LAS CENIZAS DE BAGDAD (Y UNA CITA PARA SU AGENDA)

Permítanme que haga una reseña distinta, diferente y a contracorriente de esta estupenda y portentosa novela de Antonio Lozano, un autor al que ya conocen ustedes bien no sólo por las novelas que ha escrito y que hemos reseñado habitualmente en esta bitácora, sino también porque es un buen amigo con el que hemos tenido ocasión de compartir viajes, tragos, charlas, confidencias, proyectos y sueños.

 

La editorial Almuzara acaba de publicar su última novela, «Las cenizas de Bagdad», que les recomiendo vívida y fervorosamente.

 

En primer lugar, porque como ocurre en todas las novelas de Antonio, los protagonistas son esas personas vapuleadas por la vida cuya existencia es dura, difícil y complicada. Pero no se resignan. Son orgullosos, fuertes y con carácter. Personas para las que la dignidad está por encima de cualquier otra cosa.

 

El protagonista de «Las cenizas de Bagdad» es Walid, militante del partido comunista de Irak que, no siendo del agrado del régimen baazista de Sadam, será torturado en una de sus cárceles para, después, iniciar un largo y doloroso periplo que le llevará a Irán, Marruecos y, finalmente, España.

 

Si habéis leído «Harraga» y «Donde mueren los ríos» ya sabréis que Antonio Lozano narra, como nadie, el desgarro y el drama que supone tener que emigrar por obligación. Sea huyendo del hambre, la miseria y la falta de oportunidades o sea, como este caso, exiliándose por culpa de las creencias políticas; la pesadilla de la emigración tiene en Antonio a su más sensible y reconocible cronista.

 

«Las cenizas de Bagdad» cuenta, además, con otro interesante aval, en el que quiero incidir especialmente: está basada en hechos reales. Y cuando utilizo esa muletilla, no me refiero a que el autor ha investigado algún aspecto de la historia y ha rastreado por Internet algunos datos. No. En este caso, Walid existe. Es una persona real. De carne y hueso. De hecho, se llama Waleed Saleh y vive en Madrid.

 

Así las cosas… ¿habrá sabido captar Antonio, realmente, la esencia de la historia de Waleed? ¿Habrá exagerado? ¿Se habrá quedado corto? ¿Hasta que punto ha sido capaz de reflejar, en su novela, los miedos, las ambiciones, las esperanzas y el sufrimiento de Waleed?

 

Pues, amigos, el día 24 de junio, miércoles, en el Teatro Isidoro Máiquez del Nuevo Centro Cultural de CajaGRANADA, dentro del que va ser apasionante I Encuentro de Literatura de Viajes, dirigido por Pedro Enríquez, tendremos la ocasión, tan singular como especial, de escuchar al autor de la novela y al protagonista real de la misma, sentados en la misma mesa.

 

Hace unos días ya les avisaba para que se reservaran esa fecha en su agenda. ¿Se acuerdan? Pues vuelvo a reiterar ese llamamiento. A las 19.30 horas, un servidor tendrá el inmenso placer y el orgullo de charlar con Antonio Lozano y con Waleed Saleh sobre «El viaje de la inmigración» y las relaciones entre la literatura y la vida, el exilio y el viaje por obligación para la supervivencia.

 

Pero no se vayan todavía, que aún hay más.

 

Después de nuestra charla, Javier Reverte, uno de los maestros de la literatura de viajes españoles, nos hablará sobre «Literatura de viajes. Conocimiento y descubrimiento».

 

En serio, ¿se lo van a perder? Seguro que no. Pocas veces tendremos una oportunidad como ésta para conocer, de cerca, las relaciones más íntimas entre la realidad y la ficción.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.         

DE FUNERALES, HEMBRAS Y CENTAUROS

Uno de los aspectos más enriquecedores de tener amigos repartidos por el mundo es que te llegan recomendaciones literarias de lo más diverso, peculiar y variado. Por su parte, lo peligroso de tener amigos que escriben es que te regalan sus libros para que los leas… y los critiques.

 

Y estos días han coincidido, en mis desvelos, dos lecturas que tienen varios denominadores comunes: el primero, estar vinculados, de forma más o menos directa, con nuestro imprescindible y nunca suficientemente valorado Antonio Lozano.

 

Efectivamente, «La hembra del centauro», de Juan R. Tramunt, fue un regalo que me hizo el Gran Hombre de la Barba Blanca después de compartir birras, teatro, mojitos, turismo y largas conversaciones en Agüimes, el pasado año, después de habernos conocido durante un viaje a Senegal organizado por Antonio.

