamados a protagonizar ese cambio del modelo productivo del que todo el mundo habla, pero nadie ve; sobre el que escribíamos ayer AQUÍ?

Cada vez que leo lo de los 140.000 millones de euros pienso automáticamente en los 140 caracteres de Twitter, esa red social que tanta importancia ha tenido en mi entorno. Tres años estuvimos haciendo Tuiteratura en el programa El Público de Jesús Vigorra, en Canal Sur, y no me he perdido una sola edición del TAT Granada, el evento Twitter más importante del mundo, organizado por IDEAL.

Con los 140.000 millones de euros de fondos europeos puede ocurrir dos cosas: que se utilicen en gastos corrientes y no dejen apenas huella o que, como en el caso de los caracteres de Twitter, que pasaron de los 140 a los 280; expandan su efecto y se conviertan en un multiplicador económico.

Para que el efecto multiplicador de ese dineral se produzca en la práctica y beneficie a la sociedad en su conjunto, trayendo cambios y mejoras significativos, será importante que, en su ejecución, exista concurrencia público-privada. Que vayan de la mano las iniciativas gubernamentales con las empresas e instituciones de la sociedad civil. Que haya transparencia en la adjudicación.

Al margen de la cuestionable actuación de la oposición durante el proceso de negociación comunitario, las comunidades autónomas ya andan a la gresca, preguntando qué hay de lo suyo y cuestionando el reparto.

Señala Pedro Sánchez que esos 140.000 millones de euros “servirán para crear empleo”. Falta hace. ¿Pero qué tipo de empleo y en qué sectores? Si la pandemia nos ha enseñado algo es la importancia de contar con un sector primario potente y a pleno rendimiento, lo más tecnificado posible y con trabajadores en condiciones dignas. ¿Irán por ahí los tiros?

En Granada, las conducciones de Rules, el PTS y el acelerador de partículas son tres proyectos básicos para nuestra socioeconomía, susceptibles de recibir financiación. Esperemos que alguien con y de peso en la administración esté trabajando en ese sentido y no nos encontremos, a la vuelta de los meses, llorando a lágrima viva y tuiteando desaforadamente en 280 caracteres de puro quejío y lamento.

Jesús Lens

Cambio de modelo productivo

Si me hubieran dado un euro cada vez que he escuchado en un sesudo foro o leído en la prensa especializada lo de “cambio de modelo productivo”, a estas alturas de mi vida estaría retirado en las Bahamas. O, por no exagerar, en la Costa Tropical. Pero retirado.

También es verdad que yo he escrito sobre el tema un puñado de veces. Cada vez que se habla del Acelerador de Partículas, por ejemplo. O con las empresas tecnológicas que se instalan en el PTS, con las spin off de la Universidad o con empresas de la economía creativa.

Cambio de modelo productivo. ¡Si es que suena taaaaan bien! Pero entonces llega ella, tozuda y cruel. La realidad, cruda y en bruto. La de los fríos datos y las gélidas cifras del Datalab de Ideal. “Uno de cada tres negocios de Granada es un bar o una tienda de alimentación”, titula Juanjo Cerero. Y continúa la información: “Locales para ponerse en forma y alojamientos para turistas, los negocios de moda en Granada”. (Leer aquí)

¿Estoy tonto, estoy pesimista… o no veo yo ahí mucho cambio de modelo productivo? El cambio de locutorios por gimnasios, por culpa de la inflación de smartphones y bíceps, va muy con el signo de los tiempos, pero no era eso, ¿verdad?

¿Y qué me dicen lo de cambiar los pisos para estudiantes, de la época en que los alquileres se cobraban en pesetas, a los apartamentos turísticos? Es más o menos lo mismo, pero cobrando en euros y llevando las maletas con ruedas.

Las peluquerías y los salones de belleza han subido lo suyo mientras que papelerías, librerías y quioscos de prensa se caen por el despeñadero. Eso es incomprensible: ¿no habíamos quedado en que la belleza está en el interior? Pues verás tú que tampoco.

Otro dato significativo: aumenta notablemente el número de panaderías, pastelerías y obradores. Imagino que está íntimamente relacionado con la cuestión del gimnasio: nos atiborramos a pasteles y luego nos vamos a purgar con las mancuernas. También aumentan los herbolarios. Falta saber si ha aumentado el consumo de tila…

Jesús Lens