EL CUY, UNA CENA MUY INDIGESTA

Nuestro amigo Bartolomé Leal se ha convertido en el gran abanderado del Cuy como rico plato andino que, personalmente, me resultó un tanto indigesto, quizá porque no debí cenármelo. Aunque los precedentes de personas que cenaron cuy son impresionantes…

Los Cuy, antes de...
Los Cuy, antes de...
Los cuy cocinados por el Genio de Tipón, en los alrededores del Cusco, en un altar prehispánico con representaciones del jaguar, un vaso ceremonial y el propio cuy
Los cuy cocinados por el Genio de Tipón, en los alrededores del Cusco, en un altar prehispánico con representaciones del jaguar, un vaso ceremonial y el propio cuy
Los cuy, bien churruscaditos
Los cuy, bien churruscaditos
Ilustres degustadores del cuy en una famosa cena...
Ilustres degustadores del cuy en una famosa cena...

2010 EN 365 PALABRAS

Ya hemos consumido un mes del 2010. ¿Estará respondiendo a lo que Bartolomé y Rania habían pronosticado? Hablamos de aquella propuesta de contar el año por venir en 365 palabras

 

¿Tenéis las vuestras?

 

«El año 2010 será tu anno terribile. Entenderás por fin esa mezcla de azar y voluntad de la cual ha estado hecha tu existencia desde que naciste fortuitamente en ese país, con una envoltura carnal capaz de arruinar la vida de cualquiera.

 

El azar hará morir a tu padre en los primeros días de enero, al cual seguirá tu madre un mes exacto después; el azar te hará cumplir 64 en los últimos días de noviembre, el azar te hará pasar a retiro laboral en la mitad de marzo; la voluntad hará a tu hija menor estudiar teatro y ser, por azar, inmolada en escena, y la voluntad hará que tu hija recién estrenada de médico vaya designada a un hospital rural y un maldito azar hará que sea raptada por un paciente con delirium tremens. El azar hará también que tu hijo músico sea contratado por una banda rock célebre y desaparezca en una orgía de drogas. A medio año estarás solo, completamente solo.

 

El azar y la voluntad librarán una lucha épica para conducir tu vida en el segundo semestre. Con todas esas pérdidas, tu crisis financiera se aliviará, aunque tu estado mental llegará a su nivel más bajo. Perderás el interés en lo que más aprecias: leer y escribir. La fama póstuma se transformará en una obsesión y, dejando de lado el absurdo intrínseco de la vida, se te formará un tumor cerebral relleno con aquéllo que siempre abominaste: la fe religiosa. Aunque sólo durará unos meses. El azar de un nuevo amor te estimulará a superar el pozo negro; pero tal amor será tan efímero como el azaroso paso de un meteorito.

 

La voluntad te hará decidir terminar con tus días en este año 2010, que será entonces el acabo del mundo. El azar de las lecturas te hizo solipsista: la realidad no existe, todo es una invención propia. Pero el azar hará que no encuentres una forma de muerte voluntaria eficaz y rápida, amén de indolora. El azar hará que tu muerte buscada se transforme en un calvario, y allí estarás, al ocaso del año, postrado, inválido, idiota, musitando que el 2011 será, por fin, el del fin del mundo…»

 

Bartolomé.

 

 

«Siempre pensé que llegado el 2010 estaría felizmente casada con unos hijos maravillosos, un marido igualmente feliz, una perrita preciosa y que todos juntos formaríamos una estupenda y extraordinaria familia. Pero no ha sido ese el resultado y aquí estoy con un 4 en la frente y realmente no sé ni como he llegado a esta situación,  lo que más me acerco a esa familia idílica es que comparto mi vida con un chucho abandonado en plena noche por un dueño cruel, que estaba lleno de garrapatas y que por mucho que le enseñe, sigue orinándose por todos los rincones de mi casa.

 

Pues con este fiasco de vida y pasados mis 40 añitos he decidido proponerme unos propósitos  y mejoras para este nuevo año en el que lo más importante aparte de todo ese rollo de ser mejor persona, es que a partir de ahora tengo prohibido estresarme tanto en mi vida laboral como en la personal. Ya puede tronar, caerse un rayo a mi lado, gritarme el jefe, ladrarme el perro, llegar tarde a una cita o cualquier otra eventualidad que no pienso agobiarme por nada.

Mi segundo propósito es adelgazar. En estos días me apuntaré en el sitio ese donde van los gordos a pasar hambre y de cuyo nombre no me acuerdo. Hacer algo de deporte será fundamental en esta nueva etapa, pero con regularidad, hace unos años me apunté a un gimnasio fantástico en el que pagué la matricula y cinco meses, y solo aparecí un par de  veces. Es que tanto musculito me acomplejaba. Esta vez me prometo a mi misma que no pasará lo mismo.

