Y ENTONCES LA RIÑA COMENZÓ

Yo no digo ná, que estas pequeñas historias de maridos y mujeres me las ha hecho seguir Peter…

Mi mujer y yo estábamos sentados en la mesa de un restaurante, yo me estaba fijando en una chica borracha que estaba sola en una mesa próxima, y que balanceaba su copa.

 

Mi mujer preguntó: «¿La conoces?»

 

«Sí,» dije yo. «Ella es una antigua novia mía… Sé que empezó a beber después de separarnos, hace ya bastantes años y, por lo que sé, nunca más ha vuelto a estar sobria.

 

«¡Dios mío!», dijo mi mujer, «nunca pensé que alguien pudiese celebrar algo durante tanto tiempo?»

 

Y, entonces, la riña comenzó…

..

y entonces la riña comenzó

La mujer está desnuda, mirándose en el espejo de la habitación.

 

No está feliz con lo que ve y dice al marido:

 

«Me siento horrible; parezco vieja, gorda y fea. Por favor, necesito un elogio tuyo.”

 

El marido responde: «De la vista estás perfecta!!!».

 

Y, entonces, la riña comenzó…

TODO ES SILENCIO

“La boca no es para hablar. Es para callar”.

Así empieza la última novela de Manuel Rivas. Y convendréis conmigo en que no es un comienzo cualquiera. Se trata de un par de frases que marcan el resto de una narración. Que contextualizan. Que conceptualizan lo que va a pasar en las siguientes 250 páginas de una novela, “Todo es silencio”, muy, muy especial.

He tardado mucho, pero mucho, muchísimo en escribir la reseña, desde que terminé la lectura del libro. Me costaba dar con el tono oportuno y preciso. Es curioso, hoy me criticaban algunas de mis reseñas. Por una parte, porque les meto “personas” reales, hablando de amigos, momentos o circunstancias meramente subjetivas, lo que en realidad no me preocupa ni un ápice. Como le decía a mi interlocutora, necesito divertirme a la hora de escribir y mezclar literatura, cine o música con otras cuestiones personales no sólo me gusta sino que me parece esencial. A fin de cuentas, somos lo que leemos, vemos, escuchamos…

Sin embargo, que me dijera que algunas reseñas o entradas eran “aburridas”… grrrrrrr. Eso sí que me dolió. ¡Aburridas! ¡No, por favor! Si algo intento, a la hora de escribir, es no aburrir.

Pues bien, a la hora de escribir sobre la última novela de Rivas, no me sentía cómodo. Así que lo dejaba para otro momento. Porque no daba con el tono. Y no daba con él porque el tono de la novela es muy especial, muy íntimo y muy personal. Sobre todo tratándose de una novela negra. Muy negra. Negra como el txapapote que el Prestige vomitó sobre la Costa da Morte.

Desde hace muchos años, Rivas es uno de mis escritores favoritos. Pero de no ficción. Me encantaban sus libros sobre Galicia y el ser gallego. Y sus artículos y reportajes en los periódicos. Me encanta cómo mezclaba la realidad y el realismo con la fantasía, la mitología y la imaginación.

Sin embargo, con las novelas me costaba más. No llegué a conectar con “El lápiz del carpintero” y con “La lengua de las mariposas” hice eso tan socorrido de ver la película. Sobre todo, porque era excelente. Pero tenía un resquemor por no leer a uno de los autores más reputados del panorama literario español. Así que, al leer la Carta de la Librera negra y criminal en la que hablaba maravillas de “Todo es silencio” me tiré de cabeza a sus páginas.

¡Bendito momento!

Porque esta novela no sólo cuenta una historia de violencia y narcotráfico, de lealtades y rivalidades, amistades traicionadas y enemistades enquistadas. “Todo es silencio” narra un país en un momento dado. Un estado de ánimo. Una sociedad. Como las grandes obras de la literatura universal, la trama y los personajes sirven para describir y dar a conocer todo un universo que, no por cercano, podría resultarnos menos sorprendente. Porque la Galicia de los años 80 y 90, como bien ha dicho Rivas, pudo convertirse en Sicilia, dado el nivel de permeabilidad que el narcotráfico llegó a tener en la comunidad.

