Buenas, soy Emilio Calatayud. Me han venido a la cabeza los dictados del ‘cole’ de mi infancia. Por turno, los niños íbamos leyendo en voz alta una o dos páginas de un libro mientras el resto escribía en su cuaderno el texto. Así aprendimos los de mi quinta a leer y escribir, gracias a los dictados, sin pantallitas ni ‘na’.
Si no existen ahora, recomiendo que los recuperen. Además de para aprender a leer y escribir, también servían para acostumbrarse a hablar en público.
Deja un comentario