 

Y «Tres funerales para Eladio Monroy» es una novela negra radicada en Canarias cuyo autor, Alexis Ravelo, me fue vivamente recomendado por Lozano, buen conocedor de lo mejor de la novela negra que se publica en las Islas Canarias.

 

Porque ése es el otro nexo de unión de Ravelo y Tramunt: escribir desde las Islas Afortunadas y publicar en editoriales pequeñas, desconocidas por estos lares, pero inquietas, comprometidas y primorosas, celosas amantes del trabajo bien hecho.

 

Y hasta ahí las semejanzas.

 

Porque poco más tienen en común «La hembra del centauro», novela erótica publicada por Puentepalo, con la novela de Monroy, de Anroart Ediciones. Bueno, en otro aspecto sí tienen mucho que ver: en lo muy bien escritas que ambas están, lo deliciosa que resulta su lectura y lo atractivo de sus tramas y personajes, aún siendo tan diferentes.

 

«Tres funerales para Eladio Monroy» es una novela de corte negro y criminal en la que, a través de una estructura muy sencilla, su autor nos presenta a uno de esos personajes a los que te gustaría conocer en la vida real. Uno de esos tipos de una pieza de los que te enorgullecerías si fueran tu amigo. Un sujeto fiable, solitario, duro, amigo de sus amigos y con una insobornable ética personal, que acepta encargos profesionales a modo de detective, sólo cuando los mismos le convencen.

 

Así, entre hacer de chofer y guardarle las espaldas a un empresario de la construcción que personalmente no le cae mal, aunque su actividad le produzca sarpullidos y, después, teniendo que recuperar un vídeo comprometedor de su ex esposa; Eladio Monroy nos guiará por las calles de Las Palmas de Gran Canaria, acompañándonos a garitos infectos y, también, a los ambientes más refinados, dándose la paradoja de que uno no sabe en cuáles huele peor…

 

Acción, ética, juegos literarios con los títulos de los capítulos, personajes inolvidables y una cuidada prosa que te permiten augurar otras muchas horas de gozosa lectura, con las aventuras de Monroy.

 

Juan Ramón Tramunt, por su parte, en «La hembra del centauro» nos regala una maravillosa novela erótica, de esas que debes leer con discreción, si no quieres provocar un escándalo público, esperando al autobús o viajando en metro. Basándose en la mitología clásica, la novela empieza así de fuerte:

 

«Estela Grau no sabía exactamente desde cuándo su marido, con el que llevaba ocho años casada, había empezado a olerle mal.»

 

¿Se puede sugerir más diciendo menos palabras?

 

Lo dudo. Y, a partir de ahí, comienza una historia sensual, en que el disfrute de los sentidos cobra todo el protagonismo, a través de la radical independencia y la fuerza de uno de esos personajes femeninos que, llenos de aristas, complejos y ricos, te reconcilian con una literatura de hondo alcance, con lo que el miedo a que no me gustara la novela de mi amigo Juan Ramón se desvaneció desde la primera página.

 

Y es que los géneros populares, supuestamente menores, cuando son tratados por escritores de raza, como Juan Ramón y Alexis, resultan de lo más estimulante y necesarios para disfrutar con una literatura de calidad, concepto que no debería estar reñido con el de entretenimiento y disfrute, como nunca nos cansaremos de repetir.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

DE DAKAR A SAINT LOUIS

Pero con parada en Granada.

 

Aviso para navegantes.

 

El próximo viernes tienen todos ustedes una cita con un trocito de África. En La Tertulia, C/ Pintor López Mezquita. Granada.

 

El viernes 27 de febrero a las 21 horas.

 

¿La conocen?

 

Allí nos veremos para inaugurar en Granada la exposición colectiva de fotografía que, sobre nuestro viaje a Senegal, ya presentamos en el Festival de Teatro Tres Continentes de Agüimes.

 

Además, nuestro querido y reverenciado amigo Antonio Lozano, gran escritor y mejor persona, nos pondrá al día de cómo van las cosas en el Caso Sankara y nos hablará de sus dos últimas novelas, una protagonizada por un iraquí y otras… bueno, él lo contará.

 

Pero, además, el artista Said Messari presentará dos de sus cortometrajes.

 

Pronto contaremos más cosas de esta cita.

 

Pero lo importante es que reserven en su agenda, libre y subrayada el rojo, la noche del viernes 27 de Febrero.

 

Nos vemos.

