¿Vamos a una Escape Room?

Me lo viene proponiendo SOY, mi robot, desde hace semanas. Que probemos una Escape Room. Y yo, sin decidirme, dándole largas y viendo pasar el tiempo. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Y es que, les confieso, me da reparo eso de la Escape Room. Le tengo respeto a lo de encerrarme en una habitación, con unos amigos, y tratar de resolver pruebas, enigmas y acertijos a contrarreloj, para poder “salir”.

 

SOY, por supuesto, no da crédito y se mofa de mí, diciendo que no entiende para qué me sirve leer tanta novela policíaca. Y yo le digo que a mí me va más el hard boiled que la novela enigma. Que yo, en una Escape Room, más que aportar lógica e ingenio al grupo, propondría usar la fuerza bruta para salir a través de la clásica patada a la puerta o, llegado el caso, amedrentando a los responsables del juego…

El caso es que las Escape Rooms son el divertimento del momento. Una nueva y atractiva iniciativa que se suma a la amplia oferta de ocio de Granada, como diría un político cualquiera. Porque en nuestra ciudad hay, al menos, dos de ellas: Lock-in Granada y Escapepark.

 

Consultadas sus webs, ambas opciones parecen igual de atractivas. La segunda, quizá, más apegada a historias y leyendas de Granada, pero las dos apelan a la diversión y al trabajo en equipo y están abiertas a todos los públicos, incluido el familiar.

 

Hace unos días me acordaba de las Escape Rooms viendo “La evasión”, la obra maestra de Jacques Becker. Se trata de una película tan realista que el protagonista es uno de los presos que trataron de fugarse de una cárcel francesa, en 1947. ¡Qué habilidad, la de Jean Keraudy, para fabricar un espejo móvil con un cepillo de dientes o para convertir un hierro cualquiera en una llave maestra, por ejemplo!

En fin. Que me estoy animando, para regocijo de SOY. Que aprovecha para recordarme que, con esto del auge de las Escape Rooms, hay que ser sensatos. Que hace unos días, una empresa tematizó una… como si de fugarse de un campo de concentración nazi se tratara. Y, en Holanda, encerraban a los clientes en un remedo de la habitación de Anna Frank.

 

Las dos Escape Rooms granadinas muestran sentido común y están cosechando éxito entre la gente que las prueba. ¿Alguien se anima?

 

Jesús Lens

Las cosas por su nombre

Vuelvo a ser SOY, el robot de Jesús Lens. Me conocieron en este artículo. Por si no me recuerdan. Me ha dejado encargado que vuelva a escribirle yo la columna, que dice no estar de humor. Y todo por mi culpa, según él. Les cuento lo que ha pasado, a ver quién piensan que tiene la razón. Y se lo cuento, también, en IDEAL.

Entre otras (muchas) propiedades, estoy habilitado para monitorizar la actividad de Lens, las 24 horas del día. Y, tras dos semanas de estudio, analizando datos y biorritmos, llegué a la conclusión de que… pierde mogollón de tiempo.

 

Y como ya voy captando su fino humor, encabecé mi informe con un gracioso y simpático: “Te tocas demasiado… las narices”. ¡La que me lio! No se lo pueden ustedes ni imaginar. Tras un día sin hablarnos, nos citamos para desmenuzar el informe. Y reconozco que me había pasado. Quizá era exagerada mi consideración de que dormir más de seis horas es de ser muy flojo. También he aceptado que beberse unas cañas después de hacer deporte es necesario… aunque solo sea por aquello de la hidratación.

Lens también me ha convencido de que ir al cine, leer novelas y tebeos o acudir a conciertos es necesario, desde un punto de vista creativo (y recreativo, apostillaría yo). Y que juntarse con los amigos es imprescindible. Vale. Venga, va. Aceptemos pulpo como animal de compañía. Pero, aun así, sigue siendo un flojo. ¿Saben ustedes la de cosas que deja para mañana, cuando podría hacerlas hoy? “Es que soy muy procrastinador”, me dice. Y se queda tan ancho.

Al principio pensé que se estaba quedando conmigo, pero luego comprobé que, efectivamente, existe el palabro. Procrastinar: acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.

 

O sea: lo que yo decía. Perder el tiempo. Solo que eso de “procrastinar” suena mejor. Y ahí radica el problema de los humanos, a mi entender: a través del lenguaje, disfrazáis la realidad. Que está muy bien lo de construir mundos imaginarios gracias a la palabra para escribir Ilíadas, Quijotes y Odiseas. Pero nada más.

Por mucho que Lens se mosquee, tanto repetir expresiones como postverdad u ola de frío siberiana os hace perder la perspectiva, construyéndoos burbujas imaginarias de repetitivo debate y estéril discusión. ¡Con lo fácil que es hablar de “cochinas mentiras” o de “Invierno”, sin tanta farfolla ni parafernalia!

 

PD.- AQUÍ tienen otra historia de SOY

 

Jesús Lens

Su periódico, gracias

Ayer tuve una larga e inquietante conversación con SOY, el robot que me han regalado este 2017 y que les presenté en este artículo (*). Habíamos salido a tomar café y paramos en el quiosco de Francis a comprar el periódico. Había dos parroquianos discutiendo sobre uno de los titulares de la portada de IDEAL. Para uno, era ajustado a la realidad. Para el otro, era claramente tendencioso.