 

Otro propósito será apuntarme a un taller en el MA de danza iraní, que con sus suaves movimientos me darán paz y serenidad.

 

Y por supuesto no menos importante será encontrar mi media naranja  en este año y me da igual la edad, raza o religión, solo quiero amor y buena compañía.

 

Todas estas buenas intenciones y propósitos puede que se cumplan o no, y sinceramente me importan una mierda, lo fundamental, maravilloso, sorprendente y único que tiene este año 2010 y que me llena de dicha, es que este año comenzará con un bebé en casa que ya viene de camino y traerá la felicidad a mi corazón.»

 

Rania.

HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE NOS LLEVA A BOLIVIA

Y lo hace pasando por Santiago de Chile, donde reside uno de esos tipos a los que, sin conocer, conoces. Y aprecias. Y hasta quieres.

 

Con Bartolomé Leal vengo manteniendo un intercambio literario de lo más rico y fecundo desde hace algunos años. Concretamente, desde que leí y disfruté su aventurera «Morir en La Paz».

 

Y es que Bartolomé no sólo escribe el tipo de libros que a mí me gustaría escribir, sino que otra de sus facetas profesionales, le acerca a ese mundo del microcrédito y la cooperación para el desarrollo que tanto nos apasiona.

 

Por tanto, saber que ESTA RESEÑA de «Hasta donde el cine nos lleve» ha aparecido en el periódico La Ramona de Bolivia, de manos de nuestro Leal hombre en Sudamérica, no por no extrañarme deja de hacerme más feliz.

 

Mil gracias, compadre.

 

Y seguimos hablando…

 

Jesús Lens, ramoneando la mar de contento.

BARTOLOMÉ (*)

Me llaman Bartolomé. En las imágenes suelo aparecer con mi pellejo sobre las rodillas, tal como ese bendito varón que acompañó a Jesús en sus andanzas por tierras galileas. A san Bartolomé lo torturaron, desollándolo, y bajó a los infiernos con su piel a cuestas. Yo también salvé la mía, aunque fui devorado por mis congéneres durante la resistencia tenaz que los indígenas opusieron al poderío hispánico. Un joven taxidermista mestizo rellenó mi envoltura carnal; y aquí estoy, en el museo de antropología, luchando para que polillas e infantes no me desmonten.

 

 Alonso de Ercilla insinuó el hecho en La Araucana. Mencióname en unos versos del Canto XIX… Los españoles fuimos sitiados por los aguerridos araucanos, que no nos dieron tregua y nunca se doblegaron (como incas y aztecas). Nos vimos obligados a comernos unos a otros. Los indios reían a causa de las armaduras, ¿cómo íbamos a digerirlas?

 

 Después los araucanos adoptaron la antropofagia ritual, y cuando Pedro de Valdivia, nuestro noble capitán general, sucumbió a un golpe de macana, su corazón fue merendado por los caciques. El cráneo sirvió por muchos años de recipiente para las libaciones que vigorizaron la gran concertación de tribus que, hasta hoy, resiste a los dominadores.

 

 A mí me carnearon mis compañeros de armas en lo peor de la hambruna, cuando el fuerte de Corral fue sitiado durante seis interminables y lluviosos meses. Me sucedió por gordo y por andaluz. Agradezco a ese amable mestizo, mi hijo secreto, por haber salvado mi pellejo.

 

(*) Segunda de las Biografías Fingidas, que comenzaron con ÉSTA y que ha continuado mi amigo Bartolomé Leal. Ya saben. Su biografía, la que nunca fue, en 250 palabras. ¡Anímense a escribirlas y publicarlas! Foces ya tiene la suya AQUÍ. ¿Alguien más?

CUY

A la vista de las IMGs del cochinillo y del drill que hemos subido estos días, Bartolomé Leal no hace seguir esta otra, de un Cuy, que nos permite continuar un viaje internacional a través de los asados del mundo.

 

Les dejo con el pie de foto con que el propio Bartolomé acompaña tan sugerente imagen:

 

«Aporto con una del cuy (una forma de conejillo de Indias) de la tradición incaica que se consume con placer en las alturas andinas. Aunque para alguna gente eso es comer rata. Hay un pueblito, Tipón, cercano a Cusco, donde se concentran los maestros del cuy al horno de barro. Se prepara relleno con hierbas autóctonas, que se retiran durante el despiece que el maestro hace en la misma mesa de los comensales.

 

Atención a la base de piedra del horno, donde están esculpidos un puma (león andino), un cuy y un quero (vaso ceremonial del Inca).

 

Un abrazo,

 

BL»

 

Gracias, compay.