MEDIA MARATÓN DE GRANADA 2010: DOS CORREN JUNTOS

Fotos cortesía de Cruz Santos.

Más impresiones de la Media Maratón, en ESTA multicrónica de Las Verdes.

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Da gusto volver a casa, a la caída la noche, después de haber disfrutado de una intensa jornada de deporte, fraternidad y Amistad sin límites, uno de esos días redondos en los que todo sale bien, de los que quedan para el recuerdo.

En realidad, este domingo 7 de noviembre comenzó la noche del 6, en mitad del concierto de Joe Lovano, en el Festival de Jazz de Granada. Había pasado todo el sábado comportándome como se supone que debe comportarse alguien que, al día siguiente, tenía que enfrentarse una carrera dura y exigente. Descansando, comiendo (relativamente) bien, durmiendo… No es que estuviera en mi mejor forma, pero me podría salir una carrera bonita, volviendo a bajar de la hora y cuarenta minutos. ¡Por fin!

Y allí estaba, estirado cuán largo soy, en el patio de butacas del Isabel La Católica, disfrutando con el buen hacer de Joe Lovano y su saxo, meciéndome al ritmo de su cadencioso fraseo, cuando pensé que, en realidad, era mejor cambiar de propósito y acompañar en la carrera a mi hermano Jose, que debutaba en una competición atlética. Medias Maratones hay muchas. Correr con tu hermano, por las calles de tu ciudad… ¡quién sabe cuando volvería a repetirse!

Por tanto, podríamos decir que este domingo 7 de noviembre comenzó allá por el mes de julio, en Carchuna. Lesionado en el hombro, Jose no podía ni jugar al baloncesto ni nadar a crawl. Para no perder la forma del todo le quedaba, por tanto, correr. Y eso de correr no es algo que le gustara, precisamente. Cada dos o tres días hacíamos una ruta de 8 kilómetros. Llanita. Cómoda. Tranquila. Cuando nos salía bien, a 5 minutos el kilómetro.

Al volver a Granada, seguimos quedando algunos días para trotar. Pero alargamos el recorrido. Primero 10 kilómetros. 12, un poco después. Hasta que un sábado se planteó eso tan de hermanos de:

“- ¿Y si…?”

(En versión no censurada sería más bien “¿A que no hay cojones de…”?

Ir a Pinillos.

Hacer un Pinillos es lo que marca la frontera entre el trotar y el correr. Un Pinillos fue el primer recorrido que hice con los amigos de Las Verdes, hará ya tres años. Y por esos caminos preparé mi primera (y única) Maratón, con Javi. Hacer un Pinillos, desde Puente Verde, es cumplimentar unos 18 kilómetros, ida y vuelta. Parando a beber en esa gloriosa fuente salvadora del centro del pueblo, agua helada, agua milagrosa y reconfortante.

El primer Pinillos con mi hermano fue dantesco. Salimos un mediodía de septiembre en que el sol caía a plomo. El final se nos hizo eterno, teniendo que ir a beber hasta la Fuente de la Bicha para intentar evitar un soponcio.

El siguiente fue mejor. Tanto que le quitamos 10 minutos al recorrido. Y ahí fue donde surgió el siguiente “¿Y si…?”

– ¿Y si corremos la Media de Granada?

– ¡Quita, quita! Ni de coña. Imposible. De ninguna manera. Qué va. No creo que fuera capaz de terminarla…

Poco antes de las 12 de la mañana de hoy, y en una hora y cincuenta y dos minutos de tiempo real, Jose y yo girábamos para entrar al Complejo Deportivo Núñez Blanca. Y la pequeña Julia se soltó de Mamen para abalanzarse sobre su padre y su tío, que se aprestaban a entrar a meta. ¿Puede haber un momentazo mejor que ese?

Nuestro tiempo real, pelín menos 😀

Una buena carrera. Los dos primeros tercios, a cinco minutos el kilómetro. Clavados. Algo más en la parte de cuesta. Pero clavados la mayor parte. Hablando, riendo y bromeando. Chocando las palmas con los críos del camino, gritando a Manuel y el sorprendido Alejandro, recibiendo las cariñosas recriminaciones de Pedreira por no callar en todo el camino, saludando a los compañeros de Seguridad del Cubo y recibiendo los ánimos de Rigoletto o Pedro Enríquez. La feliz sorpresa de ver a May (que tiene un indisimulable pacto suscrito con Satanás) en la Gran Vía y de cruzarnos con Nurii y algunos compañeros de la Caja durante el recorrido.

En la salida y en la llegada, la sonrisa de Paqui, los ánimos de Néfer… muy intenso. Correr la Media de Granada es algo muy grande. Es nuestra ciudad, cerrada para nosotros. Las calles por las que vamos al trabajo, por las que regresamos a casa por la noche, en las que están esos bares que tanto nos gustan. Durante dos horas, ¡las calles son nuestras!

La parte final, eso sí, se nos hizo más dura. Cuando llegas al kilómetros 16, los kilómetros pesan, las piernas se cementan y cada paso, cuesta. Sobre todo, en el temible y traicionero Camino Bajo de Huétor. Pero no pasa nada. Da igual correr a 6 o a 6,30 el kilómetro. Lo importante es llegar y, al culminar el kilómetro 18 ya sabemos que sí. Que costará mucho. Pero que llegamos.

