IDIOMAS / IDIOTAS

La columna de hoy viernes en IDEAL, que parte de un tema sólo aparentemente banal, del que podemos saber más AQUÍ….

 

Dentro de unos días tendré que tomar una decisión. Os parecerá idiota, pero la comparto con los lectores porque, pienso, va un poco más allá de lo meramente aparente. En unas semanas, la Fox emitirá, «en directo», el último episodio de «Lost», de dos horas y media de duración. Y escribo «en directo» porque parece que la emisión se hará simultáneamente con Estados Unidos, en un inédito ejercicio de estreno planetario y global del cierre de una serie de televisión de la que se ha escrito, hablado y discutido hasta la saciedad.

La decisión, por tanto, es decidir si me uno a los millones de espectadores que verán el desenlace de «Perdidos» a la vez… o me espero a que el capítulo definitivo sea doblado y lo disfruto con las voces «españolas» de sus protagonistas. Porque, tras seis años con ellos, se me haría muy raro, de golpe y porrazo, escuchar a Hugo, Locke o Kate speaking in English.

Y lo que más me indigna, conmigo mismo, es que en teoría yo sé inglés. Además de por las famosas clases particulares, porque lo estudié en el colegio e instituto desde los seis hasta los dieciocho años de edad. Que ya está bien. ¡Doce años dedicados al estudio del inglés para, al final, no ser capaces ni de indicar a un guiri cómo se llega a la Catedral de Granada! Doce años. Se dice pronto. ¿Alguien se ha planteado cómo es posible mantener un sistema de aprendizaje de un idioma en el que, tras doce años de estudio, el común de los mortales es incapaz de mantener una conversación mínimamente seria con un hijo de la Gran Bretaña?

Lo curioso es que, con ejemplos como el de «Lost», resultará que, para aprender inglés, nuestra gran aliada va a ser la televisión. Los últimos índices de audiencia señalan que los canales temáticos a través de la TDT ya captan el 50% de la audiencia infantil. Apenas los padres se conciencien de que la televisión en VO es la más práctica de las herramientas para el conocimiento de un idioma, Pocoyó y Hanna Montana serán los mejores maestros de inglés de la chavalería. ¡Fijémonos en el ejemplo escandinavo, donde no existe el doblaje televisivo!

Y, entonces, podremos centrar los esfuerzos educativos en la enseñanza de un segundo idioma que, en Andalucía, proponen que sea… el portugués. Con todo el cariño del mundo por nuestros vecinos lusitanos, Lula da Silva, Cristiano Ronaldo y las Olimpiadas, ¿no sería mejor centrarse en el francés, con lo que uno podría viajar prácticamente por todo el mundo, entendiéndose con la gente?

Y, puestos a facilitar el entendimiento con nuestros vecinos, ¿no sería mucho más útil y productivo aprender árabe? Económica, histórica y culturalmente, España y el Magreb deberían estar felizmente condenados a entendernos. Y, para eso, conocer el idioma ayuda bastante… ¿no creen ustedes?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

EL ARTE DE PERDER CLIENTES

Soy un Facilón. Mucho. Mi primer móvil fue un MoviStar. Desde entonces, siempre he tenido un teléfono de dicha compañía. Mi ADSL casero es de Telefónica y, por eso, cuando me compré un microportátil HP, me fui a un Espacio (que suena más bonito que Tienda, pero que es lo mismo) MoviStar. Allí me hice con un módem que me permitía ser libre y feliz como un pájaro, siempre on line, siempre conectado.

 

Quiso la mala suerte que, un mes después de haber vencido la garantía, el HP petara. Tras decirme que pitos y que flautas, me proponían que se lo mandara y que por una pasta gansa, me hacían un presupuesto y calendario para la posible reparación. Ya se podrán imaginar mi respuesta al los (de) HP.

 

Máxime, cuando vi el iPad y me enamoré del iChisme de Jobs. Que, me temo, esta vez sí caigo en sus garras, abandonado por los (de) HP.

 

Compuesto, sin HP, pero con un módem inútil, me dejé seducir por la simpática publicidad de MoviStar en que, aludiendo a que nos encanta cambiarle el nombre a las cosas, podremos llamarles como queramos, pero que Telefónica, MoviStar y demás partes del conglomerado de la comunicación, desde ahora, son una única cosa: MoviStar. ¿Lo habéis visto? Está muy bien.

 

Porque, además, he leído que a los titulares de un smartphone, cuando se compren el iPad, les darán un duplicado de la tarjeta SIM para usar ambos cacharros por el mismo precio.

Así las cosas, me planté en un espacio MoviStar. Y le expliqué a la zagala lo que quería.

