ROBERT-DOISNEAU

Amigos, desde que nos embarcamos en ESTE proyecto (que os invitamos a seguir, al estar a punto de materializarse y entrar en otra dimensión)  tenemos una especial sensibilidad por bares, cafés, fotografías, películas, libros… Paradójicamente, cada vez piso menos esos templos de la sabiduría, algo que es necesario corregir.

 

Hoy os dejo unas imágenes fascinantes, de París y sus terrazas, cafés y bistrós, retratados por un maestro: Robert-Doisneau.

Jesús Lens, desembarecido en acción.

CUANDO EL ANTRO SAGRADO CIERRA

Esto que sigue es parte de la reseña de una magistral novela de Lawrence Block, cuyo contenido completo está AQUÍ.

Me adentro en “Cuando el antro sagrado cierra” en la más absoluta confianza y seguridad de que no me va a defraudar. Es como cuando entras en el bar de toda la vida, donde los camareros te conocen y saben qué vas a tomar. Te saludan por tu nombre y, al grito de:

– ¿Lo de siempre?

te sirven tu bebida, sin que tengas necesidad de pedirla.

Y la comparación con los bares no es gratuita, como el título de la novela os habrá hecho suponer. Porque “Cuando el antro sagrado cierra” es, de todas las miles que he leído, la novela que más y mejor ha descrito, tratado, contado y transmitido el mundo del alcohol, la noche, los bares, las copas, la soledad del bebedor de fondo, los compañeros de farra, las borracheras, las resacas, las lagunas en la memoria…

Si vais siguiendo el proyecto literario en que estoy actualmente enfrascado, (pinchar y seguir desde AQUÍ) veréis que una novela como ésta adquiere una importancia capital.

VENGA A HABLAR DE NUESTRO LIBRO…

Pues sí, mis Estimados. Este sábado volvemos a hablar de nuestro libro. No del nuevo, que ya he empezado a corregir, a la espera de ver si encuentra salida, sino del anterior, de ese «Hasta donde el cine nos lleve» que tantas alegrías nos ha dado.

Si pincháis AQUÍ, veréis una reseña del mismo en el protal «Sobre turismo», lo que nos llena de alegría y satisfacción a Fran Ortiz y a mí. Pero ojo, que si queréis saber y ver cosillas del nuevo libro en que estoy enfrascado, podéis pinchar AQUÍ y  agregar la página a vuestro perfil y seguir de cerca sus evoluciones.

 

Ahora que se acaban las vacaciones de tanta y tanta gente es buena ocasión para viajar desde casa, con libros y películas.

 

Este sábado lo dedico a perserverar en el Talles de Narrativa Creativa y Coaching literario que estoy haciendo con Carlos Salem y del que muy pronto tendréis noticias. Os aconsejo que vayáis afilando ideas, que este otoño va a ser de mucho escribir.

 

¡Hablamos!

 

Jesús Lens, venga a hablar de su libro 😉

¿HAY QUE CUIDARSE?

– “Tenía un compañero, no sé si lo llegaste a conocer. Ferry O’Banon. ¿Lo conoces?

– Creo que no.

– Bueno, pues le dio por cuidarse. Empezó por dejar de fumar. Yo nunca he fumado, así que nunca he tenido que dejarlo, pero él lo dejó y luego fue una cosa tras otra. Perdió mucho peso, cambió su dieta, empezó a correr. Tenía un aspecto espantoso, estaba todo demacrado. ¿Sabes lo que te digo? Pero estaba feliz. Estaba encantado consigo mismo. Ya no bebía, únicamente pedía cerveza y se la tomaba muy despacio, o a lo mejor se tomaba una y luego agua con gas. De esa francesa. ¿Perrier?

– Ajá.

– Muy popular de repente, pero no es más que agua y cuesta más que una cerveza. Pues cuando lo entiendas, a ver si me lo puedes explicar: se pegó un tiro.

– ¿O’Bannon?

– Sí. No digo que tenga relación el perder peso y empezar a beber agua con gas con darse un tiro…”

Este diálogo es de Lawerence Block, leído en su magistral “Cuando el antro sagrado cierra”. Y, por razones obvias, lo traigo a colación. Obvias porque, como algunos Cagalitrosos saben, desde que me aficioné a la Ciego Montero…

En fin.

Jesús Lens. Preocupado.

ASÍ ESTOY. ASÍ ME VEO…

De repente, empiezas a ver la cima de la montaña. Por fin. Pero es entonces cuando el camino más se empina y más retuerce sobre sí mismo. Cuando más revueltas da, intentando vencer el desnivel. Es cuando el aire empieza a faltar, cuando las fuerzas te abandonan, cuando el sendero se hace más borroso. Es cuando dudas de todo y cuando piensas aquello de… ¿qué hago yo aquí? sobre lo que tantas veces hemos escrito. Así me siento estos días, trabajando en ESTE «Café-Bar Cinema»…

¿Escribo como un mono o tengo mono de escribir?
¿Escribo como un mono o tengo mono de escribir?

 

La conclusión es la obsesión
La conclusión es la obsesión