Que no nos tomen el pelo

Ayer por la mañana, a la misma hora en que Sebastián Pérez comparecía en el Meliá para contar su versión de los hechos del 2+2, yo me encontraba en otro hotel capitalino. No fue un error o un despiste de los míos, aunque cosas más raras se han visto.

Mientras Sebastián ponía los puntos sobre las íes al affaire Salvador y sacudía los resortes de la Ciudadanos Connection, yo escuchaba hablar de cocina e innovación en Arrozante, el restaurante del Barceló Granada Congress. Ya ha arrancado el congreso Granada Gourmet y en los próximos días seré un cúmulo de esferifaciones, retrogustos y texturas más o menos untuosas.

Permítanme por tanto que no les hable del tema estrella del día y que recupere una de las cuestiones que más me inquietan del famoso Plan España 2050 presentado la semana pasada. Vaya por delante que me parece extraordinario que se apele al diálogo y a la confrontación de ideas en temas tan importantes como la transición energética, la educación y el futuro de las pensiones. Ojalá nuestros dirigentes fueran capaces de llegar a acuerdos de mínimos en esas esenciales cuestiones. No deberían ser armas arrojadizas cada cuatro años.

Lo que me inquieta es que, una vez ‘decidido’ que será necesario posponer la edad de jubilación, nos lo presenten como algo bueno, poco menos que una panacea. Y no, oigan, no. Equiparar el ser útiles y productivos a la sociedad con trabajar es una ignominia. Es insultar a esos millones de personas jubiladas que, tras toda una vida dejándose el lomo en sus trabajos, ahora disfrutan del bien más preciado que tenemos a nuestro alcance: el tiempo.

Habrá jubilados que, de acuerdo con según qué estándares, pierdan el tiempo miserablemente. Puede ser, pero es su derecho. Otros cientos de miles de ellos disfrutan de su jubilación aportando su experiencia y su talento a la sociedad. Lo hacen de mil y unas maneras. Por ejemplo, atienden a los nietos para que los padres puedan producir más y mejor. O colaboran con asociaciones y ONG.

A mí me encanta mi trabajo. Disfruto escribiendo y, mientras me quede un hálito de energía, seguiré aporreando estas teclas. Pero lo haría mucho más tranquilo y relajado teniendo garantizadas una jubilación y una pensión dignas en el horizonte, sin el ansia por facturar todos los meses lo necesario para pagar la luz, el agua y la comunidad hasta el 2050.

Jesús Lens

¡Es la ciudad, estúpido!

Vaya por delante que, mientras escribía esta columna, me ha petado el portátil, algo que a usted debería traerle al pairo, pero que quiero resaltar porque es relevante para el tema del que vamos a hablar.

Si un portátil potente tiene, pongamos, 32GB de RAM, el mío tenía una memoria extendida (o como se diga) que llegaba hasta los 64 GB. Contíconeso, cuando le he dicho que me busque toda la información sobre el 2+2 y la alcaldía de Granada, el bicho ha empezado a echar humo. Tras varios minutos procesando, la pantalla me ha mostrado dos pestañas: Cancelar y Continuar. La primera era mucho más grande y luminosa que la segunda. Nada más darle a Continuar, el pobre ordenador ha comenzado a convulsionar, se ha agrietado la pantalla y, segundos después, ha pegado el reventón final.

Lo del 2+2 tiene mucho vicio. Desde que el domingo pasado hablara Fran Hervías, la cosa se ha puesto al rojo vivo. Durante la semana, cada vez que he salido a la calle me he llevado conmigo el cable de carga de la batería del móvil, que apenas tardo cuatro o cinco horas en fundirla mientras rastreo en tiempo real las últimas declaraciones y movimientos en torno al culebrón de la Plaza del Carmen.

Si TG7 hubiera hecho un reality con el tema, lo de Rocío Flores y Tele 5 y el bombazo informativo de la entrevista de Évole a Bosé —el amante bandido consumió drogas en su momento, ¡paren las rotativas!— se habría quedado en mera anécdota catódica en los anales de la historia de la televisión española.

A estas harturas, saber quién será el Alcalde de Granada en verano es mucho menos interesante que el día a día de insultos, traiciones, conversaciones desveladas y pactos de ¿caballeros? de los unos y los otros.

Debería haber una App para consultar ‘Quién es quién’ en este nuevo vodevil y un servicio de alertas que avise de cada nuevo movimiento en el tablero de ajedrez. ¿O es al Monopoly a lo que están jugando en plena cuarta ola de la pandemia, con Granada al borde de un nuevo cierre perimetral?

Lo más gracioso del tema es que, cuando les preguntan, tienen el cuajo de decir, sin sonrojo, que lo importante es la ciudad. Que el equipo de (des)gobierno sigue trabajando por y para Granada. Les falta mirarnos y, enarcando una ceja, escupirnos lo de “¡Es la ciudad, estúpido!”