 

Jesús Lens… que pasará lista 😉

 

El Jueves 26, a las 20 horas, en el Salón de Grados de la Facultad de Traducción e Interpretación (C/ Buensuceso, 11 de Granada) tendremos también una buena ocasión de hablar de libros. En este caso, la presentación del libro «Viaje a la transparencia. Obra poética completa» del Nobel de Literatura Nelly Sachs, a través de los traductores e intelectuales José Luis Reina Palazón, Antonio Sánchez Trigueros y Wenceslao Carlos Lozano.  

EL AFRICANO

Reconozco que cuando se hizo público en nombre del galardonado con el Premio Nóbel de Literatura correspondiente al año 2008 no sabía absolutamente nada sobre J.M.G. Le Clézio. Jamás había escuchado su nombre y, por supuesto, nada de él había leído.

 

Preguntando sobre el premiado a amigos y conocidos, recibí una sugerente respuesta del novelista Antonio Lozano quién, haciendo gala de su francofonía militante y su extraordinario y envidiable conocimiento sobre literaturas de todo el mundo, me decía lo siguiente:

 

«La concesión del Nóbel a Le Clézio es una buena noticia. Aunque es cierto que no es muy conocido en España, es uno de los grandes escritores franceses contemporáneos. Hace unos meses, el camerunés Raymond Mbassi dio una charla en Granada sobre literatura africana. Él es un especialista en Le Clézio, sobre cuya obra hizo su tesis. En su charla mencionaba una frase del nuevo Nóbel: «Escribir es un oficio de soledad, la literatura un conjunto de fuerzas que resiste al olvido.»

 

Me encantó esa frase y, después, a medida que fui leyendo cosas sobre el galardonado, me fueron interesando cada vez más sus tesis y su forma de entender tanto la literatura como la vida. Pero me faltaba leer algo de Le Clézio. Y no era fácil. Lo que había publicado en España, estaba desparecido y/o descatalogado.

 

Una buena mañana, me encontré un misterioso sobre depositado sobre mi mesa. En su interior, flamante, un libro: «El africano», recién y elegantemente reeditado por AH. Y una dedicatoria manuscrita: «Sigue soñando con África». Ni que decir tiene que, en cuanto he podido, le he hincado el diente al libro. Y lo he devorado de una sentada. Primero, porque es cortito. Pero, sobre todo, porque he conectado desde la primera página con la prosa de Le Clézio y con una historia de recuerdos personales que trascienden lo individual para alcanzar lo familiar y, sobre todo, lo global y universal.

 

Brevemente diremos que «El africano» cuenta los recuerdos que el autor tiene de su paso por Nigeria cuando era niño, después de la II Guerra Mundial, donde su padre era médico rural. Y ser médico rural en el África de los años cincuenta no era cualquier cosa. Pero el libro me ha enamorado, sobre todo, porque nos hace viajar a un pasado mítico y esplendoroso que, sin embargo, no está exento de crudeza, violencia y crueldad, con una feroz crítica hacia el colonialismo que otros autores han descrito de forma tan festiva como entusiasta.

 

Soñar con África. Sí. Este libro te hace soñar con el continente más vital, salvaje, impresionante y cargado de contrastes del mundo. África. Pero Le Clézio no se queda en la superficie de las puestas de sol y las aventuras sin fin. Sin necesidad de contar grandes tragedias o de cebarse en las miserias que corroen a Nigeria, a través de una prosa sugestiva y vibrante, el autor consigue provocar esa ambivalente sensación de atracción y repulsión, de amor y odio.

 

Es lo que tiene la mejor literatura: que provoca sensaciones.

 

A través de las páginas de «El africano» soñamos con un África cercana e íntima, calurosa, bullanguera, festiva y fiestera. El África que excita los sentidos, que invita al viaje y que, como un flechazo, enamora desde el primer vistazo, desde el primer contacto, desde que pones el pie en su suelo. Pero también invita a identificarte con el sufrimiento de un continente maldito, descuartizado y devastado en que la ruindad del ser humano ha encontrado campo abonado para cometer las peores tropelías y las más abyectas crueldades.

 

Ciento treinta y cinco páginas, pues, de pura literatura, de la que se queda grabada a sangre y fuego en la retina, en el imaginario de un lector que queda hechizado por el fascinante universo de Le Clézio: «Me acuerdo de todo lo que recibí cuando llegué por primera vez a África: una libertad tan intensa que me quemaba, me embriagaba y la gozaba hasta el dolor… Ese tesoro está siempre vivo en el fondo de mí y no puede ser extirpado. Mucho más que de simples recuerdos, está hecho de certezas.»

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.