 

Mi idea era sencilla:

– Comprarme un Smartphone que sustituyera al extinto y denostado HP.
– Reservar un iPad, para en cuanto salga.
– Que me cambiaran la línea del módem inútil por la del SmartPhone, aunque ésta fuera más cara. Si era una subida razonable, me conformo.

 

Soy Facilón.

 

Lo dije antes.

 

Y un punto caprichoso.

 

Me molaba llevarme el Smartphone y conectar con Twitter y Facebook desde la calle, subir fotos y demás. Y me hacía ilusión encargar mi iPad. Además, seguro que reservaba el más caro. Para una vez que iba a hacerme con un iAlgo… ¡que fuera el mejor!

 

Pero, entonces, surgió el problema.

 

Mi gozo en un pozo.

 

Resulta que mi línea de módem tiene una cláusula de permanencia que dura hasta noviembre de 2010.

– ¿Y no podemos convertirla en una línea para un teléfono?
– No – me dijo amablemente la chica que me atendía. – Es que los módems son una línea y los teléfonos son otra.

¿Sabéis lo malo de ser un Facilón?

 

Que, cuando te tocan la moral, no discutes mucho. Volví a explicarle a la mozuela lo que pretendía, pero no le puse excesivo empeño. Tampoco me alteré. Sencillamente pasé. Pasé mucho. Pasé del todo.

 

Es como cuando empiezas a ir a la cafetería de debajo de casa. Uno se deja llevar. Mientras te traten con una cierta cordialidad, todo va bien. Mientras te pongan la tostada medianamente pasada, todo va bien. Mientras te pongan el café razonablemente rápido, todo sigue yendo bien.

 

Hasta que, por la razón que sea, algo se tuerce: una mala contestación, una mala cara, tenerte 15 minutos esperando por un café, que atiendan a todo pichichi antes que a ti, aunque hayas llegado antes… entonces, sencillamente, buscas otra cafetería y sanseacabó.

 

Por eso, ahora, estoy mirando las ofertas de Smartphones de Vodafone y la reserva del iPad la haré con dicha compañía.

 

No por nada. Sólo porque soy un Facilón que no entiende ciertas cosas y, sobre todo, que no tiene ganas de pelearse.

 

Se me hace extraño entrar en una tienda (o espacio) de la que soy cliente, mostrar interés no sólo en seguir siéndolo, sino en serlo más todavía… para salir siendo un próximo y convencido ex – cliente.

¡Entré dispuesto a gastarme una buena pasta en los chismes y conexiones que venden y salí pensando en hacer negocio con la competencia!

 

Seguramente, el raro soy yo. Y seguro que estoy equivocado en mi forma de encarar este asunto. Pero ¿qué le vamos a hacer? Ser un Facilón, es lo que tiene.

 

Jesús FáciLensón,
ex cliente de MoviStar,
recién converso a Vodafone.

BOYERO EN CANNES

Vaya. Pues a Boyero tampoco le ha gustado lo último de Oliver Stone, «Wall Street 2» como dice AQUÍ. Pero le ha gustado una película … coreana!!!! Las vueltas que da la vida.

 

Muy sincero Carlos Boyero, cuando habla de Michael Moore, como AQUÍ, en su nuevo vídeo desde Cannes. (Más abajo, las críticas a Robin Hood) 

 

Del Chat con Carlos Boyero, desde Cannes:

 

Si miro los nombres de la mayoría de directores que tienen película en la Sección Oficial, noto algo cercano al escalofrío. Ojalá que mis contrastados prejuicios se evaporen. ‘Robin Hood’ me ha decepcionado, me ha aburrido un poquito, algo imperdonable con semejante tema. Acabo de ver un documental italiano titulado ‘Draquila’, dirigido por Sabina Guzzanti, la Michael Moore italiana, que es otro inquietante retrato sobre el impresentable Silvio Berlusconi, sobre su capacidad para hacer negocios y manipular a la gente después del terremoto que destrozó la ciudad de L’Aquila. Lo que más me apetece ver de toda la programación de Cannes, es lo último de Iñárritu, Woody Allen y la segunda parte de ‘Wall Street’ que ha dirigido Oliver Stone.

 

Ohhhhhhhhh… qué decepción 🙁

 

A Carlos Boyero, el nuevo Robin Hood, no termina de convencerle. Y sobre la programación de Cannes… pesimismo.

 

Ver AQUÍ.

 

¿Fiasco a la vista?
¿Fiasco a la vista?

Y digo bien ver porque… ¡han vuelto los vídeos de Carlos Boyero! Aunque si queréis leer su crítica sobre el prescindible Robin Hood, AQUÍ la tenemos.  

 

Menuda racha de decepciones, junto a ESTA y a las que os comentaré mañana. Estoy de un llorica…

 

Jesús Lens, la SuperNenaza.