Y así lo hicimos. Allí estaban todos Los Verdes, comentando cada uno su carrera. Imperiales Javi Ruiz, que le ha quitado 4 minutos a su mejor marca, hace dos años en Granada. Y Mario, brutal y demoledor. El abrazo con Javi, Abel, Txomin, Onio, Víctor, José Manuel, Roberto… nos faltaron Antonio y José Antonio, por razones diversas, pero allí estuvimos casi todos. Con José Antonio, venido de Madrid, expresamente, para hacer esta media con tesón y pundonor.

Brindando con las imprescindibles Alhambras Especiales, con la sal seca del sudor aún incrustada en la piel, comentamos las anécdotas de las carreras, los buenos y los malos momentos… y comienzan de nuevo los inevitables, necesarios e imprescindibles… “¿ y si…?”

Será otra Maratón. Será Ronda. Será un Triatlon. Será. O no. ¿Qué más da?

Porque hoy ha sido es un día grande, colosal y memorable en que dos hermanos disfrutamos juntos de algo tan sencillo como es correr por nuestra ciudad.

Nada más.

Y nada menos.

¡Felicidades, Jose!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

GRAN MEMA

Con todo cariño, y para homenajear a esas decenas de amigos que no nos comprenden y piensan que somos unos memos por dedicarnos a correr casi todos los días, y encima sin sentido, bautizamos a la Media Maratón de Granada como la Gran MEMA. El domingo, entre las 10 y las 12 de la mañana, estaremos dejándonos la piel, los hígados y los intestinos por las calles de Granada, haciendo el recorrido que os dejamos ahí abajo. Con récord de participantes: más de 2.000. Entre ellos, un buen puñado de Verdes.

Aprovechamos esta Gran MEMA para hacer una encuesta, en la Margen Derecha, sobre lo que pensáis que significa correr. Hasta 3 respuestas podéis dar 😉

Si os animáis a echaros a las calles a animar, alentar y gritar a los corredores, debéis saber que, si todo va bien, vuestro seguro servidor irá avanzando a un ritmo de 4.45 minutos el kilómetro. Si todo fuera muy bien, iría más rápido. Y todo fuera normal, lo haría a 5 minutos el kilómetro. Y si la carrera se diera mal, pues por encima.

¡No dejéis de saludar!

Animaos a salir a las calles y a jalear y palmear a los corredores, que lo agradecemos mucho. Y es que ser MEMOS (Medio Maratonianos) también debe tener su recompensa.

🙂

Jesús MEMO Lens

HUEL-GA-NIVET

La columna de hoy de IDEAL viene inspirada por una ambulancia que el pasado miércoles no podía abrirse paso, a la altura de Correos, dado el follón de tráfico montado en el Centro de Granada, relacionada con la columna de la semana pasada.

Ya está liado el pifostio en Puerta Real, con la calle Ganivet cortada. Por obras, claro. Y la pregunta es: ¿era necesario?

Hace un par de años, cuando la crisis económica y financiera internacional se mostró en toda su crudeza, Obama emergió como el Mesías salvador que refundaría el capitalismo, embridaría a los poderes fácticos de Wall Street y devolvería el poder al pueblo. Paradójicamente y desde entonces, todas las elecciones celebradas en otros países de nuestro entorno capitalista han aupado al poder a las derechas, siempre más proclives a la desregulación y al libre mercado. Nada ha cambiado. Todo sigue igual. Salvado el sistema financiero, millones de personas han perdido su empleo mientras el estado del bienestar se nos va por el sumidero. ¿Es de extrañar, por tanto, que los directivos y los gurús de la economía especulativa y cortoplacista sigan siendo los reyes del mambo y hagan de su capa un sayo?

Es lo que tiene estar en el convencimiento de que, hagas lo que hagas, todo seguirá igual. Como nuestro alcalde, PP Torres, de vuelta a las obras teniendo al Ayuntamiento en la ruina, moroso perdido, con una cola de acreedores en la puerta de la Plaza del Carmen casi tan larga como la del paro.

Granada vive en el caos. Entre las obras del metro y el colapso de la circunvalación, circular en coche por las calles de la ciudad es un puro dislate, penitencia por los pecados cometidos en esta vida y alguna anterior. Los trabajadores de la Rober llevan varios viernes de huelga y los empleados de Inagra parecen abocados a empezar la suya dentro de poco. Los pagos pendientes del Ayuntamiento tienen estranguladas las economías de decenas y decenas de empresas, pero PP Torres va a agrandar las aceras de la calle Ganivet, una obra de importancia estratégica vital.

De importancia estratégica, por supuesto, para contentar a sus votantes del Centro, a los que dedica todo su cariño, desvelos e inversiones municipales. Con la que está cayendo, sólo a quién está muy seguro de repetir mandato se le ocurriría añadir una dosis más de insania a la locura colectiva que es esta Granada.

El Ayuntamiento parece gobernar para mayor gloria de su electorado cautivo, rico y céntrico, condenando al olvido a la Granada metropolitana y a la de los barrios populares y convirtiendo en una pesadilla el acceso a la ciudad para cualquiera que viva en el extrarradio. Pero, ¿hasta cuándo durará este estado de cosas? Por ejemplo, la Gran Vía agoniza en silencio, tras la marcha de varias dependencias de la Junta a los Mondragones. Muy bonita, rehabilitada y ancheada, por la Gran Vía ya no pasa nadie.

¿Es esta la inaccesible, caótica y fantasmal Granada que queremos? Porque los encastillamientos corren un riesgo: provocar el efecto rebote. Y el rebote, entre miles de granadinos, no es nada desdeñable.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.