Parguelas volantes

Me gustan los diccionarios de sinónimos alternativos. Como el que señala que un parguela también es un tolai, un pimpinela, un huevón y un pichurria. Un pagafantas y un tontolhaba, en dos palabras.

Me declaro ser todo eso y más porque yo fui uno de los que estuvieron a punto de ser convencidos de que deberíamos dar por perdido el aeropuerto de Granada y convertir al de Málaga en la vía de acceso al turismo aéreo a Andalucía.

Y es que, efectivamente, hubo un momento en que, cuanto más largo era el nombre del Aeropuerto Federico García Lorca de Granada y Jaén, menos aviones aterrizaban en sus pistas, pareciéndose más a los aeródromos fantasma de Ciudad Real o Castellón que al flamante Pablo Ruiz Picasso de Málaga que, para más inri, estrenaba una flamante tercera terminal.

Llegados a ese punto, se generó una corriente de opinión que defendía que la puerta natural de entrada del turismo internacional a Andalucía pasaba por Málaga y que, a partir de ahí, el resto de provincias deberíamos ingeniárnoslas para conseguir atraerlos a nuestras ciudades y pueblos.

De la misma manera, y una vez eliminado el ferrocarril de nuestra vida, los granadinos empezamos a hacernos el cuerpo de que la única manera de salir de la provincia era por carretera, fuera con destino a Madrid, a Levante…o con destino a Málaga y a su aeropuerto. Les confieso que yo, en los último años, cada vez que he tenido que volar, no me he molestado ni en consultar las posibilidades que brindaba el Federico García Lorca.

Menos mal que ha habido en Granada personas menos parguelas que yo con esto del aeropuerto y que, en vez de rendirse, se han empeñado en darle vida y en conseguir más y más conexiones, tanto con otras ciudades de España como del extranjero. A los habituales vuelos con Madrid y Barcelona hay que ir sumando Milán, Manchester, Londres, París, Bilbao, Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria.

Enhorabuena a las instituciones y a las personas que se empeñaron en ir contra la inercia, el conformismo y el abandono. Una enhorabuena que quiero personificar en Marta Torres, la directora del aeropuerto, y en su equipo.

No seamos parguelas: mucha gente quiere visitar Granada y, ponérselo fácil y permitirles que vengan de forma directa, resulta ser un buen negocio.

Jesús Lens

Más areopuerto

He vuelto a volar desde Granada. Y hacía mucho tiempo que eso no ocurría. Lo reconozco: cada vez que tengo que viajar, mis opciones son el aeropuerto de Málaga o el de Madrid. Y ALSA, por supuesto. Ya ni me molestaba en mirar las conexiones desde el aeropuerto de Chauchina, que además de escasas, solían ser desmesuradamente caras.

Para ir a BCNegra, sin embargo, la organización me compró un Vueling. Y me gustó volver al Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén (gracias al ideoso del nombre de nuestro aeródromo por permitirme rellenar la mitad de esta columna de una atacada) que lo encontré muy cambiado.  Y de ello hablo en mi artículo de hoy lunes, en IDEAL.

Aeropuerto Granada

Al menos, por dentro. ¡Si hasta tenemos tres puertas de embarque! Y había vidilla. Meneo. Y mucha gente. Las pantallas anunciaban los números de más de dos o tres vuelos en las siguientes horas y en la cafetería, casi todas las mesas estaban ocupadas. Buenas sensaciones, ya les digo.

Estos días, además, nos llegan noticias esperanzadoras desde Chauchina, que el aeropuerto ha incrementado notablemente el número de viajeros en enero, igual que ya lo hizo a lo largo de 2015. Y que sea el tráfico internacional el que nos esté trayendo más viajeros a Granada es una doble buena nueva, que los guiris son más espléndidos a la hora de gastar.

Aeropuerto Granada pasajeros

Las razones para el aumento de viajeros son variadas, pero la bajada del precio del petróleo es una de las más importantes. Y la inestabilidad en varios países que eran competencia de Granada como destino vacacional también influye. Así, hay que aprovechar la coyuntura para consolidar más líneas internacionales que conecten Granada, de forma directa, con diferentes países europeos. Se está trabajando en ello y esperemos que pronto haya buenas noticias.

Hacía antes alusión al largo nombre de nuestro aeropuerto. Pero ¡qué orgullo, al volver de Barcelona, leer el nombre de Federico García Lorca, bien grande, en la fachada del edificio principal de nuestro aeródromo! Que Pablo Picasso es más corto y sonoro, pero está muy bien que sea Federico el que dé la bienvenida a los viajeros que desembarcan en nuestra nuestra tierra, ¿verdad?

Jesús Lens

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