A través de espacios como la Escuela de los Indianos o el Ultramar “posada, bar, tienda y bodega” de Brétena, mostrando las relaciones de Fins, Leda y Brinco con Mariscal y de éste con todos, a través de capítulos tan breves como intensos y de una prosa poética tan evocadora como tierna; tan contundente como dura y descarnada, “Todo es silencio” se convierte en un esbozo, en un trazo impresionista que describe la Galicia del narcotráfico con muchas más fuerza que el retrato más puntilloso y técnicamente perfecto que imaginarse pueda.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

I’M BACK

Hablemos hoy de finales. De finales que son nuevos principios. Hablemos de una película como “El color del dinero”, segunda parte apócrifa de esa joya llamada “El buscavidas”

Porque sí hay segundas partes que fueron buenas, más allá de “El Padrino”.

“El color del dinero” está protagonizada por un joven jugador de billar, Vincent, y por su mentor, un antiguo jugador retirado, el mítico Eddie Felson. Tras muchos avatares, la pareja rompe sus relaciones profesionales y cada uno va por su lado. Hasta que se reencuentran. Sobre una mesa forrado con paño verde. Porque Eddie ha vuelto a jugar. Y busca desquitarse con su discípulo aventajado. Ambos aparecen en pantalla, frente a la mesa de billar. Hablan. Del futuro inmediato.

Golpean sendas bolas con sus tacos, para ver quién empieza la partida y después de hacer un saque prodigioso, seco y contundente, que resuena en la sala con la potencia de un cañonazo, Eddie pronuncia una de las frases más emocionantes de su carrera, unas palabras tan cortas y sonoras como su golpeo con el taco, un breve discurso, cargado de sentido y sentimiento:

“I`m back!”

Jesús Lens

DISCUTIR

El sábado, con cuentagotas, me llegaron algunos mensajes al móvil. Y al correo electrónico. Y al Facebook: Fernando de Villena, compañero de tertulia y amigo de Gregorio Morales, escribía en IDEAL un artículo sobre “La cultura en Granada” en que, partiendo de mi columna de hace dos viernes en el mismo periódico, daba su versión de lo que deberían hacer las instituciones del ramo.

Mis amigos se metían conmigo, cariñosamente, llamándome polemista y busca bocas.

Y tienen razón, claro.

¿Para qué, si no, va a escribir uno? ¿Para estar de acuerdo con todo el mundo? Dicha pretensión, además de insensata, es absurda. Además de que… ¡me encanta discutir! Claro que sí. Y me gusta que los artículos que uno escribe, sin caer en el insulto o la descalificación, susciten reacciones, opiniones y comentarios.

Discutir debería ser considerada una de las Bellas Artes. Una buena discusión (o debate, por llamarlo de otra forma más pacífica) no tiene precio. Y no se trata de intentar convencer al otro, sí o también. No se trata de imponer a nadie tu verdad. Se trata de opinar, de aportar argumentos, de pensar y hacer pensar a los demás.

No sé si entre la columna de Morales, la mía y la de Fernando de Villena os ha dado ocasión de reflexionar sobre la cultura en Granada y el papel que deben jugar la instituciones, pero pienso que ha sido un debate, una discusión interesantes que a todos nos debe haber venido muy bien para replantearnos algunas certezas, repensarlas y, después, sacar conclusiones.

Cuando discutimos acerca de algún tema es porque éste nos interesa y no nos deja indiferente. Sólo por eso, ya merece la pena. Si, además, nos permite ver una cuestión desde un punto de vista diferente al habitual, mejor que mejor.

Y la vida continúa.

Por ejemplo, en el mes de febrero y dentro del Festival de Cine Retroback, entre las actividades paralelas de que podremos disfrutar, está la representación en el Teatro CajaGRANADA de una obra de teatro de Gregorio Morales sobre Marilyn. Una obra de teatro adscrita a la estética cuántica. Tengo mucha curiosidad por verla. Ya hablaremos más en concreto, cuando se acerque la fecha.

A Gregorio no le gustan según qué cosas de la Obra Social CajaGRANADA. Perfecto. Da su opinión, otros damos la nuestra, como empleados de la Caja, por supuesto, pero también como ciudadanos, lectores y espectadores de a pie. Y, después, paz, gloria… y Marilyn. En su dimensión cuántica. En el Teatro CajaGRANADA.

¡Allá lo vemos! ¡Allá nos vemos!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- ¿Son Muñoz Molina, Juanjo Guarnido o García Montero fuegos de artificio? 😉