Salvados por la almazara

En Estados Unidos, cuando un condenado a muerte ha agotado todos los recursos y ya se ha tomado la última cena, solo alberga una esperanza mientras espera a que amanezca: la llamada de teléfono con el anuncio del indulto, firmado por el Gobernador del estado.

Ahí está el tío...
Ahí está el tío…

Hace unos días, cerca de un centenar de olivos de setecientos años de edad, estuvieron a punto de morir. De hecho, las máquinas que iban a arrancarlos durmieron a su vera, todo un fin de semana, esperando a que amaneciera el lunes para arrancar con la ingrata tarea de reducirlos a yesca para quemar. Si se acuerdan, en este artículo lo denunciábamos hace unas semanas.

Pero, como si del mejor thriller se tratara, en el último momento, los olivos fueron indultados. Y, lo que es mejor, además de haber asegurado su supervivencia, podrán seguir haciendo lo mismo que hasta ahora: ser productivos y dar aceite. Ya no tienen que ser trasplantados a rotondas, a patios particulares o a parques urbanos. No han de cambiar su emplazamiento histórico. Porque una almazara de Alomartes, Casería de la Virgen, ha comprado su producción de aceituna de los próximos cuatro años.

Olivos centenarios Íllora

¡No vean ustedes el salto que di cuando leí el artículo de Juan Enrique Gómez con la noticia! Por lo simbólico y, también, por lo económico. Hace unos días, Antonio y Jose, los responsables de la almazara, me invitaron a conocer los olivos centenarios. ¡Qué impresión, ver aquellos troncos añosos, nudosos y retorcidos sobre mismos! ¡Qué sensación, pensar en todos los acontecimientos de los que habrán sido testigos a lo largo de siete siglos! Máxime, estando emplazados en tierra de frontera…

Más allá de los planes comerciales que tienen para el aceite de estos árboles, me emocionó el amor y la pasión con la que Antonio y Jose hablan de unos olivos que, provenientes de Túnez, son los más antiguos del sur de Europa.

Paseando entre los olivos, lo que más me gustó fue comprobar cómo la ecología, el respeto por la naturaleza y el amor por la historia y la cultura confluyen en un proyecto empresarial sólido y bien implantado, que la almazara Casería de la Virgen está especializada en la producción de aceites ecológicos de la mejor calidad.

¿No es una obra de arte en sí mismo?
¿No es una obra de arte en sí mismo?

Pero de eso hablamos otro día. Porque hoy tenemos que celebrar esta extraordinaria lección práctica de Responsabilidad Social Corporativa, muy celebrada en Redes por los lectores de IDEAL.

Jesús Lens

Twitter Lens

Envenenado

Llevaba unos días comiendo mal. Apenas daba cuatro pinchadas o cucharadas al plato, me sentía lleno y pasaba la tarde embotado. Ni agua podía beber. Pesado. Ahíto. Con mal sabor de boca.

Y, luego, las noches, también fatal. Dando vueltas, sintiendo las tripas revolverse, una y otra vez, en un centrifugado permanente.

Hoy dí con la resolución al enigma: mi cambio de dieta, al desayunar.

A una de las mitades del Mollete de Antequera que me como habitualmente, empecé a echarle aceite en vez de mantequilla. Porque, se supone, es mejor para la salud.

 Unta mantequilla

Se supone.

Se supone, claro, que depende de la calidad del aceite que le eches al pan.

Claro.

Joder.

 Unta aceite

El hombre. El hombre es esa acémila que no deja de equivocarse una y otra vez.

Y ahora me doy cuenta de que llevo días envenenándome a mí mismo, de forma sistemática, un día tras otro, de lunes a viernes.

Espero que, volviendo a la mantequilla, el daño sea reversible y no me deje secuelas permanentes.

Por si acaso, aquí queda esto.

¿Vale?

Gracias.

Jesús Lens, el Envenenado.

En Twitter: @Jesus_Lens