Hay que abrazarse más

Este último domingo del año nos toca salir a la calle para abrazarnos. Y abrazarlo. Al Parque de las Ciencias. Ustedes y nosotros. ¿Habrá una forma más bonita, tierna y encantadora de pasar el último festivo antes del vértigo y la aceleración de la Nochevieja y la despedida del año?

A las doce del mediodía estamos llamados a abrazar a uno de los centros científicos y culturales de referencia de Andalucía y de España. Porque necesita de nuestro cariño y atención para seguir siendo un modelo de generación y difusión de conocimiento.

Que una institución se haya ganado el aprecio de sus vecinos hasta el punto de aprestarse a recibir un populoso y sentido abrazo es algo muy hermoso. Y elocuente. Debería servirnos para (re)cobrar conciencia de su importancia, de la cantidad de vocaciones científicas que ha despertado a lo largo de estos años. Y del precioso servicio que presta a las familias granadinas, para las que la Tarjeta Amiga del Parque de las Ciencias tiene tanto o más valor que la Visa y la Mastercard juntas.

El abrazo de esta mañana al Parque de las Ciencias, que ha de ser multitudinario, cálido y generoso, me lleva a reflexionar sobre la importancia del contacto humano en estos tiempos de realidad virtual, inteligencia artificial y asepsia plástica. Hay que abrazarse más. Y besarse, llegado el caso.

Abrazos los ha habido a porrillo a lo largo de la historia. Del abrazo de Vergara que puso fin a la Primera Guerra Carlista al abrazo de Pablo y Pedro en Moncloa de hace unas semanas. Los futbolistas se abrazan tras marcar gol y los músicos antes de salir a escena o al final del concierto, cuando el público les aplaude en pie.

Pero si hay un abrazo cargado de significado es el de Juan Genovés, un cuadro convertido en icono de la Transición y que actualmente está ubicado en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados. “El abrazo es del pueblo, es un cuadro que no me pertenece”, señaló el propio Genovés. Lo mismo debería ocurrir con instituciones tan queridas por los ciudadanos como el Parque de las Ciencias.

Jesús Lens