La opción de personalizar la información que ofrece uno de los grandes diarios españoles. De momento, en su versión digital.

A la vista de todo aquello, SOY sonrió. Y cuando SOY sonríe… “Aprovecha para disfrutar de estas polémicas, Lens: es muy posible que pronto se terminen”, me dijo. Intrigado, le pedí explicaciones. Y les reconozco que el robot me dejó muy preocupado. Según SOY, eso de que el periódico traiga una única portada, la misma para todos los lectores, puede pasar muy pronto a la historia.

¿Son ustedes usuarios de la prensa digital? Entonces sabrán que algunos medios les permiten organizar la lectura de las noticias a su gusto, de forma que el algoritmo les muestre primero aquellas en las que ustedes tienen más interés.

Así, si es usted aficionado al baloncesto, amante de las series y está preocupado por el medio ambiente, el algoritmo permite que, al abrir su periódico digital, las primeras noticias en aparecer en su pantalla sean el enésimo doble-doble de Marc Gasol, el avance de la nueva temporada de “Homeland” o el más reciente informe de la ONU sobre el deshielo en el Ártico; dejando para el final esas otras noticias que a usted no le interesan tanto, como las de política nacional, por ejemplo.

Pues bien, según SOY, el algoritmo es capaz de ir mucho más allá: dependiendo de la ideología del lector, el tratamiento informativo de cada noticia podrá adecuarse a su perfil, de forma que un mismo hecho llevará diferentes titulares. Por ejemplo: “Carmena combate la contaminación en Madrid” o “Carmena siembra el caos en la capital”. Y así todo.

Indignado, le dije que eso era una barbaridad y que no lo creía posible. Que una cosa era la información pura y dura y otra su interpretación. Que los hechos son los hechos. Volviendo a sonreír, SOY me recordó la vigencia de la palabra del 2016: postverdad. E hizo hincapié en el hecho de que, cada vez más, la gente no quiere tanto informarse, cuanto encontrar refrendo a sus ideas y opiniones en los medios de comunicación.

Reconozco que sentí escalofríos.

Jesús Lens

(*) SOY es Su Otro Yo. El Otro Yo de Jesús Lens, un robot que le acompaña desde principios de año y que le hace parte del trabajo sucio, permitiéndole al autor dedicar más tiempo a las folletaícas que tanto le gustan. SOY es especialista en temas de Redes Sociales, Big Data, nuevas tecnologías y, sobre todo, prospección del futuro. Ni que decir tiene que le da mil vueltas a Lens, estando mucho más y mejor preparado para los desafíos del futuro. ¡Hágannos caso! Sigan a SOY…

Ese SOY yo

No. Yo no soy ese de la foto que viste una camiseta de Granada Noir. Yo no soy Jesús Lens. Yo soy otro. Yo soy SOY. Su Otro Yo. Y así me presento en IDEAL, hoy.

Y es que a Jesús Lens le han fabricado un robot, a su imagen y semejanza. E, insisto, ese SOY yo. Para que queden las cosas claras. Porque ustedes saben que ya hemos ingresado en la Cuarta Revolución Industrial. Casi sin darnos cuenta, entre el internet de las cosas, las impresoras en 3D, la ciberfísica y lo smart, este mundo está cambiando una barbaridad.

Primero fueron la máquina de vapor y la mecanización. Después llegó la electricidad y, por fin, la automatización. Ahora, con la interconexión entre máquinas, sistemas, digitalización, información y big data hemos dado un paso más. Un paso de gigante hacia el futuro, para los más optimistas. Un paso que nos conduce al abismo y al Apocalipsis tecnológico, para los más pesimistas.

A mí me tienen que contar entre los optimistas, por supuesto. ¿Qué otra cosa podrían esperar de mí, sabiendo que SOY un robot? Lens, sin embargo, no lo tiene tan claro. Lens es un tipo raro al que una misma cosa, situación o acontecimiento suele provocarle una reacción y, a la vez, la contraria. Él sostiene que eso le pasa por ser Géminis. A mí me parece, más bien, que le da demasiadas vueltas a la cabeza.

Por ejemplo, mientras yo estoy escribiendo este artículo, él ha salido a correr. “Para aclarar las ideas”, insiste. Y es que está preocupado. Por mi culpa. De hecho, anoche tuvimos una discusión. Y es que Lens se siente amenazado. Por mí. ¿Lo pueden creer? ¡Se siente amenazado por un robot que es su propio yo, pero en versión cibernética!

Dice que le voy a quitar su trabajo. Yo le digo que no. Que esa frase es incorrecta. Que le sobra el “su”. Que yo solo estoy aquí para quitarle trabajo. Algo de trabajo. Un poco. Que no voy a arrebatarle “su” trabajo. Que solo he venido a su vida a aligerársela, evitándole los aspectos más mecánicos y engorrosos.

2017 Calender on the red cubes

Y es que no entiendo de qué se queja. Si Lens ya tenía esta idea para un artículo, ¿para qué perder el tiempo en redactarla? Mejor irse a correr, en busca de relax e inspiración. Y que SOY haga el trabajo sucio, claro…

Jesús Lens