Jesús Lens

PP y Vox, entre culpas y reproches

Asistí al intercambio de tuits entre divertido y enfervorizado, como el espectador que, en un partido de tenis, gira el cuello a izquierda y derecha para no perderse un solo golpe de los jugadores.

Todo comenzó con otra incisiva entrevista de Quico Chirino. Esta vez, a Teodoro García Egea, secretario general del PP. (Leer aquí). Una de las preguntas obligadas versaba sobre la rocambolesca operación que dio la alcaldía de Granada a Luis Salvador en representación de Ciudadanos, que solo había obtenido cuatro concejales en las elecciones municipales.

Foto: Ramón L. Pérez

Sin entrar en muchos detalles, Teodoro responsabilizó a Vox de aquella decisión, por haber vetado a Sebastián Pérez. A partir de ahí arrancó el goteo cruzado de tuits y declaraciones de Macarena Olona, Jorge Saavedra y el propio Sebastián Pérez, que no dudó en criticar a la ‘efebocracia’ que busca su relato igual que los personajes de Pirandello buscaban autor.

El mejor resumen de este disparate lo encontramos en el siguiente y elocuente titular de la portada del IDEAL de ayer: “Vox y PP se culpan mutuamente de haber convertido a Luis Salvador en alcalde”. No creo que sea necesario hacer ningún otro comentario. El mes de junio está a la vuelta de la esquina y, con él, la famosa amenaza —¿o era promesa, pacto no escrito entre caballeros?— del 2+2, operación para la que García Egea dice dar autonomía al PP granadino.

Cuando era tiempo de risas

Lo más llamativo de la entrevista con Teodoro García Egea es que saca pecho de la labor de sus concejales en el consistorio, donde “el PP tiene las áreas de mayor peso y es claramente decisivo en el Ayuntamiento y en la junta de gobierno”. Se ve que no está al cabo de la calle de lo que una inmensa mayoría de la ciudadanía opina sobre la gestión municipal de estos dos años. Si tuviera una mínima noción del hartazgo y el rechazo mayoritarios que provoca, trataría de enfriar las bondades de la cohabitación, poniendo tierra de por medio.

La otra gran cuestión que trata la entrevista es la hipotética fusión entre las derechas y la posibilidad de que Luis Salvador repita como candidato a la alcaldía de Granada, pero con el carné del PP. “Somos un partido abierto”, declara García Egea. “Pero tenemos nuestros procedimientos también”. Todo ello, echándose unas risas, como refleja Chirino. Y no sé yo si el patio está precisamente para chanzas, la verdad.

Jesús Lens

1+3

Es lo que tiene ver demasiadas series de televisión: terminas creyéndote un showrunner todopoderoso y molón, capaz de controlar todos los giros de guion hasta llegar el desenlace deseado. La política, sin embargo, es veleidosa, caprichosa e imprevisible. ¡Que se lo digan a tanto gurú visionario, antaño conocido como consejero áulico!

Al despertar, el dinosaurio seguía allí. Pero más gordo, más grande y mucho más crecido y rugiente. De una gobernabilidad complicada, España ha desembocado en una gobernabilidad imposible, salvo movimientos inesperados.

Dejando al margen las cábalas y los apresurados análisis de las últimas horas, la mayoría de ellos más basados en deseos que en realidades posibles o probables, centrémonos en Granada capital, donde Sebastián Pérez ha estado quieto y callado… hasta ahora.

Tras la fallida operación Puente de Plata senatorial, Sebastián Pérez se queda en casa. El PP ha ganado en Granada capital y Ciudadanos ha quedado laminado. ¿Cómo afectarán los resultados del domingo a la alcaldía de Luis Salvador? Habrá que estar atentos al congreso extraordinario del partido naranja, pero los proyectos personalistas son muy difíciles de reencauzar cuando hacen aguas.

Que las del 10-N no eran elecciones municipales, lo sabemos todos. Que la llegada de Salvador a la alcaldía fue rocambolesca, también. Si gobernar con 4 concejales estaba siendo tarea harto difícil, como el actual alcalde se empeñe en seguir negándole el 2+2 a Sebastián Pérez, será misión imposible.

No es halagüeño el panorama para la capital granadina. Con el horizonte judicial de Paco Cuenca sin despejar, el auge de Vox y la debacle de Ciudadanos no hacen sino enmarañar el futuro. El presupuesto, por ejemplo. ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo PP, Cs y Vox para sacar adelante un presupuesto, en estas condiciones? ¿Será requisito sine qua non dejar resuelto lo del 2+2?

Malos tiempos para la lírica. Peores aún para la política. El ruido de fondo que nos espera en las próximas semanas no hará sino alejarnos la cruda realidad de un gobierno precario, tanto allí como aquí. Lo mismo, del 2+2 se empieza a hablar del 1+3…

Jesús Lens